¿Cómo cree que será el mundo que nos espera a la salida de la crisis?
Seguramente será un mundo distinto. La aparición de epidemias asociadas al SARS-COV-2 posiblemente van a continuar durante los próximos años. Como sociedades tenemos un conflicto y es la aparición de noticias falsas, que pueden tornarse peligrosas y generar inestabilidad, más teniendo en cuenta que muchas veces autoridades y medios masivos contribuyen a esa propagación. La ciudadanía debe reclamar información confiable y actualizada, incluyendo datos precisos que vayan más allá de número de infectados (número de tests positivos, tipo de testeo realizado, rangos etarios de testeo, etc.).
El hecho de trabajar a distancia, permite que la educación, el rol de los docentes y de las instituciones educativas pueda influenciar fuertemente a la sociedad. Muchos contenidos educativos, sobre todo a nivel universitario, pueden ser impartidos de manera virtual y/o utilizando técnicas alternativas a la tradicional. Pero esta posibilidad trae un gran desafío: la existencia de una profunda desigualdad social y una dificultad para que estudiantes puedan acceder a herramientas tecnológicas y/o a conexiones de internet. Autoridades estatales y universitarias pueden tomar medidas para disminuir estas dificultades.
¿Cuáles serán los nuevos rumbos o decisiones que deberemos tomar?
Respecto a este interrogante, es indispensable desarrollar una estrategia que logre minimizar la inestabilidad o el impacto que producen las epidemias. Entre ellas la gradual virtualización de tareas incluyendo educación, evaluaciones, compras, y rendiciones. Continuar con prácticas de distanciamiento social.
De la mano de la salud se debe incentivar la realización de estudios y herramientas epidemiológicos incluyendo tests masivos y/o orientados población de riesgo, con herramientas informáticas de simulación y de seguimiento de contagios para planificar cuarentenas intermitentes, con una mejor evaluación de actividades que pueden liberarse de acuerdo a su riesgo y la factibilidad de protocolos adecuados. Además, se debe pensar en estudios sobre herramientas para mejorar la utilización de recursos sanitarios (vacunas, tests, etc.).
Finalmente será necesario atender con acciones específicas planificadas a zonas de alto riesgo, incluyendo áreas carenciadas y escuelas, incluyendo herramientas información geográfica para seguimiento y evaluación de redes de transporte, recursos hospitalarios cercanos, etc.