¿Cómo cree que será el mundo que nos espera a la salida de la crisis?
Tan complejo como antes pero con algunas características de diversa índole, más evidenciadas y visibilizadas: el importante rol socializador de la escuela, el atraso en el acceso a internet y a nuevas tecnologías, la fuerte voluntad humana de comunicarse, la importancia vital de contar con dirigentes que prioricen la vida, el colapso de un modelo socioeconómico occidental que necesita urgente revisión y reacomodamiento, los nuevos saberes y habilidades que se requieren en salud, educación y el mundo del trabajo, el riesgo de que se instale (como construcción inconsciente) que la "otredad" nos pone en riesgo y puede "infectarnos".
¿Cuáles serán los nuevos rumbos o nuevas decisiones que deberemos tomar?
Me ceñiré a mi campo de acción: la educación artística. Dice Rancière “el Arte provoca determinados recortes de la realidad material y simbólica y, por eso, el Arte es político”. La formación universitaria de educadores en arte debe estar más claramente orientada a enseñar a percibir, a ejercitar habilidades para discernir cuánto de discurso hegemónico hay en lo que enseñamos y aprendemos y cuán poderoso es el arte, hábilmente utilizado por los medios masivos, para reforzar ese discurso. Trabajar desde la argumentación y la acción, para reposicionar Arte y Cultura en su verdadero valor como constructores de identidad.