¿Cómo cree que será el mundo que nos espera a la salida de la crisis?
Creo que para responder ese interrogante debemos reflexionar justamente con otra pregunta: ¿Qué sucedería si la nueva normalidad tendiera a “desconcentrar” a las grandes ciudades? El contexto actual nos demuestra que la mayoría de las organizaciones han podido “deslocalizar” a sus empleados y están funcionando “online”. Hoy lo hacen desde sus minúsculos apartamentos en el centro de una ciudad enorme que los aleja de sus lugares de origen.
¿Qué pasaría si en adelante no necesitaran trasladarse a la gran ciudad para tener acceso a un trabajo igualmente atractivo? ¿Las grandes organizaciones estatales, privadas, los sindicatos, acompañarían una idea que sin dudas daría una mejor calidad de vida a la gran mayoría de la población? ¿Es posible pensar en políticas de estado que impulsen y apoyen esta deslocalización? ¿Estaríamos preparados para esto? ¿Podríamos medir el impacto social, económico y ambiental que esto significaría?
¿Cuáles serán los nuevos rumbos o decisiones que deberemos tomar?
Las grandes capitales se conformaron así porque todo gira en torno a la administración de la burocracia política y financiera que se desarrolla en ellas. Las fábricas de principios del 1900 se ubicaron cerca de los puertos, y eso impulsó la concentración de la población, y el modelo educativo se diseñó para ser funcional a todo esto.
El inicio de todo debe darse en reformular el modelo educativo para formar personas capaces de pensar fuera del esquema imperante. En él, somos exitosos si logramos acceder a una gran empresa (que no nos pertenece, ni nos representa, ni conoce nuestra cultura). También debemos reformular el concepto de éxito, permitiendo que existan tantas definiciones como diversidad de personas e intereses existen. Debemos enfocar el desarrollo de infraestructura hacia los puntos geográficos con potencialidad de desarrollo, fortaleciendo las economías regionales, impulsando la aparición, crecimiento y sostenimiento de las PyMes.