El proyecto que ya tiene un año de vida, comenzó con la puesta en marcha de una huerta orgánica a cargo de los detenidos que integran el Programa de adicciones. “Incorporamos las huertas como parte del tratamiento porque las plantas significan una forma natural y biológica de crecimiento ya que requieren atención y cuidado para dar su fruto y lo tomamos como analogía para el cuidado del cuerpo y para el trabajo en equipo y fortalecer las relaciones”, expresó Aymará Miner, egresada de la UNCUYO y miembro del Programa de Adicciones del Servicio Penitenciario Provincial.

En esta nueva etapa de financiamiento, el equipo busca fortalecer el proceso que comenzó el año pasado incorporando de manera progresiva la elaboración de productos.  De esta manera “queremos integrar a las familias de los internos para generar un espacio de intercambio reflexivo y productivo de terapia para el tratamiento de consumo problemático de sustancias” explicó Laura Foschi, coordinadora del Proyecto.

El equipo trabaja sobre un “modelo de reducción de daños y riesgos apostando a la abstinencia total, teniendo en cuenta los factores que propician el consumo como condiciones familiares dificultosas, deserción escolar, abandono del estado con la persona, entre otras” agregó Aymará. Pedagógicamente se parte del aporte disciplinar y del trabajo conjunto de estudiantes, docentes y egresados de las Facultades de Ciencias Agrarias y Ciencias Políticas y Sociales, y de la Universidad J.A.Maza; INTA, las organizaciones sociales KÜME y el ARCA y los detenidos del Penal.

 La dinámica del proyecto consiste en talleres de hortalizas y salud, nutrición, huerta,  producción de plantines de flores y hortalizas en los que se producen intercambios realmente interesantes. Además producen plantines y huertas verticales utilizando hidroponía.  “Los detenidos ponen en práctica conocimientos que traen de la vida y se contrastan con los aportes de los estudiantes, esto les permite conocer otra forma de producir y medios para generar sus propios ingresos”, además de aprender a controlar los altibajos emocionales que genera la abstinencia, agregó Laura.

En este sentido, Marcelo Garay, jefe de módulo del Servicio Penitenciario, afirmó que “ha bajado el nivel de violencia con el que se manejan porque hacen catarsis a través de las plantas, los chicos han cambiado la actitud para relacionarse con los demás y hacia ellos mismos”.

Esta iniciativa forma parte de la 8va. Convocatoria de los Proyectos Mauricio López y se ejecutará hasta el 15 de noviembre de este año. Para más información, comunicarse al 4135000 int. 3011/3076 o enviar un correo electrónico a proyectosml@uncu.edu.ar