Construyendo la escuela
Luego de haber viajado aproximadamente 30 minutos hacia Jocolí (Lavalle), se puede observar, al llegar, una casa grande, tipo chalet (ahora parte de la escuela) y a personas organizadas en grupos, realizando distintas actividades en un predio que antes (allá por los 70) solía ser una finca que no dio frutos. No es un dato menor saber que quienes la compraron en aquél entonces no eran de la comunidad.
Afuera de la escuela, se puede ver una olla con verduras dispuesta sobre una hornalla de barro, al lado de ella un largo mesón esperando a lxs aproximadamente 60 comensales que tras un taller de género realizado en la escuela, se pusieron (literalmente) manos a la obra a eso de las nueve de la mañana para retomar las tareas de construcción. Al avanzar un poco sobre el predio, nos encontramos con un grupo de chicxs haciendo varios pozos para plantar algunos frutales que, según Luis, de la regional de la UST de Valle de Uco, "servirán de adorno pero también lo pensamos desde lo productivo, entonces los plantamos cerca de las construcciones para que nos den sombra y frutas". En esa misma actividad también estaba participando Jesús, de la organización San Antonio que se encuentra al norte de Lavalle. Sus padres pertenecen a la UST y eso lo motivó a querer participar como alumno de la escuela. Luego de explicar las actividades que se realizan los días de cursado, asegura que el aprendizaje más enriquecedor para él ha sido aprender a "convivir en grupo y estar organizado". También aprendí a no quedarme callado y empezar a hablar, porque cuando llegué era muy tímido y todos se pensaban que no hablaba (mientras se ríe) pero cuando me conocieron la voz me decían que podía ser locutor.
Entre otras actividades (casi siempre en un clima de juego) también se podía ver a un grupo de chicxs haciendo la puerta de un gallinero hecho con cañas, que también será parte de la granja de la escuela. Caminando unos metros más, y como se sostiene en el proyecto, van concluyéndose algunas construcciones realizadas a partir de técnicas que combinan la autosustentabilidad con técnicas ancestrales de construcción con la utilización de materiales ecológicos. "A las aulas las pensamos de forma exagonal para que las clases de den de forma circular y de esa forma educadores y compañeros puedan verse la cara", nos comenta Montse , encargada de la arquitectura sustentable de las aulas desde la tecnología social.
Más adelante, otro grupo realizaba un pozo para producir un sistema de filtración de aguas grises a partir de la incorporación de diversas plantas y de esa forma poder recuperar agua de los baños para el riego. Siempre buscando la utilización de todos los recursos naturales que estén al alcance para poder luego reutilizarlos. "Venimos a la escuela durante una semana por cada mes. Es esa semana tenemos clases de distintas materias, y los viernes nos organizamos para trabajar colectivamente en la escuela. Tenemos coordinadorxs que ya tienen derivadas las tareas pero nosotrxs elegimos en qué tarea participar. En nuestro caso nos ha tocado hacer barro para las construcciones." comenta Adelina, quien proviene del departamento de San Martín.
Aproximadamente a las 12:30 se comienza a sentir el aroma del almuerzo, casero, agroecológico, también fruto del esfuerzo de campesinos que tratan de hacer otro tipo de producción y tener otra cultura alimentaria. En ese momento también empiezan a sentir el sabor del logro colectivo.
La construcción colectiva puede ser vista muchas veces como algo lejano, no sólo en la construcción de las ideas, sino también en lo pragmático. Es por eso que en algunas ocasiones pueden resultar más llamativos o atractivos aquellos procesos donde se imponen estructuras jerárquicas en las tomas de decisiones. En consecuencia, los procesos colectivos que tienen como fin la auto-organización (la mayoría de las veces lentos porque implican otras lógicas) terminan siendo ninguneados o no tenidos en cuenta, porque claro, lo que importa es el "resultado inmediato".