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En la UNCUYO se presentó el Colectivo Historias Desobedientes Mendoza

El martes 15 de agosto en la Biblioteca Central se llevó adelante la presentación del Colectivo Historias Desobedientes Mendoza, donde hijos e hijas y familiares de genocidas relataron su historia de vida.

imagen  En la UNCUYO se presentó el Colectivo Historias Desobedientes Mendoza

Historias Desobedientes es un colectivo que relata las memorias de familiares de perpetradores de crímenes de lesa humanidad en Argentina. Por medio de este, sus integrantes, encontraron la forma para enfrentar los mandatos familiares, tabúes, mentiras y silencios.

En esta actividad se contó con la presencia del Vicerrector de la UNCUYO, Mgtr. Gabriel Fidel y los miembros del equipo del Programa de DDHH, Leandro Ortega y Rodrigo Touza. Además como representantes del Colectivo Historias Desobedientes Mendoza estuvieron presentes Leonardo Miranda, Nahuel Funes y Lucila Castro, así mismo como invitada especial participó Verónica Estay Stange, presidenta del Colectivo Historias Desobedientes de Chile quien además presentó su libro “La resaca de la memoria”. En el mismo narra su historia, la de una niña, hija de sobrevivientes exiliados y al mismo tiempo sobrina de uno de los victimarios emblemáticos de ese período.

Leonardo Miranda abrió la charla con una pequeña presentación expresando que “Somos el capítulo Mendoza, de Historias desobedientes, una organización que está en toda la Argentina y que también se va propagando en otros países porque tenemos una historia común que es todo lo que significó la década del 70 y el 80 con los procesos de dictadura y de golpes de estado en nuestro continente. Siempre decimos que hoy la historia nos encuentra en estos espacios pudiendo hablar con la frente alta respecto de nuestro posicionamiento dentro de nuestras familias y creemos que es un espacio necesario, creemos que hay una necesidad histórica de estar todo el tiempo poniendo en vigencia el ejercicio de la memoria”  Por otro lado, agregó Leonardo:  “tenemos una historia muy particular que es la de ser hijos, hijas o familiares de genocidas y represores, es el lugar que no elegimos, que nos tocó, lo que si elegimos fue desobedecer”.

En Argentina, hijos/as y nietos/as de policías y militares que fueron denunciados y procesados por cometer crímenes de lesa humanidad crearon este Colectivo que ha impulsado el reclamo de verdad y justicia al reafirmar que sus padres y abuelos son genocidas que nunca se han arrepentido de lo que han hecho. 

El objetivo de este trabajo es analizar las acciones personales y colectivas de estos actores para desvincularse de sus progenitores, así como los debates políticos, jurídicos y académicos que ello ha generado en la escena pública. A partir del examen de situaciones sociales y de testimonios públicos se reflexiona sobre la manera en que sus acciones han cuestionado las memorias familiares y el legado social de los perpetradores.

Historias desobedientes es un claro ejemplo para ilustrar la frase “lo personal es político”, Leonardo lo expresa con sus palabras cuando comenta por lo que pasan  cuando comienzan a  tomar posición: “se va debilitando el vínculo familiar. Porque este acto de desobediencia, de romper el mandato, el silencio en contra del padre también es en contra de los hermanos y hermanas que se quedan haciendo ese bloque a favor del progenitor. Terminás en contra de amigos y en contra de todo el círculo en el que yo particularmente viví toda mi vida. Entonces hay algo de extranjería en la desobediencia. Hay un sentirse ajeno, abandonar un lugar que es el confort de la familia y empezar a transitar otros espacios”. Y continúa con una reflexión: “He tenido muy presente estos días a la Bersuit Vergarabat, esta banda tiene un tema que dice: «yo veo al futuro repetir el pasado, veo un museo de grandes novedades ». Es tremendo, porque pasa hoy, me refiero por ejemplo a la candidata a vicepresidenta más votada de la provincia, ella es negacionista. Está claramente negando los acontecimientos de la dictadura, las desapariciones de las cuales mi padre fue parte, por ejemplo la de un estudiante de medicina de esta universidad... Entonces digo, este esfuerzo que estamos haciendo nosotros porque es nuestra intimidad también y esta exposición no tiene que ver con el pasado. Tiene que ver con lo que nos puede llegar a suceder y con lo que nos está empezando a suceder en estos tiempos. Y ese negacionismo es tremendamente peligroso porque empieza a crearse un clima de época y un ideal de justificación de ciertas cosas, es decir: veo al futuro repetir el pasado”. 

 

Estar en contacto con estos testimonios y las acciones de un grupo de hijas e hijos y nietos de victimarios, nos introduce, como sociedad, en un campo hasta ahora poco explorado: las memorias intergeneracionales de los herederos de los perpetradores de crímenes de masa. En otras palabras, permite explorar la incidencia que sus narrativas y actividades públicas han ejercido en procesos memoriales más amplios. Este tipo de aproximación resalta el carácter procesual de la memoria, entendida como un conjunto de acciones y de narrativas cambiantes -en vez de un receptáculo, producto o concepto estático-, que depende en gran parte de la activación de la transmisión intergeneracional por parte de ciertas personas en contextos históricos particulares.

Luego de la charla del Colectivo se presentó el libro “La resaca de la memoria” de Verónica Estay Stange, como hija de sobrevivientes, es vicepresidenta de la Asociación de ex presos políticos chilenos en Francia, y al mismo tiempo, como sobrina de un responsable de crímenes de lesa humanidad, es integrante y coordinadora del colectivo Historias desobedientes-Chile, en cuya fundación participó. Verónica hizo una introducción, con libro en mano, donde expresó que trata de rendir (en el libro y en la presentación) homenaje a las víctimas del Golpe, que en Chile ya se cumplen de 50 años, “y que en la situación actual que está viviendo Argentina, no se cual será el destino de este libro pero espero, simplemente, que contribuye a que la resaca no se acompañe de amnesia”.

El Vicerrector de la UNCUYO brindó unas palabras a modo de cierre, respecto al rol de la Universidad como defensora de la Democracia, “no existe la posibilidad de democracia sin derechos humanos, y solo hay defensa y protección de los derechos humanos en un contexto democrático y de estado de derecho”. Y continuó “hay que hablar del Estado de derecho, porque cuando uno habla de este tema puede traspasar las fronteras, independientemente del espacio político al que pertenezcamos. Lo bueno de la vuelta de la democracia es que más allá de aciertos o errores, es que hubo una comprensión de esos valores, esos principios republicanos que tienen que ver con la defensa de la ley y el estado de derecho”. Y finalizó explicando que la fórmula para “trabajar juntos es no buscar incomodar al otro sino pensar en lo que nos une. Ese es nuestro deber. Tratemos de encontrar lugares comunes, animarnos  a acercarnos y dialogar”.

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