Por ello, existen dentro del proyecto diferentes propuestas (apoyo escolar, alfabetización para adultos, talleres de educación sexual, violencia de género, derechos, nutrición) que intentan reforzar el trabajo comunitario llevado a cabo por diferentes actores sociales de la zona. La mayoría de las actividades son realizadas por mujeres que viven en la comunidad.

Al ser la educación popular la metodología utilizada para desarrollar el proyecto, quienes lo ejecutan hacen un fuerte hincapié en el facilitamiento de herramientas y conocimientos que les permita fortalecer saberes de la comunidad. A su vez, se intenta generar un aporte de trabajo comunitario que tienda a la transformación paulatina de las condiciones de vida de los y las habitantes del lugar. 

Un claro ejemplo de ello es la creación de huertas orgánicas en varias casas de los y las vecinas. "Estos talleres han generado un efecto positivo en los niñas y niñas de la comunidad porque han cambiado la forma de expresarse y de relacionarse", afirmó Julio Herrera, referente de la comunidad y quien viene trabajando en ella desde hace seis años colaborando con un merendero.

"En los talleres se enfoca la educación para fomentar que los chicos y chicas pasen de año, y también le damos talleres de alfabetización a sus padres, taller de educación popular con las madres, taller literario para niños y de nutrición articulado con el de huerta para que puedan tener una alimentación más adecuada", comentó Janet Grossi, tallerista y estudiante psicología.