Hacia el año 2008 se calculaba que alrededor del mundo habían conectados más dispositivos que personas: este hito marcó el inicio de la era del Internet de las Cosas (IoT), un fenómeno que sigue creciendo y que, dentro del contexto tecnológico actual, despertó el interés de investigadores de la Facultad de Ingeniería, preocupados por el diseño de sistemas de hardware orientados a evitar que intrusos tomen posesión de los datos que brindan ciertos dispositivos y se apropien de ellos con fines dudosos.
En ese camino de indagación, el equipo concluyó que una alternativa son los dispositivos de lógica programable: hardware que se puede programar, o sea, más confiable. “La seguridad del software por sí sola no es suficiente, especialmente cuando un producto conectado a la red es accesible para los usuarios, lo que hace que todo el sistema sea vulnerable. La defensa contra estas amenazas requiere componentes que garanticen la seguridad del hardware, del diseño y de los datos. Los Field Programmable Gate Arrays (FPGA) proporcionan herramientas que permiten proteger los productos de hardware en redes accesibles al usuario”, explicó el director del proyecto, Osvaldo Marianetti, quien es docente de la cátedra Arquitectura de Computadoras de la licenciatura en Ciencias de la Computación en Ingeniería.
Una alternativa segura para un fenómeno que crece
Cuando se habla del internet "de las cosas", se está haciendo referencia a la conexión de internet más con objetos que con personas. "Por ejemplo -introduce Marianetti-, si yo me dedico a la industria del vino y tengo un socio con una viña en España yo puedo saber cuál es la temperatura de una parcela de tal viñedo en cualquier momento y en mi celular consigo esa información. Todo esto a partir de que hay un dispositivo colocado en esa zona que permite la conexión. Ya no estamos hablando de conexiones entre hombre-computadora o computadora-computadora sino que a ese sistema le hemos agregado elementos que tienen la capacidad de dar información de variables físicas en forma cercana al tiempo real".
Hay una gran utilidad en los dispositivos que por su inteligencia pueden desarrollar alguna acción por su cuenta, sobre todo para aquellas personas con alguna discapacidad que puedan precisar el control de ciertas variables de una vivienda. "Mediante un sensor de luz yo podría cerrar la ventana, apagar la luz o prenderla, puedo cerrar las cortinas y también abrirlas en función de la temperatura -enumeró el investigador y agregó-, “incluso, se podría pensar en un medidor de temperatura, o de la frecuencia cardíaca”, evidenciando cómo este fenómeno se ha ido ampliando a otras áreas, como la salud, por ejemplo.
A su vez, una de las características del IoT es que precisa de un tipo de conexión inalámbrica, las cuales son las más fáciles de hackear, o sea, que algún intruso puede acceder a la información y apropiarse de ella. “Se han hackeado televisores, computadoras donde se toma la cámara de un televisor Smart tv que está conectado y se usa esa cámara para espiar. Lo más común que suele suceder cuando uno va a ejecutar alguna aplicación es que siempre nos preguntan si permitimos el acceso a determinadas partes del dispositivo. Así le damos acceso a la cámara, al micrófono y muchas veces si la aplicación no está cerrada ese micrófono está escuchando, absorbiendo información”, puntualizó.
Por eso, los investigadores consideran que es preciso contar con un sistema de seguridad que proteja todo el proceso, para asegurar que los datos lleguen a destino sin ningún inconveniente. "Nosotros, por medio de los dispositivos FPGA podemos diseñar el procesador con las instrucciones, los requerimientos con los dispositivos de entrada y salida necesarios, y la aplicación solicitada, para que no queden recursos disponibles que alguna aplicación intrusa pueda usar”, asestó el investigador.
De cómo investigar, enseñar, y vuelta a empezar
“Dispositivos de lógica programables como alternativa de solución en problemas de seguridad en internet de las cosas” se llame el proyecto que impulsó el plantel docente de Arquitectura de Computadoras, integrado también por Pablo Godoy (co-codirector del trabajo), Ernesto Chediack y Daniel Fontana. A medida que avanzaron, presentaron la investigación en congresos conversatorios con referato, en Argentina y en el extranjero, donde estaban presentes evaluadores externos que validaron lo investigado.
El equipo recibió financiamiento de la Secretaría de Relaciones Internacionales, Investigación y Posgrado (SIIP). “Lo que adquirimos con los subsidios fueron los sensores para hacer las pruebas y módulos con conexión Wifi, algún procesador para hacer comparativas, para ver que lo que estábamos haciendo se parecía a lo que ya estaba hecho en otra plataforma y algo de bibliografía”, relató Marianetti. Además, aclaró que la situación de pandemia no conllevó retrasos para la investigación. “Lo que nosotros teníamos eran dispositivos que uno los lleva, son portables. Lo único que necesitábamos era conexión a internet”.
Finalmente, adelantó que el siguiente paso será volcar en las aulas todo el conocimiento alcanzando: "para esta convocatoria de la SIIP ya tenemos planteado un proyecto de investigación distinto, en el que vamos a trabajar con estudiantes”, concluyó.