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Dificultades estructurales, estereotipos e inequidades desalientan las carreras científicas de mujeres y niñas

Cada 11 de febrero se celebra el Día de las mujeres y las niñas en la ciencia. Políticas activas en igualdad y carreras con perspectiva de género son claves para promover vocaciones científicas en niñas y adolescentes, sostuvo la secretaria de Investigación, Internacionales y Posgrado de la UNCUYO, Teresa Damiani.

imagen Dificultades estructurales, estereotipos e inequidades desalientan las carreras científicas de mujeres y niñas

Fuente: Unidiversidad

Desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas lo estableció en diciembre de 2015, cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia. Buscan concientizar sobre la desigualdad que existe en el sector y habilitar oportunidades para promover el acceso y la permanencia de la población femenina en carreras científicas. La secretaria de Investigación de la UNCUYO, Teresa Damiani, resalta la importancia de sostener políticas de igualdad de género porque aún "existe el techo de cristal y es difícil atravesarlo".

La igualdad entre hombres y mujeres sigue siendo prioridad en las agencias de ONU y es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que plantearon para 2030. En su punto 5 explican que hay algunos avances, pero el mundo está lejos de alcanzar la igualdad de género, un derecho humano fundamental y pilar esencial de “un mundo pacífico, próspero y sostenible”. El apoyo a las jóvenes, su capacidad y su educación es una prioridad para la Unesco, que en 2024 organiza el evento “Cerrar la brecha de género en la ciencia: organizar la acción”.

Sucede que, como en otros ámbitos, son marcadas las diferencias que contribuyen a la desjerarquización de las mujeres, que no tienen las mismas posibilidades ni oportunidades que los varones para desarrollar vocación científica o proyectar una carrera en ese ámbito. De hecho, en nuestro Conicet, por ejemplo, no ascienden profesionalmente en la misma medida que los varones. Allí son la mayoría en los niveles iniciales, pero van disminuyendo a medida que ascienden en el escalafón —y, por lo tanto, en responsabilidad y salario—. En 2019 eran el 61,3% en la categoría de investigadoras asistentes, pero solo el 24,5% de investigadoras superiores.

“Las científicas argentinas perciben menor financiamiento y tienen mayores dificultades para publicar sus trabajos en revistas de prestigio que sus pares varones”, afirma un estudio del CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento). El informe, titulado “Mujeres STEM: cómo romper con el círculo vicioso”, explica que en 2019, las mujeres recibieron el 59% de las becas financiadas por el Conicet, pero en términos generales las investigadoras reciben 25% menos recursos que sus colegas varones y publican menos artículos en revistas científicas de calidad y con visibilidad nacional e internacional.

En la UNCUYO, por ejemplo, las mujeres son la mayoría de las estudiantes en todas las facultades salvo en dos relacionadas con las ciencias STEM —ciencia, tecnología, ingeniería y matemática por sus siglas en inglés—. Se trata de Ingeniería y del ITU (Instituto Tecnológico Universitario).

 

Políticas de igualdad

Este aspecto llama particularmente la atención de la secretaria de Investigación, Internacionales y Posgrado de la UNCUYO, Teresa Damiani. Si bien es evidente que hay cambios generacionales, hay grandes deudas por saldar. Refirió particularmente al sector STEM, donde la demanda laboral va en aumento, los salarios son altos y las oportunidades de desarrollo son mayores, pero las mujeres son absoluta minoría.

“El techo de cristal existe y es difícil atravesarlo”, sostuvo Damiani. Para que las mujeres destacadas en ciencias no sean la excepción, “son necesarias políticas activas que reduzcan la brecha de género y generen igualdad de oportunidades”.

Además, resaltó la importancia de que exista el Día de las mujeres y las niñas en la ciencia para inspirar a otras mujeres y niñas a elegir la carrera científica como medio de vida y opción laboral. Las experiencias de la población feminizada en la carrera de investigación son diversas. Destacó que hay dificultades estructurales, miedos basados en estereotipos e inequidades en las oportunidades cuando enfrentan una carrera tradicionalmente masculina.

La secretaria resaltó que son diversos y variados los obstáculos que enfrentan mujeres y niñas al elegir una carrera científica. Producto de los estereotipos arraigados en el imaginario popular, a veces ellas mismas no ven en esa profesión un posible futuro. Pero también sucede que “el lenguaje, el ambiente y los desafíos que se presentan estas carreras están diseñados sin perspectiva de género, no son inclusivos con mujeres y niñas, y las desalientan a elegir esas carreras”.

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