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Un informe de la UNESCO recomienda un refuerzo de la inversión en ciencias frente a la multiplicación de crisis

El Informe de la UNESCO sobre la Ciencia muestra la evolución del sistema de apoyo a la ciencia, la tecnología y la innovación a lo largo del tiempo en todo el mundo. En su presente séptima edición examina cómo los países están utilizando la ciencia para construir un futuro inteligente, tanto en el plano ecológico como en el digital.

imagen Un informe de la UNESCO recomienda un refuerzo de la inversión en ciencias frente a la multiplicación de crisis

El gasto en ciencias a escala mundial aumentó un 19% entre 2014 y 2018, en tanto que el número de investigadores se incrementaba en un 13,7%, una tendencia aún más acentuada con la crisis de la COVID, según la nueva edición del Informe de la UNESCO sobre la Ciencia, publicado hoy.

Sin embargo, estas cifras ocultan importantes disparidades: solo dos países (Estados Unidos y China), son responsables de casi dos tercios de esa progresión (63%), en tanto que cuatro de cada cinco países van muy por detrás e invierten menos de 1% de su producto interior bruto en investigación científica. Por lo tanto, el paisaje científico sigue siendo un paisaje de las grandes potencias, según el Informe.

Publicado cada cinco años y titulado « The race against time for smarter development » [La carrera contra el reloj para un desarrollo más inteligente], el informe presenta una panorámica de la ciencia y las políticas científicas. 

La inteligencia artificial y la robótica son áreas particularmente dinámicas, según el Informe, que destaca que solo en 2019 se publicaron casi 150.000 artículos al respecto. La investigación relativa a la inteligencia artificial y la robótica se ha disparado en países de ingresos medios y bajos, que contribuyeron con el 25,3% de las publicaciones sobre este tema en 2019, frente a solo 12,8% en 2015. En los últimos cinco años, más de una treintena de países han adoptado estrategias específicas al respecto, entre ellos China, Estados Unidos, la Federación de Rusia, India, Isla Mauricio o Viet Nam.

Por el contrario, hay ámbitos decisivos de la investigación que sin embargo atraen inversiones mucho menores. Así por ejemplo, en 2019 la investigación sobre la captación y el almacenamiento de carbono dieron lugar únicamente a 2.500 artículos, 60 veces menos que la inteligencia artificial. Y en seis de los diez países más especializados en ese ámbito, la temática está en neto retroceso (Canadá, Francia, Alemania, Países Bajos, Noruega y el actual líder, Estados Unidos). Del mismo modo, el campo de las energías sostenibles también está insuficientemente explorado, ya que en 2019 representó únicamente el 2,5% de las publicaciones mundiales.

Así pues, queda un largo camino por recorrer para que la ciencia pueda aportar todo su potencial al desarrollo sostenible. Es esencial actuar para que la ciencia tenga a su disposición las herramientas que precisa. 

Sin embargo, aunque en los últimos cinco años la cooperación científica ha progresado, solo  son resultado de ella una de cada cuatro publicaciones. Además, pese al formidable aliento colectivo al que dio lugar la lucha contra la COVID-19, en buena parte del mundo persisten numerosas trabas que continúan obstaculizando la investigación.

Por ejemplo, más del 70% de las publicaciones continúan estando ampliamente inaccesibles para la mayoría de los investigadores. El informe documenta esfuerzos para derribar estas barreras, fuente de desigualdad e ineficacia y preconiza para ello modelos nuevos de circulación y difusión del conocimiento científico.

La UNESCO trabaja en ello y desde 2019 prepara un instrumento normativo mundial en pro de la ciencia abierta. Si el texto se adopta en la próxima reunión de la Conferencia General de la UNESCO, en noviembre de 2021, esta Recomendación brindará a la comunidad internacional una definición y un marco comunes para desarrollar la tan necesaria ciencia, más transparente, más integradora y más eficaz.

El Informe muestra también hasta qué punto es necesario que la ciencia sea más diversa y que asocie en su desarrollo al conjunto de la humanidad. En este sentido, el Informe recoge el hecho de que en el mundo solo un tercio de los investigadores son mujeres. Aunque la paridad de género es casi total en ciencias de la vida, es algo todavía muy lejano en otros muchos ámbitos científicos prometedores. Por ejemplo, las mujeres representan únicamente el 22% de los efectivos empleados en inteligencia artificial; una traba que no es únicamente actual, sino también futura, porque no podemos dejar que la ciencia del futuro reproduzca o incluso amplifique las desigualdades de la sociedad.

El Informe estima que la ciencia debe congregar a toda la humanidad para hacer frente a los desafíos actuales y por venir; sus autores ven en ello un desafío esencial para que la sociedad recupere la confianza en la ciencia y, como aliada indispensable para lograrlo, preconizan la vulgarización científica.

El texto recuerda también que la ciencia contribuye cada día a moldear el mañana, por lo que resulta indispensable contar con políticas científicas ambiciosas para alcanzar la sostenibilidad, un objetivo colectivo.

El Informe de la UNESCO sobre la Ciencia presenta cada cinco años las tendencias mundiales más actuales en materia de gobernanza científica. La última edición, redactada por 70 autores de 52 países, agrega datos relativos al gasto en ciencia, al personal y las publicaciones científicas o a las patentes y examina los progresos logrados en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible fijados por las Naciones Unidas para 2030 y el rápido progreso de la cuarta revolución industrial. También estudia el impacto de la pandemia de la COVID-19 en la investigación y la innovación mundiales.

El Informe de la UNESCO sobre la Ciencia es posible gracias al generoso apoyo de la Fundación Ipsen.

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