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UNCUYO y CCT avanzan en un proyecto de integración científica

Autoridades de ambas instituciones trabajan de forma conjunta para poner en marcha un laboratorio exclusivo de investigación, dotado con equipamiento de alta complejidad. Funcionará en un espacio reacondicionado de la Facultad de Ciencias Agrarias.

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UNCUYO y CCT avanzan en un proyecto de integración científica

La alianza y cooperación entre la Universidad Nacional de Cuyo y el Centro Científico Tecnológico (CCT) sigue dando frutos. Así lo evidencia un novedoso proyecto para la puesta en funcionamiento de un laboratorio exclusivo de investigación, ubicado en el predio de la Facultad de Ciencias Agrarias, donde ya funciona el Instituto de Biología Agrícola de Mendoza (IBAM) —organismo de doble dependencia UNCUYO CONICET—. 

La iniciativa apunta a hacer eficiente el uso de infraestructura, equipamiento y personal de ambas instituciones, para resolver problemáticas propias del medio y una oferta de amplios servicios para la comunidad científica y la sociedad en general. "Se trata de un avance de carácter científico, en un espacio que se ha puesto en condiciones, y con equipamiento de alta complejidad que puede ser utilizado por investigadores del IBAM, del CCT y de Ciencias Agrarias", explicó la rectora Esther Sánchez. 

La Rectora destacó que es un tarea de integración importante y de gran impacto, que posibilita que los investigadores puedan lograr proyectos más ambiciosos que los que probablemente alcanzan de modo individual o por separado. "Implica un cambio de paradigma respecto de cómo trabajar en ciencia y técnica, porque estamos trabajando instituciones que están involucradas, que de larga data deberían estar trabajando en conjunto y que hoy se transforma en una realidad con esta propuesta", subrayó.

En tanto que, el director del CCT Fidel Roig indicó que pretenden que sea un centro de convergencia de la investigación científica con una participación muy importante del CONICET. “Nosotros apoyamos esa permanente integración para poder ayudarnos en una comunidad que trabaja en dar soluciones comunes o soluciones que son comunes en la sociedad de Mendoza”, recalcó.

Roig también puso énfasis en la importancia de "agrandar" la relación que tienen estas instituciones. “Muchas acciones que se vienen realizando, y que en esta gestión se vienen canalizando, apuntan a tener un vínculo entre las comunidades que provienen del CONICET y de la Universidad, que en muchísimos casos son la misma, porque muchos profesores de la Universidad son investigadores del CONICET”, detalló. Y agregó: “Construir espacios de trabajo comunes, ayudarnos mutuamente en empoderar nuestros organismos y personal, ayuda no solo para mejorar todo el aspecto del desarrollo de la ciencia, la innovación y el conocimiento en nuestra región, sino también en la formación de recursos humanos para que tengan una posibilidad de mayor capacitación y futuro en sus carreras profesionales. Esa es una integración que tratamos de sostener y profundizar con proyectos de diferente índole”. 

En coincidencia con lo dicho por estas autoridades, la decana María Flavia Filippini ponderó el fuerte vínculo que existe entre la Facultad y el CONICET, principalmente, a través del IBAM. “Hay una interacción muy profunda, es un cambio cultural importante. Se viene trabajando desde el 2018 muy fuertemente para integrar las dos instituciones —como parte de una política que ambas se han propuesto—y nos ha ido muy bien en muchos aspectos. Esto nos fortalece”, resaltó.

De la reunión también participaron Ricardo Masuelli, director del IBAM; y María Teresa Damiani y Rodrigo Javier López Plantey, secretarios de Investigación Internacionales y Posgrado, del Rectorado y de la Facultad, respectivamente.

 

Algunos detalles de la obra

Son más de 400 metros cuadrados reutilizados que desde el año pasado se están reacondicionando para la puesta a punto de un espacio que contará con las condiciones adecuadas de seguridad e higiene para el personal y el equipamiento tecnológico.

La obra consta de un espacio de uso múltiple abierto a cualquier/a investigador/a, incluso para ofrecer servicios a otras empresas; un laboratorio de biología molecular de alta complejidad; un laboratorio de análisis químico, principalmente química verde; y un sector de cromatografía con dos equipos que adquirió la Casa de Estudios. “Estamos ahora construyendo toda la estructura de cómo va a funcionar orgánicamente, pero la obra está avanzada”, argumentó López Plantey.

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