La Universidad Nacional de Cuyo reconoció con el título de Doctor Honoris Causa a cuatro de los letrados que concretaron el histórico juicio a las Juntas Militares de la última dictadura cívico-militar, Ricardo Gil Lavedra, Jorge Valerga Aráoz, Guillermo Ledesma y León Arslanian.
Lo hizo hoy, 30 de octubre, precisamente a 40 años de las elecciones presidenciales que pusieron en marcha la vuelta a la democracia en el país. Entre los motivos del reconocimiento, se señaló el invaluable aporte político-cultural que representa para la democracia moderna y para la historia universal la concreción de este juicio. Con esta iniciativa —originada por pedido del consejero superior Leonardo Camacho—, la casa de estudios también busca profundizar el diálogo con organizaciones e instituciones de DDHH de la región, instando a construir con ellas una agenda de trabajo conjunta.
La sala mayor de la Nave UNCUYO fue el escenario elegido para entregar la máxima distinción. Allí se reunieron autoridades y miembros de la comunidad universitaria e invitados especiales. La rectora Esther Sanchez y el vicerrector Gabriel Fidel encabezaron la mesa académica, y entre el público se encontraban los electos gobernador y vicegobernadora, Alfredo Cornejo y Hebe Casado; la presidente provisional del Senado, Natacha Eisenchlas; el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Dalmiro Garay, los ex gobernadores Arturo Lafalla, Julio Cobos y Celso Jaque, los intendentes Ulpiano Suarez, Tadeo García Zalazar y Flor Destéfanis; la senadora Claudia Majul; los legisladores Andrés Lombardi, Daniela García; autoridades y representantes de organismos de DDHH, junto con rectores y representantes de universidades nacionales y locales. La ceremonia con todos los discursos se transmitió en vivo por Señal U Académico, y puede revivirse en este link.
La palabra de las autoridades universitarias
Como responsable del Área de Derechos Humanos de la UNCUYO, el vicerrector Gabriel Fidel dijo que en este reconocimiento la Universidad reafirma su compromiso con la defensa, promoción y plena vigencia de los derechos humanos: "Nunca más a las torturas, desapariciones, abusos sexuales, robos de bebés, nunca más al exterminio del contrincante, nunca más al genocidio. Elegimos la paz, elegimos la justicia, elegimos la verdad, la convivencia, el respeto y la democracia y los derechos humanos como un plan fundamental de la sociedad argentina y reivindicamos la lucha por la memoria, la verdad y la justicia a lo largo de estas últimas cuatro décadas".
"Hoy es un hito histórico. Creemos que como Universidad tenemos la obligación de reconocer a quienes fueron los protagonistas, los héroes que tuvieron la valentía de llevar a cabo estos juicios. Es un honor y un privilegio que formen parte de la Comunidad de la Universidad Nacional de Cuyo y en nombre de ella los felicitamos con profunda emoción y les agradecemos por su ejemplo de compromiso, ética y coraje", enfatizó la Rectora.
Además de señalar que estos magistrados fueron los primeros del mundo en juzgar a los líderes de una dictadura militar por crímenes de lesa humanidad, Sanchez vinculó este suceso con la historia que vivió su antecesora María Victoria Gómez de Erice. Gracias a la existencia de este juicio, la ex rectora pudo declarar como testigo por la desaparición de su hermano Conrado Gómez. “Fue una militante de la causa de los desaparecidos y una de las primeras en elaborar un listado de desaparecidos que acercó al mismo papa Juan Pablo II en su momento”, aseguró.
Los distinguidos
León Arslanian
El magistrado no pudo asistir, pero grabó un mensaje para agradecer la distinción y hacer una reseña de lo que a su entender fue un verdadero acto republicano emanado de uno de los poderes del Estado, en la alborada de la democracia. Detalló las acciones y reformas implementadas para garantizar la justicia y la verdad, como la identificación de centros clandestinos de detención, el informe "Nunca Más" y la reforma del Código de Justicia Militar. Además, destacó el cumplimiento de las garantías constitucionales y la imparcialidad del Tribunal en el proceso judicial, así como la aceptación de la sentencia por la Corte Suprema de Justicia, el respaldo de juristas internacionales y la prensa internacional.
Guillermo Ledesma
En su discurso, el magistrado contó cómo fue su recorrido para llegar a ser parte del Tribunal. Señaló que formaron un equipo, con muy diferentes personalidades, sin experiencias en juicios orales, que se acostumbró a tomar decisiones con otros, llegando a conformar un grupo de trabajo homogéneo que se abocó plenamente a resolver en 14 meses un juicio de una magnitud sin precedentes en cuanto a hechos, pruebas, testigos e incidencias en la audiencia pública. Más allá del peso de los testimonios individuales, destacó la huella que dejó al comprobar el terror subterráneo que sufrieron miles de personas sin que ellos, ni la sociedad, tuvieran una idea del horror que habían vivido.
Jorge Valerga Aráoz
Tras mencionar el gran honor y la emoción por este reconocimiento universitario, el ex juez se enfocó, con minuciosidad, en contar algunos aspectos significativos de la tarea emprendida, como la mención del decreto 158, del 15 de diciembre de 1983, que posibilitó dos años después, la realización del histórico juicio. Detalló los pedidos internacionales que recibieron y todo el procedimiento que realizaron para la cobertura de un hecho con repercusión mundial. Entre los detalles que ofreció, y que demuestran el compromiso y la magnitud del trabajo, dijo que el Tribunal decidió hacer todos los esfuerzos para no extender el trámite del expediente. Para ello, reveló que fijaron un cronograma diario de citaciones de testigos que comenzaba a las 15 y terminaba a la medianoche, y en algunos casos se extendía hasta las 2, 3 e incluso 5 de la madrugada.
Ricardo Gil Lavedra
Le tocó cerrar el acto enfatizando el complejo contexto histórico que se vivía en la sociedad argentina y la situación latinoamericana con dictaduras en la mayoría de los países del Sur. En ese contexto, la idea de un juicio a las Juntas no era lo esperable. Sin embargo, destacó la decisión de Alfonsín de juzgar a los responsables, aplicando una estrategia que no comprometiera a la democracia. El caso argentino de Verdad y Justicia, contribuyó a un modelo de justicia transicional que se propagó a todos los continentes. De los argumentos que se expusieron en el juicio retomó la discusión sobre la famosa “guerra”. La defensa común de los comandantes era que había sido una guerra y que no era justiciable. Pero ese argumento carecía de interés práctico porque no hay norma alguna del derecho internacional que autorice en la guerra la tortura, las violaciones a las mujeres, la apropiación de bienes y de niños y el asesinato. El derecho de guerra lo que tiende es a humanizar la guerra, tiende a proteger a la población civil y el trato humanitario de los prisioneros, es decir, que lo ocurrido no podía ser nunca una reacción legítima.