El dengue, la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, preocupa a las autoridades sanitarias y a la población en general. Uno de los principales métodos preventivos ante esta situación es el uso de repelentes. En ocasiones, por diferentes motivos, las personas recurren a recetas o a preparaciones caseras que no tienen eficacia ni seguridad comprobadas y que podrían generar efectos tóxicos. Por eso, es necesario tener en cuenta ciertas precauciones.
La Organización Mundial de la Salud recomienda el uso de “repelentes de mosquitos que contengan DEET, icaridina o IR3535”, ya que poseen eficacia científicamente comprobada para repeler no sólo mosquitos sino también otros insectos.
El DEET o N, N-dietil-3-metilbenzamida crea una delgada película sobre la piel que es rechazada por los insectos. Se ha demostrado que los mosquitos son atraídos por los olores de la piel y por el dióxido de carbono que proviene de nuestra respiración. Cuando un mosquito se acerca al
huésped, el DEET bloquea los sentidos del insecto, lo confunde y no puede picar. Se considera que la concentración de este compuesto debe estar entre el 10% y el 30% para conferir una apropiada protección.
La icaridina, conocida también como KBR3023 o picaridina, es un repelente con acción similar a la del DEET. Los productos comercializados contienen entre un 5% y un 25% del ingrediente activo. Se ha reportado que la icaridina es menos oleosa que el DEET y, por lo tanto, la piel no
queda aceitosa.
El IR3535 o 3-(N-butil-N-acetil)-aminopropionato de etilo, es una sustancia química con la que también se fabrican repelentes comerciales; los productos que se desarrollan contienen entre 7,5% y 20% del ingrediente activo.
Es importante considerar que, en general, mientras mayor es la concentración de ingredientes activos, más duradera es la protección. El repelente con 25-30% de DEET puede alcanzar unas 8 horas de protección, mientras que un repelente con 7-9% de DEET confiere unas 2 horas de protección. En cuanto a la icaridina y al IR3535, en concentraciones entre el 15-20%, aseguran también unas 8 horas de protección.
Pero, además, la eficacia y duración del efecto dependen también de la temperatura ambiente, del nivel de actividad física, de la cantidad de transpiración y de la exposición al agua. Por eso es importante leer el rótulo de los envases con las concentraciones e indicaciones que propone el fabricante, para re-aplicarlo no sólo en función del tiempo de duración del efecto, sino también de las características personales del usuario.
En Argentina, para prevenir el dengue, se pueden usar repelentes sintéticos que cuenten con autorización de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). También existe la opción de utilizar repelentes naturales, aunque en este sentido se
deben tener en cuenta algunas precauciones. Hasta el momento, la ANMAT registró productos basados en los compuestos sintéticos DEET, IR3535 e icaridina (descriptos anteriormente), como también productos desarrollados basados en compuestos de origen natural como el p-mentano-3,8-diol (PMD), el aceite esencial del eucalipto limón (Corymbia citriodora) y el aceite esencial de citronela (Cymbopogon Nardus).
El PMD puede ser obtenido a partir del aceite esencial del eucalipto limón y del aceite esencial de citronela, aunque se consigue también por síntesis química. Hasta el momento estas especies vegetales son las únicas que cuentan con respaldo científico como repelentes de origen natural. Una concentración al 30% de aceite esencial de eucalipto limón equivale aproximadamente a 20% de PMD. No se recomienda el uso de aceite puro de eucalipto limón, porque no se ha sometido a pruebas validadas de seguridad y eficacia. La duración del efecto de los repelentes naturales es menor que la de los repelentes sintéticos (entre 40 minutos a 2 horas). Además, si se aplican varias veces, podrían producir alergias, por lo cual las formulaciones de este tipo de repelentes siguen siendo un desafío.
En cuanto al uso en niños, en general, no se recomienda en menores de 1 año el uso de repelentes que contengan DEET, ni IR35, ni icaridina, sino los que tienen citronela, porque son menos irritantes y pueden traer menos complicaciones sobre la piel de los niños pequeños. Pero es necesario volver a aplicarlos cada 45 minutos o una hora. Para niños mayores de 1 año se recomiendan productos que contengan icaridina.
En nuestro país, los farmacéuticos están autorizados a elaborar repelentes, con principios activos naturales o sintéticos, en base a recetas magistrales. Con respecto a los repelentes basados en extractos vegetales, la forma en que se preparen estos extractos influye mucho en
su eficiencia, e inclusive así la duración del efecto es variable, ya que depende de las plantas y del tipo de producto. De allí la importancia de obtener estos repelentes en farmacias, y no prepararlos en los hogares, ya que garantizan la calidad y seguridad del producto. El farmacéutico es el único que garantiza la calidad y seguridad de un preparado magistral.