Como todos los otros “azos” que se sucedieron en nuestro país a fines de la década del 60 y principios de la década del 70, como el Cordobazo, el Rosariazo, el Viborazo o el Tucumanazo. Fue un movimiento de oposición política en donde gran parte de la sociedad se enfrentó al gobierno militar, en un contexto de marcada politización e interpelación al sistema de producción capitalista.
La obra rememora cómo los estudiantes de las diferentes facultades de la Universidad Nacional de Cuyo y de la Universidad Tecnológica Nacional en un principio cuestionaban a las autoridades universitarias y buscaban la democratización de la educación. Pero luego, en sus propias luchas fueron avanzando en sus reclamos hasta cuestionar la política universitaria en su totalidad y los gobiernos dictatoriales. Las autoridades habían pensado que con el examen de ingreso y las trabas académicas, obstaculizaban o borraban el avance de los agitadores. Por el contrario, esto hizo que la politización y radicalización del estudiantado fuera acelerada. Sus métodos de lucha fueron las asambleas estudiantiles, toma y ocupación de facultades y manifestaciones, en la que generalmente, se enfrentaban con las fuerzas represivas en las calles. En los primeros exámenes de ingreso no se presentaron a rendir, y tomaron los edificios.
En las Universidades privadas Maza y Mendoza también se realizaron asambleas. Los estudiantes se oponían al aumento en las cuotas y reclamaban que les dieran a conocer los balances económicos de la Universidad. Para frenar estas luchas muchos de ellos fueron procesados. Ante esto se realizaron asambleas multitudinarias y marchas masivas que acompañaron cada sesión de los juicios.
Por otra parte, los docentes agremiados en el Magisterio habían terminado el ciclo lectivo de 1970 con una huelga, y durante 1971 habían realizado paros escalonados y movilizaciones multitudinarias hasta llegar al paro indefinido. El día de inicio de clases, en 1972, realizaron una marcha de 3000 maestros que fue aplaudida a su paso por quienes estaban en la calle.
Una época de organización y lucha
Durante los últimos días de marzo de 1972 el gobierno nacional, encabezado por el dictador Alejandro Agustín Lanusse, anunció un aumento del 300% en las tarifas eléctricas. Esta situación provocó un descontento general en diferentes sectores sociales de nuestra provincia. El 29 de marzo se realizó una asamblea a la que asistieron 700 personas. Allí se decidió por unanimidad no pagar la luz, no permitir este nuevo atropello de la dictadura, organizarse y luchar. Esta experiencia se popularizó rápidamente y en horas de la noche la gente se movilizaba en diferentes lugares del Gran Mendoza.
El martes 4 de abril de 1972, pese a la prohibición del gobierno provincial, se concentró una masa heterogénea compuesta por uniones vecinales, trabajadores y estudiantes que contó con la presencia de 20000 personas aproximadamente frente a la Casa de Gobierno. Previo a esta concentración, las fuerzas armadas reprimieron. Y ante el ataque policial la población se armó con palos, piedras y otros objetos que recogieron en los alrededores. Quienes lucharon fueron obreros, empleados y estudiantes. Luego de tres horas de combate, Mendoza fue declarada “zona de emergencia”. Las emisoras locales desinformaban y distorsionaban los hechos.
En las últimas horas de este día el gobernador, Francisco Gabrielli, renunció. Y desde Buenos Aires anunciaron, que se mantendría el régimen tarifario sin modificación alguna.