7:00 A.M. La mañana está fría y oscura. Es difícil madrugar un sábado cualquiera en invierno (u otoño, que es casi lo mismo) en Mendoza. Pero aun así, ahí estábamos 40 almas de diferentes partes del mundo, bien abrigaditas y bajo el escudo de nuestra Plaza Independencia listos/as para aventurarnos al Valle de Uco.

El esfuerzo valió la pena, al clarear pudimos apreciar (cada vez más de cerca) la impactante presencia de nuestra Cordillera completamente nevada. A lo largo del día, sin lugar a dudas fue la montaña la que se llevó todos los suspiros.

Al llegar a Vistaflores (con todos los signos de la reciente helada) nos dispusimos a vivenciar un taller que puso la mirada sobre la ruralidad y los diferentes modelos productivos del Valle de Uco. Para ello, a lo largo de la mañana recorrimos tres fincas de diferentes características. En primer lugar, visitamos a una familia de pequeños productores apícolas y vitivinícolas. Allí nos recibieron Daniel y su hijo Gabriel, quienes nos explicaron cómo se organiza la familia Avena para llevar adelante las actividades que su pequeña finca de 1.5 hectáreas.

Luego recorrimos una mediana empresa agropecuaria de frutas y hortalizas perteneciente a una familia de Tunuyán y por último visitamos una gran explotación vitivinícola de capitales extranjeros. Los disparadores y elementos para la discusión estaban sobre la mesa, invitando al debate y la reflexión sobre todo lo que hay detrás de la producción de alimentos y el mundo de lo rural.

Pero hablando de producción de alimentos, llegó el hambre y la hora del almuerzo, el cual se compartió bajo el sol en la galería de la Estancia San Pablo, donde nos recibieron con choripanes en pan casero y deliciosas salsas y empanadas. Después de saciar el apetito, una pequeña caminata contribuyó a hacer la digestión mientras nos dirigíamos (como quien camina hacia Chile…) a la vera de un arroyo hasta un hermoso rincón de bosque y ruinas de antiguas explotaciones mineras de la zona. Allí jugamos a encarnar a nuestros Pueblos Originarios y a buscar y encontrar con imaginación pequeños tesoros para ofrendar a la Tierra.

De vuelta en la estancia ya crepitaba el fogón que convidaba sopaipillas y folclore, de la mano y la guitarra del joven cantautor lavallino, Pablo Luján. Y ahí una vez más se repitió el ritual de  la humanidad en torno al hechizo del fuego y la música para cerrar un gran día en el que un camino compartido se volvió escuela y grato recuerdo.

Gracias a todas las personas que se sumaron, próximamente vendrá la tercer salida del Compartiendo Caminos.

Sobre el Programa “Compartiendo Caminos”

El Programa Educativo “Compartiendo Caminos”, dirigido a estudiantes de intercambio y estudiantes locales de la UNCuyo, promueve una forma diferente de conocer la provincia e interactuar con el ambiente y las comunidades interrelacionando dimensiones culturales, sociales, geográficas y naturales del territorio.

La propuesta nace de la idea de compartir la curiosidad ante lo extraño, la duda sobre las ideas preconcebidas y el inconformismo ante un mundo diverso y desigual. Así surge y se desarrolla este espacio que, como su propio nombre lo indica, busca desarrollar el valor del compartir entre pares, diferentes pero iguales. Y al mismo tiempo, busca descubrir diversos caminos que señalen una misma dirección, nuestra identidad colectiva: variada, multicolor, multiétnica, diversa, sin fronteras.

Para más información comunicarse al siguiente mail: compartiendocaminos.uncuyo@gmail.com