En una primera
instancia se brindó un Taller artesanal de Tarjetas, a cargo de la Prof. Laura Ivana
Quiroga, graduada de la
Facultad de Artes de la UNCUYO, en la Casita de Puente Afectivo.
El propósito fue incorporar nuevas técnicas plásticas para los jóvenes y
familias que participan del taller de Tarjetas que habitualmente se realiza en
el Hogar, que tiene como finalidad recaudar fondos para el sostenimiento de la
obra.
En la reflexión sobre la práctica extensionista, Laura explicó que “este taller se realizó dentro de un ámbito educativo no convencional, con niños y jóvenes con realidades muy difíciles, por eso se adecuaron las técnicas de abordaje y enseñanza”. “Fue necesario postergar la iniciativa artesanal para priorizar una relación más personal, indispensable para el abordaje educativo de este taller”.
Asimismo, en esta clave de participación y compromiso social, Marco González, estudiante de la carrera de Contador Público Nacional de la Facultad de Ciencias Económicas, llevó a cabo una práctica extensionista que consistió en ayudar a realizar el balance contable del ciclo 2010 y sub-balances de cada proyecto de la Asociación Coordinadora de Entidades Intermedias (ACEI) del Barrio La Gloria de Godoy Cruz. El estudiante afirmó que “esta experiencia me ayudó a reafirmar mi vocación desde la práctica real y concreta de actividades contables (…), me permitió conocer situaciones especiales que no había estudiado en las materias propuestas por la Universidad”.
La práctica se llevó a cabo en conjunto con el tesorero de la ACEI, Amin Saua, con la colaboración y trabajo en equipo de todos los representantes de las instituciones que la conforman. Esta realidad llevó a que la tarea fuera más compleja de lo que aparentaba, o por lo menos lo que los libros generalmente dicen de ella. “Basado en la experiencia también comprobé que la orientación académica de la carrera apunta fundamentalmente a la contabilidad de organizaciones con fines de lucro. Considero muy importante que ésta ofrezca más formación, orientación y herramientas aplicables en actividades comunitarias que no tengan como fin último el beneficio económico”, concluyó Marco.
Este tipo de prácticas tienen un doble impacto: poner al servicio de las comunidades los saberes sociales impartidos en la Universidad, muchas veces monopolizados y mercantilizados. Y por otra parte, transformar las experiencias de aprendizaje de los estudiantes y provocar cambios en la estructura formal de la Universidad, tendiendo a la democratización del saber y la socialización del conocimiento.