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Estudiantes participan junto a trabajadores en el desarrollo de microemprendimientos

Por la producción de empresas recuperadas y microemprendimientos es el nombre del proyecto de extensión que apunta a trabajar sobre la higiene alimentaria en diversos emprendimientos productivos y turísticos. En el mismo participan estudiantes, docentes y egresados de las Facultad de Ciencias Agrarias, coordinados por el docente Alejandro Ceresa.

imagen Estudiantes participan junto a trabajadores en el desarrollo de microemprendimientos

Micremprendedoras de Fray Luis Beltrán, Maipú

 El equipo de extensionistas parte de que “producir alimentos higiénicamente constituye un capital social que permite a los cooperativistas y microemprendedores irse adaptando a las innovaciones en la producción, elaboración y manipulación de los alimentos”. Así, este proyecto, perteneciente a la convocatoria 2012 de Proyectos Prof. Mauricio López, se propone llevar a cabo “el desarrollo del modelo de gestión de inocuidad de los alimentos desde la realidad de las empresas recuperadas y microemprendedores”.

Para los extensionistas “la nutrición y la salud son desde ya condiciones de base para el desenvolvimiento del capital humano”. La “inocuidad de los alimentos y desarrollo económico son conceptos complementarios, ya que el objetivo común del sector productivo, industrial y público es proveer y asegurar al consumidor alimentos de buena calidad”. Participan de este proyecto estudiantes de las carreras de Ingeniería Agronómica, Odontología y Bromatología.

A su vez, el equipo coordinado por el docente Alejandro Ceresa, asegura que si se tiene el conocimiento bromatológico, se puede tener el control directo del cumplimiento de leyes, códigos y normas. Todo esto ayudaría a los emprendimientos destinatarios del proyecto a “desarrollar en las personas que trabajan en estos establecimientos un proceso de valoración de los saberes que ellos poseen y cómo los mismos pueden ser compatibles con las normativas vigentes”, considerando que estos aportes son una herramienta formidable de inclusión social porque permite, al ampliar la producción, dar trabajo a las familias de la zona que pertenecieron a la planta elaboradora en la época de su mayor funcionamiento.

Son siete las empresas recuperadas por trabajadores que actualmente funcionan en Mendoza, de un total de 205 en todo el país. A partir de la crisis de 2001, el sector de las pequeñas y medianas empresas registró promedios record de hasta 8000 quiebras en un mes. Fue entonces que los trabajadores decidieron “ocupar, resistir, producir, constituyendo cooperativas de trabajadores, para mantener sus medios de vida, su dignidad e identidad social”. En las 205 empresas recuperadas trabajan más de 9000 personas de las industrias metalúrgica, manufacturera, alimenticia, textil, gráfica y de salud. En nuestra provincia estas empresas tienen números de trabajadores que oscilan entre 13 y 17.

Entre otras, las empresas recuperadas con las que trabaja el equipo, se encuentran Capdeville, con quien trabajan en Villavicencio, Frutos del Oeste, una conservera de Rodeo del Medio, La Lagunita, una carnicería de Bermejo. Además de estos, también participan en otros microemprendimientos en las zonas de Fray Luis Betrán y Godoy Cruz.

El diálogo de saberes que se mantiene entre los trabajadores de estas iniciativas y los extensionistas es fundamental en instancias como estas, ya que por parte de las organizaciones en estas comunidades “se suele desvalorizar el saber académico universitario, como demasiado teórico y lejos de la realidad”.

Gracias a las anteriores experiencias del equipo, han llegado al acuerdo de que el “conocimiento disciplinar también puede ser útil pragmáticamente, y por otra parte, es posible que nos enfrentemos a una realidad que muchas veces va a ser difícil de resolver desde nuestra participación”. Además, ellos pretenden ampliar la perspectiva respecto de las fuentes de saberes iniciando la inclusión de los conocimientos populares como fuente válida, a ser incorporada en la generación de conocimiento científico de la Universidad.

Silvana Durán, trabajadora de la empresa de Fray Luis Beltrán, aseguró que “lo que no sabíamos lo hemos estado aprendiendo ahora con ellas, de igual a igual. Tal vez la profesora tiene una manera de hacer las cosas y nosotras lo hacemos de otra, entonces ella también incorpora eso”. Por su lado, Luciana Sanz, bromatóloga egresada de la Facultad de Ciencias Agrarias, dijo que “se da el diálogo de saberes. Las chicas han demostrado que realmente les interesa que las visitemos y les enseñemos lo más técnico de la manipulación, contagio de enfermedades, inocuidad. A mí me ayuda porque ellas me consultan y refresco conocimientos o, si en el momento no lo puedo solucionar, busco al resto del equipo”.

Entre los objetivos que se proponen en el proyecto, se espera, entre otras cosas, desarrollar en los cooperativistas y microemprendedores la competencia de formular proyectos para la búsqueda de financiamientos relacionados con las mejoras necesarias para asegurar la inocuidad. Además, desarrollar en forma conjunta los perfiles de puestos laborales orientados al control de calidad e higiene y seguridad alimentaria con organizaciones sociales a cargo de las fábricas.

Acerca de la relación de la Universidad con la sociedad, Luciana afirmó que ha visto “muy útil esta idea de poder llegar a la sociedad con los conocimientos de la facultad, y aprender también, como profesionales, de la sociedad”. Sin embargo, “sería ideal incrementar esta actividad para llegar más a la gente y poder hacer este intercambio”, dijo la extensionista.

Para más información sobre el Proyecto, comunicarse al 4135000 int. 3011/3076.

 

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