El Proyecto “Género que emprende” apuesta al desarrollo de las capacidades de trabajo socioproductivas de las mujeres que han sufrido violencia de género con el objetivo de que se asocien y fortalezcan.

“Por la condición de mujer todas en algún momento hemos sido victima de la violencia de género” explicó Luisina Blanco, extensionista. “Se considera que hay que fomentar estas capacidades en el autoempleo porque todas las mujeres que han sufrido violencia por parte de su pareja también han sufrido violencia económica. Al momento de salir de esta situación necesitan alguna forma de sustentar a su familia y esta es una gran herramienta”

El equipo extensionista trabaja con la Asociación Mujeres de Fuego del oeste de Godoy Cruz y el Municipio con dos líneas claras. Por un lado, talleres de reflexión y, por otro, capacitación en serigrafía en la incubadora de empresas que promueve la Agencia de Producción y Empleo municipal.

Los talleres de reflexión se llevan a cabo en la zona de Barrancos, en el barrio La Gloria y están por comenzar en Las Tortugas. El objetivo es generar un espacio que permita a las mujeres vislumbrar una alternativa de vida cotidiana mediante la solidaridad, el compromiso y la adquisición de herramientas de autogestión económica. “Abordamos las temáticas que las mismas chicas nos van pidiendo” dijo Luisina, pero se suman dinámicas de integración grupal a cargo de las estudiantes de psicología integrantes del equipo de trabajo. “Los talleres son geniales, nos hacen hacer ejercicios y se arma una catarsis impresionante”, afirmó Elizabeth.

En los talleres de serigrafía, el equipo extensionista trabaja con el Municipio, se brindan no sólo las técnicas sino también las estrategias de negocio para la comercialización de los productos.

La serigrafía “es gran herramienta porque más del 70% de las mujeres se dejan someter por la dependencia económica. Esto,  junto a los talleres de reflexión, nos ayuda  a seguir adelante y tener una herramienta de trabajo para que las mujeres salgan adelante”, afirmó Elizabeth Olmedo, integrante de Mujeres de Fuego. “Es necesario ayudar a crecer no sólo a las mujeres sino a quienes están detrás de ellas, a los hijos.  Es hora que la mujer golpeada diga basta”, agregó María Cristina Muñoz, presidente de la Asociación.

Respecto del impacto de la experiencia en los estudiantes, Luisina explicó que es muy enriquecedora la experiencia porque “aprendemos a intervenir en el campo para que el día que trabajemos podamos ponerlo en práctica”.

Mujeres de Fuego comenzaron siendo 6 mujeres que se juntaban en una casa, ahora son 110. “No es algo que nos enorgullezca, hemos logrado muchas cosas en este tiempo, pero es muy triste saber que hay tantas mujeres y niños sufriendo la violencia, es hora que la mujer diga ¡basta!” concluyó María Cristina.

Para más información sobre el Proyecto, comunicarse al 4135000 int.3011/3076 o por correo electrónico a proyectosml@uncu.edu.ar