“La iniciativa tiene que ver con poder ir recuperando los saberes a partir de las capacidades adquiridas de los chicos y trabajar la identidad y la pertenencia del barrio o de la zona. El producto de este trabajo será la elaboración de cortos audiovisuales”, explicó Fernanda Boggio, coordinadora del Proyecto y presidente de la Asociación Incluir.
Con la puesta en ejecución de este proyecto se pretende dar respuesta, en términos generales, a la “ausencia de espacios destinados a adolescentes, donde se los conciba como constructores (no meros destinatarios) de historias, experiencias y relatos legítimos acerca del contexto en el que viven”. La propuesta surge por varios motivos. Por un lado, la concepción negativa de los adultos hacia los adolescentes, por otro, la ausencia de propuestas concretas que les permitan problematizar la propia historia desde un lugar protagónico, lo que impacta directamente en el sentido de pertenencia, identidad y participación comunitaria de los adolescentes.
Los adolescentes no conciben a las instituciones del barrio como lugares de referencia y de pertenencia. El único espacio institucional que los aglutina es la escuela (CENS Y CEBA), y lo hace desde un lugar que no genera capacidad crítica, ni posibilidad de problematizar el contexto. Además, se trata de una población que ha transitado procesos que los han llevado a un alejamiento y desinterés acerca de la historia de su lugar, como parte de un proceso más amplio, ya que se los ve como destinatarios pasivos de las experiencias, lo que genera una naturalización del contexto.
El equipo extensionista trabaja junto a la Asociación Incluir que lleva más de diez años trabajando en la zona de Buena Nueva por la protección de los derechos de niños y adolescentes. Actualmente, la Asociación participa como miembro activo de la Mesa de Gestión del Centro Integrador Comunitario (CIC) del barrio Paraguay. En este espacio se discute permanentemente acerca de cómo llegar con propuestas significativas al mundo de los adolescentes y jóvenes y cómo lograr que se acerquen y comprometan con la historia de la comunidad.
“Los sábados hacemos talleres en el CIC del barrio Paraguay . Allí van los chicos del lugar y de los barrios Nuevo Amanacer, y Suyai. Las actividades están destinadas a fomentar la participación y lograr la pertenencia y reconstrucción de la identidad de jóvenes y adolescentes de la zona. Con ese objetivo hacemos talleres de teatro y de reconstrucción de historias, entre otras actividades. Algunos quieren aprender técnicas de manejo de cámara, otros se quieren encargar de la música, otros actuar y otros el vestuario” agregó Esperanza Bernabé, estudiante de Sociología.
Una de las jóvenes participantes del taller, Soledad de Buena nueva afirmó “Nos gusta venir porque nos sentimos re cómodos. Nos escuchamos y nos ayudamos a participar. En particular siento que por primera vez que alguien nos escucha, alguien nos dice hola! Acá estoy!”. Agregó que en los talleres todos estuvieron de acuerdo para hacer un corto. “Para hacerlos, elegimos temas que aborden la acutalidad de los jóvenes, ¿Por qué abandonan la escuela? ¿Qué problemas tienen? ¿Cómo podemos aportar y ayudarlos a través del corto?.
Con la ejecución de este proyecto se espera logar que los adolescentes sean protagonistas de la construcción de la historia del lugar en que viven y que sean reconocidos por los adultos como sujetos de derecho, capaces de generar historia, discursos y relatos significativos.
Respecto a la relación de la Universidad con la sociedad y del impacto de este tipo de proyectos en la comunidad, Esperanza Bernabé concluyó que es una condición sinequanon de la UNCuyo y éstas son buenas experiencias para concretar esa relación. Pero todavía falta mucho para cambiar la concepción de que la Universidad va al barrio. El concepto que debe construirse todo el tiempo es que la Universidad está en el barrio y el barrio en la Universidad.