De esta forma se han desarrollado Prácticas Sociales Educativas por parte de un grupo de estudiantes de la carrera de Contador Público Nacional de la Facultad de Ciencias Económicas en la Fundación Carmela Fassi. Esta fundación trabaja con juventudes e infancias con discapacidad intelectual leve y moderada, la mayoría en profunda situación de vulnerabilidad social.
Martín Cacciavillani, representante legal de la Fundación Carmela Fassi, explica que todo comenzó en el año 2000 de la mano de su madre y un grupo de amigas en un garage prestado con la idea de dar apoyo a las personas con discapacidad mental.
Diez años más tarde, lograron firmar un convenio con la DGE. En donde se incorporó un Centro de Apoyo Escolar (CAE). “Gracias a eso es que llevamos adelante todos los talleres que hoy tenemos en la fundación, eso es uno de los servicios más importantes y fuertes que ofrecemos. Los talleres van desde lenguajes artísticos, pintura, el taller de macramé, taller de actividad de vida diaria, taller de música, taller de cocina y taller de teatro”. Explica Cacciavillani.
Hoy en día, la fundación está alineada con varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, como por ejemplo: fin de la pobreza y hambre cero. No obstante, Cacciavillani remarca que el fuerte es que comenzaron a “trabajar por soberanía alimentaria (producción y consumo responsable) en donde empezamos con una huerta orgánica”. La huerta orgánica de la institución les permite llevar adelante la labor sobre soberanía alimentaria en donde cultivan y consumen lo que cosechan.
“Hoy tenemos un proyecto agroecológico donde somos productores de compost y humus de lombriz. Tenemos un vivero donde reproducimos no sólo todo lo que son plantines de huerta y aromáticas, sino también, hace cuatro años que venimos trabajando con plantas nativas y de bajo recurso hídrico”.
En la actualidad son más de 60 personas quienes se acercan a la fundación para recibir capacitaciones, abrigo o comida. A esto se le suma las personas que hacen voluntariado que alcanzan a ser 30, muchas son las mismas madres o padres de las familias, quienes ayudan con diversas actividades: servicio limpieza, cocina, huerta o construcción y también cumpliendo funciones de auxiliar en las aulas.
La fundación trabaja en conjunto con la UNCUYO para la realización de PSE. Las mismas se trabajan por cuatrimestres “desarrollando algunos proyectos realmente interesantes e importantes para la institución. No solo queda como una práctica para los alumnos, sino también para nosotros. Para el crecimiento y el fortalecimiento de la institución” repasa Martin y continúa: “Nos han brindado unas herramientas tremendas, asesoramiento para profes y voluntarios. Y ni hablar de lo que se llevan los alumnos, la experiencia de poder relacionarse con la comunidad, no mirar desde el costado sino habitar el terreno. Porque hay aprendizajes que no van a leer en un libro. Es muy importante que existan este tipo de prácticas”.
En esta oportunidad están finalizando sus prácticas sociales educativas 4 estudiantes de la carrera de Contador Público Nacional en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCUYO.
Estas estudiantes no solo pudieron aplicar sus conocimientos académicos sino que tomaron el desafío de investigar sobre temáticas no afines para poder dar respuesta a las necesidades que plantea la Fundación. Chiara Kubitz, una de las estudiantes, comenta que “había varias necesidades para cubrir dentro de la Fundación, entre ellas existía una muy grande, la de sacar los productos hacia la venta. Al ser estudiantes de contabilidad se nos presentó la dificultad que debíamos responder desde el marketing, las ventas y la comercialización, porque no tenemos esas materias, y no nos relacionamos mucho con esos temas en la carrera, por ende empezaremos a investigar, a indagar, y la profe Violeta Luján propuso involucrar a la profesora que dicta Comercialización en la Facultad, con ella tuvimos algunos encuentros en donde nos brindó herramientas para poder dar respuesta a la necesidad de la fundación”.
A partir de eso, empezaron a investigar sobre los productos de la Fundación, entre ellos: palmeras algarrobo, árboles nativos, suculentas y cactus y pusieron manos a la obra para en conjunto con los integrantes de la organización, asignar precios y así poder sacar los productos al mercado y comercializarlos.
“Además decidimos armar un proyecto en donde modificamos el perfil que tenía la fundación en Instagram, le otorgamos una modificación que permite que las y los usuarios puedan ingresar más fácilmente a las opciones para acercarse y apoyar a la institución, ya sea con donaciones, acercarse y hacer el voluntariado, encontrarse con la lista de productos y difundir eventos”. Comenta Chiara.
Kubitz expresa que lo que más la sorprendió fue lo diferentes que pueden ser las vidas, “una no se espera encontrarse con tantas cosas que te enseñan acá y con tanta buena onda que tienen. Con lo poco que tienen y hacen de todo. A mí, por ejemplo, el taller que más me sorprendió fue el de manejo de las emociones. Y por otro lado, una se lleva las ganas de seguir aportando y las ganas de seguir encontrando soluciones”.
Gabriela Siarri, responsable del Programa de PSE expresó: “Las PSE son un ejemplo concreto de cambio en la forma de aprender y enseñar. Además, favorecen la construcción colectiva del conocimiento entre docentes,egresados/as, personal de apoyo, investigadores y estudiantes, en encuentro y diálogo con los saberes populares”. Y finalizó expresando que "hoy estamos en la Fundación porque termina el proceso de estas 4 estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas que son parte del equipo de una propuesta de la 4ta convocatoria del Programa. Nos parece importantes y valiosos los procesos que se dan en el territorio y cómo a través del tiempo vemos desde el Programa el avance en las relaciones de trabajo en conjunto con las organizaciones y la transformación tanto social como académica que se da en las PSE. Para nosotras, acompañar esta ejecución nos permite reafirmar que este cambio pedagógico es posible".
