ARMANDO TEJADA GÓMEZ (Síntesis biográfica escrita por Olga Rodríguez)
Armando Tejada Gómez, nació en el Barrio Las Latas, “infierno basural” en sus palabras, donde convergían el Canal Frías y el Cacique Guaymallén, el 21 de abril de 1929. Fue el número 22 de 23 hermanos, “otro agregado al hambre” dijeron las chismosas del barrio. Pero fue en realidad otro sueño agregado a la esperanza de sus padres. “Hijo de padre y madre, Tejada por mi padre y Gómez por mi madre”, a los 4 años murió su padre, Lucas Tejada, “Tropero antes de los caminos”, y los niños fueron repartidos entre los familiares porque Doña Florencia Gómez, o su “Florencia Arboleda”, la madre, “que le echaba amor a la olla”, no podía alimentarlos a todos.
A Armando le tocó la suerte de ir con su tía Fidela Pavón a su casa en Tres Porteñas, donde aprendió las primeras letras, con la Biblia y el catecismo. Cuando regresó a su hogar materno, en la Media Luna, empezó su oficio de andar las calles con su hermano Toto, voceando el Diario Los Andes, “querida memoria de nuestro pueblo”. Así aprendieron del lunfardo, los compadres, las mujeres de la calle y los boliches donde el vino ponía alas a los sueños de gastados trabajadores a destajo.
Su infancia dura hasta los 12 o 13 años, junto al Toto y el Canal-Zanjón que los recibía en las noches como huéspedes de arpillera y diarios viejos para acunarles el sueño. Después fue cargador en la feria, albañil duro de hombrear al sol el magro jornal. ingresó a L.V. 10, Radio de Cuyo, donde conoció al Negro Oscar Matus, y en 1940 iniciaron su fecunda labor autoral, Armando en la poesía y el Negro en la música. Desde allí la voz se le hizo urgencia para hablar de hombres y mujeres que rendían el trabajo para engrosar bolsillos ajenos y quedar con rostro de hambre.
Empezó una militancia social que terminó en su postulación y ejercicio como Diputado Provincial por la Unión Cívica Radical Intransigente en 1958, pero al año siguiente, después de un viaje por China y Europa oriental, se afilió al Partido Comunista. Se separó del bloque y creó uno unipersonal hasta 1960, “y empecé a ser el diablo de colmillos rojos”, dijo en una entrevista; ya la poesía y la música le reclamaban todo su tiempo.
Se casó con Gloriana, con quien tuvo 2 “hermosas hijas”, y levantó la casa “un rancho de dos piecitas” dijo, en Luzuriaga, donde escribía en su sillón de mimbre mientras tomaba mate con sus vecinos y sus amigos, donde “todo era alegría”, al decir de sus vecinos.
El Nuevo Cancionero Cuyano
Junto al Negro Oscar Matus, la Negra Mercedes Sosa, Tito Francia, el “Chalo” Sedero, Eduardo Aragón, entre otras/os, en 1963, fundaron el Nuevo Cancionero Cuyano, que dieron a conocer con El Manifiesto del Nuevo Cancionero, en el Círculo de Periodistas. Movimiento de gran importancia cultural, política y social, en búsqueda de representar la identidad más profunda de los pueblos. Así hicieron escuela en toda la América, siendo el antecedente guía de la Nueva Trova Cubana, al decir de Silvio Rodríguez.
En su fragmento inicial, el Manifiesto expresa: “El Nuevo Cancionero es un movimiento literario-musical dentro del ámbito de la música popular argentina. No nace por o como oposición a ninguna manifestación artística popular, sino como consecuencia del desarrollo estético y cultural del pueblo, y es su intención defender y profundizar ese desarrollo. Intentará asimilar todas las formas modernas de expresión que ponderen y amplíen la música popular y es su propósito defender la plena libertad de expresión y de creación de los artistas argentinos. Aspira a renovar, en forma y contenido, nuestra música, para adecuarla al ser y el sentir del país de hoy. El Nuevo Cancionero no desdeña las expresiones tradicionales o de fuente folclórica de la música popular nativa, por el contrario, se inspira en ellas y crea a partir de su contenido, pero no para hurtar del tesoro del pueblo, sino para devolver a ese patrimonio, el tributo creador de las nuevas generaciones. El Nuevo Cancionero se propone buscar en la riqueza creadora de los autores e intérpretes argentinos, la integración de la música popular en la diversidad de las expresiones regionales del país. Quiere aplicar la conciencia nacional del pueblo, mediante nuevas y mejores obras que lo expresen”.
Su vida en Buenos Aires
Ya en 1964 se fue a Buenos Aires porque sus obras le reclamaban estar en la Capital, donde la cultura tiene otro brillo y otros caminos. Y no regresó hasta su destino final.
Desde Buenos Aires inició sus giras por América y el mundo. Escribió poemas, novelas, canciones, y llegaron grandes reconocimientos. Sus libros tenían tiraje de 10.000 ejemplares y hoy están todos agotados. “Sus libros, poemas y canciones han tenido numerosas reediciones y han sido traducido a unos treinta idiomas. Y sus canciones integran el repertorio de la casi totalidad de los intérpretes folklóricos y populares argentinos y latinoamericanos” (de “Los Telares del Sol”, pág. 74 *).
Profundo poeta de la identidad de nuestra tierra, desde Mendoza con los huarpes, de los cuales se reconocía descendiente, hasta los quechuas, los mayas y los aztecas. Habló de la cultura americana encubierta y enterrada por los conquistadores, a quienes les reprochó la muerte de sus ancestros y la negación de sus culturas, pero de quienes también valoró en su legado, e hizo un reconocimiento de nuestras dos sangres asumiendo la historia como lo que sucedió y no puede cambiarse, pero desde donde todo pueblo debe proyectarse y construirse.
Murió el 3 de noviembre de 1992, en una clínica en Buenos Aires, y al año siguiente sus restos fueron traídos a Mendoza, donde recibió honores y las lágrimas de quienes sabían que era uno de esos grandes que no se olvidarán nunca. Hoy está en el Parque de Descanso, con su cabeza dirigida al Este y mirando la cordillera, como él había pedido desde su origen huarpe, y frente a un jardín de rosas que tanto le gustaban.