Nuevamente un madrugón de sábado. La propuesta de Compartiendo Caminos invita a despabilar el cuerpo para después despabilar el alma, las emociones y los pensamientos en una jornada cargada de nuevas experiencias, alegres encuentros y reencuentros, hermosos paisajes y deliciosos mates y platos típicos.
En esta oportunidad, un grupo de veinte personas entre estudiantes de intercambio y locales, se dirigen al área no irrigada de Lavalle (mal llamado el “desierto lavallino”), más precisamente a la comunidad huarpe Paula Guaquinchay de Asunción.
Llegan tempranito en la mañana porque la primera actividad de la jornada así lo requería: ayudar a darle de amamantar a los chivitos en los corrales de uno de los puesteros. Así es que se ponen manos a la obra, o mejor dicho, manos a los cuernos de las cabras para sujetarlas mientras los más pequeños amamantaban. De esta manera, ayudan a Darío y sus hijas a realizar una de las tareas diarias que implica la cría de ganado caprino, el principal sustento económico de la mayoría de las familias que vive en Asunción.
A continuación los estudiantes participan en los talleres previstos para seguir aprendiendo las labores cotidianas de la gente de la comunidad. Luego de haber sido separados en cuatro equipos, partió cada cual a empaparse de la cultura local, y así, mates de por medio, aprenden a trabajar y trenzar el cuero, a tejer en el telar enhebrando lanas de colores, se embarran las manos en el taller de construcción natural revocando un horno y haciendo un montón de plantines de flora nativa en el vivero. Poco a poco, en el transcurso de la mañana, lo que había empezado con una serie de preguntas planteadas en una guía de la actividad, se fue transformando en una charla cercana y amena entre personas de distintas culturas que querían aprender y conocer del otro/a, llevarse un poquito de ese lugar, y a su vez dejar algo de sí.
Concluidos los talleres se reúnen en el puesto de la familia González. El hambre hacía rugir más de un estómago y el delicioso aroma de la carne a la olla y las empanadas urgía a sentarse en la mesa y compartir el almuerzo.
Renovadas las fuerzas, el grupo sale a caminar por la Reserva Natural Bosques Telteca para seguir comprobando que aquello que todavía algunos llaman desierto está más que lleno de vida. Entre jarilla, retamo y algarrobos, pisando fuerte en la arena para poder avanzar en los médanos, se van adentrando en la reserva hasta llegar al bosque de chañares. Allí comparten las explicaciones del guía y comprenden cómo puede existir un bosque de tales características en este lugar. Luego de descansar un rato y disfrutar del silencio, siguen caminando para llegar a una laguna. ¡Pero cómo! ¿Una laguna en este medio desértico? Una vez más, con la ayuda del guía entienden la singularidad de este cuerpo de agua y la importancia del mismo para la fauna y los pobladores del lugar. Si hasta ven patos y escuchan el andar de las cabras con sus chivitos por el monte.
Llega la hora de emprender el regreso al puesto, aún les queda una actividad más para compartir. Caminan llenándose las zapatillas de polvo y los ojos de paisaje. En el puesto los esperan con yerbeado y sopaipillas, que serán sus compañeras mientras preparan el cierre de los talleres. Vuelven a reunirse en grupos y reflexionan respecto a lo vivido en la mañana, y por qué no, en todo el día. Con fibrones y afiches expresan no sólo lo que aprendieron, sino también lo que sienten y piensan en cada taller. Así, se cuentan entre ellos lo que hicieron durante la mañana y le dejan a sus maestros del taller un recuerdo de su paso por sus lugares, un testimonio de esta jornada que fue una verdadera aula viva.
Gracias a todas las personas que se sumaron a esta propuesta del Compartiendo Caminos. ¡Hasta el semestre que viene!
Sobre el Programa “Compartiendo Caminos”
El Programa Educativo “Compartiendo Caminos”, dirigido a estudiantes de intercambio y estudiantes locales de la UNCuyo, promueve una forma diferente de conocer la provincia e interactuar con el ambiente y las comunidades interrelacionando dimensiones culturales, sociales, geográficas y naturales del territorio.
La propuesta nace de la idea de compartir la curiosidad ante lo extraño, la duda sobre las ideas preconcebidas y el inconformismo ante un mundo diverso y desigual. Así surge y se desarrolla este espacio que, como su propio nombre lo indica, busca desarrollar el valor del compartir entre pares, diferentes pero iguales. Y al mismo tiempo, busca descubrir diversos caminos que señalen una misma dirección, nuestra identidad colectiva: variada, multicolor, multiétnica, diversa, sin fronteras.
Para más información comunicarse al siguiente mail: http://compartiendocaminos.uncuyo@gmail.com