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La brecha salarial en Argentina: un desafío que persiste

A pesar de los avances en materia de derechos e igualdad de género, la brecha salarial en Argentina sigue siendo una realidad preocupante. Las mujeres ganan, en promedio, un 27% menos que los hombres, según datos de Ecofemidata y último informe publicado de INDEC. Esta diferencia de ingresos no solo impacta en la economía de las mujeres, sino que refleja un problema estructural del mercado laboral que reproduce y refuerza las desigualdades de género.

12 de septiembre de 2024 Fuente: “Ecofeminita. (2023). Ecofeminita/EcoFemiData: informes ecofemidata. Zenodo. http://doi.org/10.5281/zenodo.4540185”.nstituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). (2022). Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2022. Buenos Aires, Argentina.

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Cómo se mide la brecha salarial?

Es menester establecer la definición de “brecha de ingresos” como al ingreso total contempla ingresos laborales y no laborales, como rentas o subsidios. Este indicador se mide comparando el promedio de ingresos entre hombres y mujeres, expresado como un porcentaje del ingreso de los varones, que generalmente es más alto. En términos simples, "las mujeres perciben en promedio un 27% menos que los varones" en Argentina. Esta brecha es estructural, aunque puede variar según los ciclos económicos.

Un aspecto clave es la brecha de la ocupación principal, que se enfoca en los ingresos derivados del empleo principal. Este indicador muestra que las mujeres perciben, en promedio, menos ingresos que los hombres por trabajos similares. Factores como la segregación ocupacional, el tipo de empleo y el tiempo destinado al trabajo remunerado influyen en esta diferencia.

El impacto del trabajo no remunerado

Otro factor que agrava la brecha es la distribución desigual del trabajo doméstico. En Argentina, el 68% de quienes realizan tareas domésticas no remuneradas son mujeres, mientras que solo el 32% son hombres. Estas responsabilidades, que no forman parte del mercado laboral, limitan las oportunidades de las mujeres para acceder a empleos mejor remunerados y afectan su crecimiento profesional.

Este reparto desigual de las tareas domésticas, conocido como feminización del trabajo de cuidado, implica que las mujeres deben enfrentarse a una "doble jornada": la remunerada y la no remunerada. Esto restringe su acceso a mejores condiciones laborales y les impone una carga de trabajo adicional, que no siempre se visibiliza ni se reconoce económicamente.

 

¿Por qué persiste la brecha salarial?

La segregación ocupacional es uno de los factores que explican esta brecha. Las mujeres suelen concentrarse en sectores peor remunerados, como la educación, la salud y el comercio, mientras que los hombres tienden a ocupar empleos en sectores mejor pagados como la tecnología o las finanzas. A esto se suma el fenómeno del “techo de cristal”, donde las mujeres encuentran mayores obstáculos para acceder a posiciones de liderazgo y cargos directivos, lo que limita aún más sus ingresos.

Además, el tiempo que las mujeres dedican al trabajo no remunerado, como las tareas de cuidado, les impide acceder a empleos de tiempo completo o a oportunidades de ascenso en el trabajo. Aunque existe discriminación directa en algunos casos, la brecha salarial no siempre implica una diferencia por hora trabajada, sino que está vinculada a las condiciones generales del mercado laboral.

Una desigualdad que afecta a todas

La brecha salarial no solo es una cuestión de ingresos, sino que impacta directamente en la calidad de vida de las mujeres. Al ganar menos, las mujeres tienen menos posibilidades de ahorro, menos acceso a bienes y servicios, y enfrentan una mayor dependencia económica. Este problema es especialmente grave en el caso de las mujeres que son jefas de hogar o que trabajan en la economía informal, donde la precarización laboral es más aguda.

Brecha educativa

El máximo nivel educativo alcanzado por la población en viviendas particulares de 25 años y más, por sexo registrado al nacer, según último Censo, evidenciamos que un 33,8% de las mujeres han alcanzado un nivel educativo superior o universitario (incompleto o completo), mientras que 25,4% de los varones han alcanzado un nivel superior o universitario (incompleto o completo).

 

 

 

Fuente: “Ecofeminita. (2023). Ecofeminita/EcoFemiData: informes ecofemidata. Zenodo. http://doi.org/10.5281/zenodo.4540185”.nstituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). (2022). Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2022. Buenos Aires, Argentina.

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