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La UNCUYO es parte de un estudio clave para detectar Coronavirus en aguas residuales

Lo hace junto al Gobierno de la Provincia y AySAM. El estudio en plantas de tratamiento del Gran Mendoza servirá como herramienta masiva de análisis poblacional y seguimiento de la evolución de la pandemia a nivel local.

imagen La UNCUYO es parte de un estudio clave para detectar Coronavirus en aguas residuales

Con el fin de detectar la presencia de material genético (ARN o rastros) de SARS-CoV-2 en aguas residuales de las plantas de tratamiento “Campo Espejo” y “Paramillo”, la UNCUYO firmó un convenio con el Ministerio de Salud de la Provincia y AySAM para trabajar de forma conjunta en un proyecto multidisciplinario.

El objetivo es identificar zonas de aparición del virus y alertar al sistema sanitario provincial para el seguimiento de la evolución de la pandemia, a nivel local, lo que podría ser aplicable en el resto del país y hasta en el exterior.

La importancia de esta metodología de detección radica en considerar que el SARS-CoV-2 puede ser excretado en las heces de pacientes sintomáticos, pre sintomáticos y asintomáticos y que se ha detectado su ARN en influentes de plantas de tratamientos de residuos cloacales en otros países.

Además, el proyecto contempla también la capacitación de los profesionales técnicos de AYSAM en las técnicas que se emplearán para la detección del virus. Esto persigue generar capacidad instalada en Mendoza para el empleo de estas técnicas y permitir a la empresa elevar sus estándares de operatividad para el futuro.

Firma de convenio

En Casa de Gobierno, el rector de la UNCUYO, Daniel Pizzi, junto a la ministra de Salud, Desarrollo Social y Deportes, Ana María Nadal, y el presidente de AySAM, Alejandro Gallego, firmó un convenio para rastrear la presencia de Covid-19 en las cloacas del Gran Mendoza. En este encuentro, las partes intervinientes acordaron oficialmente los lineamientos de esta propuesta para la que se invertirá, en total, $503.450.

“Esto es muy bueno no solo porque somos la tercera provincia que lo va a implementar sino que se agrega la ciencia a la pandemia. Con esta información se podrán tomar medidas sanitarias con mayor precisión y mejor resultado, como por ejemplo, se podrán definir dónde instalar los operativos de testeos en una zona o barrio, de acuerdo a lo detectado en los sedimentos”, manifestó la ministra Nadal.

“Es importante destacar la asociatividad lograda entre una empresa, un ministerio y la Universidad Pública para convertir investigación en acción al beneficio de todos los mendocinos. Asimismo, esto posiciona a todo el ecosistema de investigación de la Provincia de Mendoza entre los pioneros del mundo en aplicar esta metodología para la detección del SARS-CoV-2 en aguas residuales”, comentó Raúl Marino, coordinador de Investigaciones y Posgrado de la Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado de la UNCUYO.

Desde la Universidad, aclararon además: “Aquí no hay protagonismos, es un equipo interdisciplinario con excelentes profesionales y de diversas instituciones que están trabajando articulados para el bien común”.

En detalle:

Aysam se encargará del aseguramiento de las instalaciones para la toma de muestras que realizarán y compensarán para un almacenamiento primario. El Ministerio de Salud, por su lado, proveerá el ARN del SARS-CoV-2 circulante en la Provincia para uso de blanco y contraste.  

La Universidad, por su parte, se encargará a través de un equipo interdisciplinario conformado por investigadores del Hospital Central, el IADIZA y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, del acondicionamiento de las muestras en laboratorio; de la filtración y extracción del virus y posterior obtención de ácidos nucléicos; y de la realización de PCR en tiempo real para Coronavirus. A su vez, será responsable de finalizar estos estudios con el informe de resultados a cargo del Dr. Israel Vega.

El trabajo se dividirá en tres etapas, la primera de obtención del virus y evaluación de diferentes par de cebadores cuya duración estimada será de 30 a 45 días. En segundo término, se hará la evaluación semanal de las muestras obtenidas en las plantas durante dos meses.

Mientras que en una tercera instancia de alrededor de un año de duración, se hará una evaluación sistemática de las plantas y su correlación con los reportes diarios de personas infectadas.

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