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“Hay que resistir y tratar de generar esta ansia de cambio”

Fernando Kirchmar, es uno de los más importante representantes de cine contestatario de la actualidad y es integrante del grupo de Cine Insurgente. Entrevistado por Agencia Taller hace un análisis de este nuevo cine y de cuáles han sido sus trabajos.

“La imagen se ha convertido en el arma más poderosa que tiene el sistema para subjetivar e imponer su proyecto en nuestras cabezas, se trata entonces de convertirla en un arma de resistencia”. (Cine Insurgente)          

- ¿Cómo surgieron?

- Nosotros somos un grupo de cine que salimos de distintas escuelas de cine, convergemos alrededor de capital federal. Y  empezamos a formar el grupo de cine Insurgente un grupo militante básicamente pero sin partido político. En el sentido, de revolucionaria planteando la lucha de clases. El cine es visto como una herramienta de lucha para las masas. Hemos hecho muchas películas como: Diablo, Familia y Propiedad, L´Hachumyajay, Por un nuevo cine en un nuevo país, Las Madres en la rebelión popular del 19 Y 20 diciembre de 2001, La resistencia, Tercer Tiempo, entre muchas más. Organizamos la primera muestra de cine piquetero, se puede decir que somos los creadores del nombre de esta supuesta corriente cinematográfica. La muestra de cine piquetero se organizó del 6 al 13 de diciembre de 2001, 7 días antes del estallido del 19 y 20 de diciembre.

- ¿Qué es lo que los motivó a realizar este tipo de cine?

- Lo que nosotros creíamos que no se mostraba en el cine tradicional era la lucha de clases. Eso es lo que nos motivo a poner eso en el eje de la pantalla, por eso hicimos  una película sobre un mito que hay en el norte que se llama el familiar, que es un diablo que tienen los dueños de los ingenios: a cambio de la vida de uno o más trabajadores este diablo garantiza al pueblo jujeño la cosecha. Entonces, con esta excusa, ellos secuestraban a trabajadores aborígenes, reclutándolos con el ejército  y se morían como moscas, porque estaban en condiciones pésimas de insalubridad y laborales. Y si protestaban lo secuestraban y lo hacían desaparecer. Y corrían la voz que se lo había comido el familiar. Entonces aprovechamos esta leyenda y contamos toda la lucha de clases en el valle de Valle de San Francisco”.

A diferencia de los ingenios de Tucumán, son ingenios de muchas hectáreas en manos de una sola familia. Los ingenios son campos de 280.000 hectáreas y son zonas donde se cultiva la caña de azúcar..Entonces este era el triste destino de estos indios que eran arrancados de sus comunidades de origen, explotados y acallados con un mito que era este mito del familiar. Esta fue una película muy polémica porque recién asumía la alianza. Y nosotros fuimos bastantes visionarios, ya esperábamos que esto explotara.

- ¿Cuáles son sus objetivos?

- Nosotros nos sentimos orgullosos de haber instalado la idea de que el objeto audiovisual puede intervenir en las luchas y ayudar a destrabar algunas de ellas. O que la gente comprenda determinadas cosas que no habían sido vistas, por ejemplo que el enemigo principal en la marcha del apagón era el ingenio Ledesma, con nombre y apellido. Porque todo el mundo señala a los milicos, estos eran los monos, los dueños del circo eran otros que financiaban esto.

Además, hicimos una película de los guaraníes, y a raíz de eso se hizo una marcha. Es decir, ayudamos con este tipo de elementos a esclarecer, en función de retomar la lucha que es el eterno problema que tenemos nosotros como comunicadores. La gente piensa y actúa en consecuencia a como se la refleja  por los medios empresariales o monopólicos. Hay que luchar por mostrar las cosas desde la óptica de los intereses  de los oprimidos, que es la que nunca está. Porque, en general gana la visión del mundo que intenta imponer la burguesía, nosotros tenemos que luchar contra esto. Es una búsqueda del pasado y del presente, mostrando las  sincronías que existen entre el  pasado con los fenómenos de la actualidad. Hay que resistir y tratar de imponer en pequeños lugares cosas que puedan generar esta ansia de cambio

- ¿Ustedes realizan sólo documentales?

- Por ahora hacemos documentales pero hay mucho de ficción en el documental, porque la realidad no es una cosa en si que esta dada. Sino que hay una mirada, que es un recorte. Y en algunos de los videos nuestros ese recorte es casi ficcional. Tenemos planeado hacer algunas ficciones. Hemos hecho algunas cosas pero menores por ahora porque hace falta tener mucho financiamiento para hacer los largometrajes.

- ¿Estamos en un auge del documental de tipo social?

- Hay un momento de auge, cualquier documental esta en cartel en Buenos Aires 3 o 6 semanas. Nosotros hicimos 5 semanas, que fue todo un acontecimiento para un documental, no había pasado nunca en la historia reciente. Y ahora hay un auge de más grupos, hay muy buena conciencia y ya hay un público. Hay todo un interés por la  revisión de la historia y mucha curiosidad después del 19 y 20 de diciembre. Existe una generación que, tal vez, esté mejor preparada. Y me parece que eso tiene que ver con todo un movimiento que hubo afines de la época del  ´90, con un movimiento político de desocupados.

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