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A 11 años de una idea brillante

Escraches: ¡Desenmascarar, esa es la cuestión! Se cumplen once años del primer escrache de H.I.J.O.S. y de su propio nacimiento. El escrache ya tiene su historia y sus protagonistas.

17 de abril de 2006, 15:37.

Por Javier Tucci

APM/ATPA

Acuerdo de corresponsalía recíproca

Un método de protesta y de sentencia pública. No sólo se lleva a cabo contra ex represores sino también sobre aquellos que, por distintas vías, cometen graves hechos de atropello social.

El escrache es una de las técnicas que ha adoptado la sociedad argentina para no olvidar y condenar a aquellos que destruyeron –y que todavía lo siguen haciendo- los derechos y las ilusiones de personas. Comenzó a practicarse contra los represores de la pasada dictadura militar, acosándoles donde se los encontrase, en las calles, frente a sus domicilios, donde fuere.

Se impuso luego para repudiar a otras prácticas y a otros personajes antisociales. A partir de la revuelta que provocó la renuncia del presidente Fernando De La Rúa, en diciembre de 2001, la sociedad adoptó nuevas formas de manifestación, a través de la creación colectiva de prácticas de protesta y denuncia, disputándole el espacio público al orden establecido.

El sistema político que dejaba aquél gobierno quedaba fragmentado y traía consigo la explosión de una década de neoliberalismo de plomo y corrupción. Frente a la crisis política y económica, el pueblo comenzó a manifestarse ante las renuncias de presidentes, planes económicos absurdos, represión, muerte y corralito (retención de depósitos bancarios). Los nuevos actores eran los ahorristas, activistas de diferentes agrupaciones políticas y corrientes ideológicas, y las asambleas barriales.

Los métodos de protesta son los cacerolazos en plazas, frente a instituciones privadas o estatales, como así también frente a los edificios gubernamentales; las pintadas con aerosol y el escrache.

Este último nació en 1995, de la mano de la agrupación H.I.J.O.S. (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio). La red nacional H.I.J.O.S. tuvo origen en abril de ese año, en medio de un homenaje a los desaparecidos durante la última dictadura militar, llevado a cabo en la ciudad de La Plata, durante la semana santa de aquel año. En aquel encuentro de setenta jóvenes con un promedio de veinte años, surgió la idea de conformar una organización que agrupara a todos los hijos de desaparecidos en las distintas provincias del país.

Para octubre de 1995, H.I.J.O.S. celebraba en Córdoba su primer encuentro nacional, al que asistieron 350 integrantes de 14 provincias. Es a partir de ésta organización que el escrache comienza a utilizarse como herramienta de construcción para la condena social, para lograr el juicio y el castigo de los culpables. Porque escrachar significa poner en evidencia, denunciar a alguien. En el caso de H.I.J.O.S., a los genocidas.

Si bien la palabra escrache deviene del viejo lunfardo porteño, significando "mandar al frente a alguien en público", el término y su práctica se cree que podría haberse producido en la Inglaterra del siglo XIX por un grupo de obreros de una cervecería, influenciados por el proceso revolucionario de 1848.

Según cuenta la historia, en 1850, un grupo de empleados de una fábrica de cerveza inglesa decidió repudiar públicamente la visita a Londres de un torturador austríaco. Por aquellos años, las revoluciones de 1848 habían sido controladas. Uno de los muchos represores había sido el austríaco Julius Freiherr von Haynau, un general apodado "La Hiena". Ya que el nuevo emperador Ferdinando I no aceptaba la política de torturas, el general, debió abandonar su puesto.

Julius Freiherr Von Haynau, tenía, a la hora de su retiro, 64 años. Ya jubilado decide vacacionar por Europa. Uno de los lugares en los que realiza escala fue Londres. Allí el clima era pacífico. Solo se conocía como método de manifestación al Cartismo (movimiento político y social que se inició en el siglo XIX en Inglaterra, debido al descontento que originó el decreto de Reforma de 1832. Su objetivo era alcanzar la aprobación de los principios democráticos contenidos en la carta del pueblo).

Uno de sus líderes, George Harney, dueño del diario "Red Republican", donde se publicó la primera versión inglesa del Manifiesto Comunista, enterado de la visita de Von Haynau a Londres, alentó a sus compañeros a realizar lo que en la Argentina conocemos como: escrache.

Von Haynau incluyó en su itinerario turístico una visita a la fábrica de cerveza Barclay & Perkins. La destilería poseía 430 empleados. Luego de que el torturador firmara el libro de visitas del lugar, los trabajadores le conocieron de inmediato. Según una de las versiones, le arrojaron un fardo de heno en la cabeza y lo taparon con estiércol. También se cuenta que los trabajadores lo cercaron y le propinaron una paliza con palos y piedras. Pero la anécdota no termina ahí. El austríaco se refugió en un "pub". Los obreros se dirigieron al lugar y continuaron con la golpiza contra el ex represor. Para suerte del ex general, la policía interrumpió lo que podría haber terminado en un linchamiento popular.

George Harney difundió en su editorial el repudio contra el ex general y torturador, indicando que el hecho era una prueba del "progreso en el conocimiento político de la clase obrera, su incorruptible amor por la justicia y su intenso odio por la tiranía y la crueldad".

En Argentina, a partir de la agrupación H.I.J.O.S., el escrache nace como un modo de actuar frente al poder político, económico y cultural. Hacia el 2001, el escrache es adoptado por otros manifestantes, como por ejemplo los ahorristas, frente al desencanto, la impunidad y la estafa por parte del Estado.

El escrache es un movimiento de expresión que logra la unión y la transformación de un discurso en un solo objetivo: denunciar públicamente a alguien. Es parte de un nuevo protagonismo social, un lenguaje de los nuevos movimientos políticos y culturales.

El escrache es utilizado para revelar la identidad de alguien que se encuentra en anonimato. La práctica del mecanismo de protesta se lleva a cabo con diferentes características, que hacen a la creación colectiva.

No se elige un solo lugar, sino lugares siempre distintos. En el caso de H.I.J.O.S., eligen escrachar los domicilios de los genocidas ex represores. También lo hacen en lugares en donde se ha practicado torturas, crímenes, robo de bebés como en los hospitales.

Es una intervención callejera de carácter festivo que opera con varias técnicas de representación. Entre ellas se encuentran las pintadas con aerosol, las bombuchas rellenas con pintura, la exposición de fotos de los represores y el bullicio de cientos de personas que buscan demostrarle al pueblo, la cara oculta de estos personajes siniestros.

El formato estético del escrache también demuestra una organización y puesta en escena. En ellos se puede observar bombos y redoblantes, megáfonos, batucadas, murgas, personas subidas sobre zancos, portando banderas y pancartas, utilizadas para denunciar al ex represor. Generando de esta manera la celebración de la emulación, mediante un acto comunitario.

El escrache comienza con una convocatoria a los participantes del mismo, quienes suelen concentrarse en las cercanías del objetivo a escrachar. Asimismo, los organizadores invitan a los medios de comunicación.

Otro de los dispositivos que lleva a cabo H.I.J.O.S. es la distribución de panfletos en los que aparece la foto del genocida escrachado, con su apodo, el cargo que ocupaba en la época represiva, su dirección exacta, teléfono, y finalmente un texto que incita a denunciarlo: "Repúdielo, si no hay justicia hay escrache".

"El pueblo debe ser testigo del castigo y la condena social", firma como premisa básica la agrupación H.I.J.O.S.

Según el fallecido filósofo francés Michel Foucault "el condenado, expuesto a la vergüenza, humillado, recordado varias veces sus crímenes, es ofrecido a los insultos, y a veces a los asaltos de los espectadores".

A partir de la iniciativa de H.I.J.O.S. y de los activistas que encabezaron los repudios frente al escenario del 19 y 20 de diciembre de 2001, comienza a delinearse un protagonismo en que la expresión social, estética y política tiene un papel fundamental para la formación de un "Estar", no solo como meros "opinólogos" sobre la realidad, sino como parte de un movimiento que se expresa para combatir la desigualdad y la corrupción, en algunos casos, y en otros para mantener la memoria activa, la justicia por mano propia frente a la incapacidad política y moral del Estado.

El escenario en donde se lleva a cabo el escrache se ve transversalmente cruzado por expresiones cargadas de pura ideología discursiva. Dice Althusser que "las representaciones ideológicas son matrices de prácticas sociales y, ellas mismas, producto de esas prácticas. En cuanto a su eficacia simbólica, la ideología funciona cohesionando el todo social, cimentando la unidad de un conjunto social complejo, contradictorio, atravesado por las luchas, el conflicto."

Uno de los últimos escraches que se llevaron a cabo a lo largo del 30 aniversario de golpe de Estado de 1976, el 24 de marzo pasado, tuvo lugar frente al domicilio del ex dictador Jorge Videla, que se encuentra con arresto domiciliario en el barrio porteño de Belgrano.

Los participantes del escrache lograrían algo más que escribirle las paredes del edificio al ex dictador. Llevaron hasta el domicilio de Videla, una grúa que subió a dos de los manifestantes hacia una de las ventanas del quinto piso. Una vez en las alturas con bombuchas con pintura roja y en medio de un bullicio generalizado empezaba uno de los más célebres escraches de todos los tiempos en nuestro país.

El escrache obtuvo la recompensa que esperaban los manifestantes. Luego de arrojarle las bombuchas de pintura y de que terminase el escrache al ex represor, las voces comenzaron a sentirse al unísono coreando: "¡Videla, la casa te quedó manchada con sangre!.

Quién lo hubiera dicho: que aquellos que hace 30 años eran bebés que apenas podían balbucear mamá y papá (desaparecidos), se iban a organizar para luchar contra la impunidad.

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