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A 32 años del fin de una esperanza en Chile

El día 11 de Setiembre de 1973 se cumplió a la perfección un siniestro plan ideado desde Washington por el presidente Richard Nixon y su asesor en Asuntos de Seguridad Nacional, Henry Kissinger.

Por Germán Petrich

Agencia Taller Departamento de Escenarios Latinoamericanos

petrich3119@yahoo.com.ar   

Previo a la llegada del gobierno popular a Chile, ya existía un plan delineado desde el Norte que tenía 2 objetivos muy claros: uno era evitar que el socialista Salvador Allende acceda a la presidencia de la Nación, y el otro ejercer el control político, montando “acciones encubiertas” para así poder, en el futuro, negar la intervención del gobierno estadounidense.

La CIA comenzó sus actuaciones a través del Comité 40, formado por la Secretaría de Estado, la Secretaría de Defensa y la misma CIA.

Según la periodista chilena Patricia Verdugo, en los años 60 su acción encubierta más importante fue la inyección de millones de dólares para la candidatura de Eduardo Frei por la Democracia Cristiana, quien resultó ganador. Esto se repitió en las elecciones de 1970, apoyando al derechista Jorge Alessandri del Partido Nacional, por intermedio de la empresa ITT que tenía el monopolio del servicio telefónico.

Un informe de la Comisión Church del Congreso de los Estados Unidos descubre que la CIA destinaba millones de dólares al Diario El Mercurio con el objetivo de sembrar el miedo en la población hacia un futuro gobierno comunista.

En Chile la vida política transcurría con relativa normalidad sin que el Ejército tuviera intervención alguna hasta que en 1969 dos generales realizaron un intento fallido de Golpe de Estado. Por esto el presidente Frei nombró al General Shneider como Jefe del Ejército, quien garantizaba la continuidad democrática. Posteriormente sufrió un atentado supuestamente avalado por la CIA, dos días antes de la asunción al poder del socialista Salvador Allende.

Allende se presentó por cuarta vez y triunfa con el 36% de los votos y un mes después el Congreso ratifica su elección. Esta noticia molestó a la Casa Blanca y el entonces presidente Nixon, que ya había dado instrucciones para desestabilizar al país en todos los ámbitos, fortaleció esa orden recomendando a los organismos internacionales suspender los créditos otorgados, en otro términos: “hacer aullar de dolor a la economía“. Esto comenzó ha sentirse en profundidad en 1972 con la asfixia financiera, el desabastecimiento, el mercado negro, los paros de transporte y los actos terroristas de la ultraderechista Patria y Libertad subvencionada por la CIA; todo esto fue amplificado por la prensa.

En el Ejército no había condiciones reales para un golpe ya que el General Prats, jefe de esa institución era absolutamente leal al gobierno como así también la Armada, la Fuerza Aérea y los Carabineros. Pero el 23 de Agosto de 1973 este general debió renunciar y fue reemplazado por Augusto Pinochet.

El día 9 de Setiembre, el presidente Allende ideó la convocatoria de un plebiscito para resolver la crisis política  y se lo comunicó a Pinochet, quién ese mismo día firmó el pacto golpista.

El día 11 de Setiembre el General Pinochet, el General Gustavo Leigh de la Fuerza Aérea, el Almirante José Merino y el General César Mendoza de Carabineros constituyen la Junta Militar golpista que derrocó de forma trágica al gobierno de Salvador Allende

Para la historia, Salvador Allende es un defensor acérrimo de la democracia y Pinochet su traidor y dictador criminal que deberá pagar por sus crímenes de lesa humanidad y por la brutal desigualdad social que su proyecto económico dejo como marca indeleble hasta el presente. Cualquier similitud con el caso argentino, no es pura casualidad.

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