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Adolescencia: los embarazos no deseados

Aumentan los riesgos en la maternidad  adolescente. Según un informe, en el país el 70 por ciento de los embarazos adolescentes son no deseados.

En Argentina, el embarazo y la maternidad adolescente continúan en ascenso. Cada 5 minutos una adolescente tiene un bebé, y el 15% de las embarazadas son menores de 19 años.

La maternidad en la adolescencia es riesgosa no solo para la madre, sino también para el bebé. Una madre adolescente tiene más posibilidades de correr riesgos que una joven mayor de 20 años, esto debido a que se presentan mayores complicaciones. Los riesgos más frecuentes son el parto prematuro y el nacimiento con bajo peso, lo que podría llevar a la muerte de ambos.

En Mendoza, en el 2001, los nacimientos con bajo peso rondaban el 15% en menores de 15 años. Mientras que la tasa de mortalidad infantil era del 51, por ciento. Según datos del Ministerio de Salud y Acción Social de la Nación, en el país las tasas de la llamada "muerte materna" son elevadas. Hay diferencias según las edades, el nivel socioeconómico y el nivel de escolaridad. Según datos de 1999, se registraron 122 muertes maternas de menores de 15 años cada 100.000 nacidos vivos. Mientras que en nuestra provincia en el 2001, según la Dirección Provincial Materno Infantil, se registraron 1980 casos.

También, mientras más joven es la madre, más probabilidades tiene el niño de morir antes del año, esto se debe a la falta de cuidados ante un embarazo no deseado.

Según un informe del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes), en el país, el 70 por ciento de los embarazos adolescentes son no deseados. La acción de rechazo hacia el embarazo puede responder a haber sufrido una violación, un incesto o a no sentirse preparados para tener un hijo. Muchas jovencitas ante estas situaciones recurren al aborto. Según cifras del INDEC, el 37% de los embarazos termina en aborto.

Ana María Andía, directora del Programa Provincial de Salud Reproductiva, sostiene que los riesgos del bebé están relacionados a que los controles necesarios sean tardíos. Las jóvenes tienden a ocultarlo por lo que se demoran en ir a consultar con los especialistas.

Andía argumenta que, al no haber controles a tiempo en la gestación, los problemas de salud se complican. Muchas veces las chicas con bajo peso dejan de comer para ocultar la panza, o se alimentan mal, lo que pone en riesgo el embarazo.

Las jovencitas tienden a ocultarlo porque el embarazo adolescente es rechazado socialmente, ya sea por cuestiones morales o religiosas. Generalmente tienen miedo a perder la confianza de sus padres y a tener que abandonar sus estudios.

Según el informe realizado por Cedes, un embarazo complica la permanencia de la joven en el aula. Sólo cuatro de cada diez chicas que estudiaban al momento de embarazarse, continúan sus estudios hasta el final de la gestación, generalmente esto se debe al temor de sufrir discriminaciones o por vergüenza.

El momento de mayor deserción escolar no es durante el embarazo, sino después del parto, porque tienen que cuidar del bebé. Para evitar la deserción, distintas escuelas de Buenos Aires han creado jardines maternales para cuidar a los hijos de las estudiantes, mientras ellas concurren a clases.
Cristina E. Mancin

mancincristina@yahoo.com.ar

Departamento de Sociedad y Movimientos Sociales

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