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Agrarias homenajeó a estudiantes y docentes castigados, suspendidos y desaparecidos

La dictadura desde diferentes miradas: como estudiantes, docentes, trabajadores estatales, amas de casa, como toda una generación silenciada que intenta reconstruir su memoria para que los jóvenes, que son el futuro, luchen por su libertad fue el saldo de la Jornada sobre la Recuperación de la Memoria que organizó la Facultad de Ciencias Agrarias y que buscó recuperar la memoria  sobre los hechos sucedidos durante la última dictadura cívico-militar. 

imagen Agrarias homenajeó a estudiantes y docentes castigados, suspendidos y desaparecidos

Jornada sobre la Recuperación de la Memoria se realizó en Agrarias.

Que la Universidad debe ser un espacio para la construcción de conocimientos críticos y de pensamientos libres; que debe fomentar la pluralidad, la participación y democracia y no ser una estructura rígida de conocimientos verticales y de prohibición de ideas fueron algunos de los conceptos vertidos por quienes participaron del panel sobre la Semana de la Memoria que se concretó en el aula Magna de la Facultad.

Esta iniciativa  se sumó a las actividades que organizó la UNCuyo  en conmemoración  por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. En la oportunidad se hizo un análisis histórico de lo sucedido trayendo a la memoria de todos a la alumna y docente Elsa Becerra y a quien fuera profesor de Fruticultura, Omar Macera Pincolini, ambos desaparecidos.

Además este encuentro puntualizó en los conceptos democracia y universidad como herramientas necesarias para ejercer la libertad, el pluralismo y la construcción de conocimientos críticos y libres.

El panel fue integrado por el decano de la Facultad y profesor de la cátedra de Viticultura, José Rodríguez; el docente de la asignatura Fisiología Vegetal y cesanteado durante la última dictadura militar, Bruno Cavagnaro; el director de Agricultura familiar de Mendoza, militante de la Corriente Agraria Nacional y Popular y ex militante de la agrupación estudiantil Martín Fierro, Leonardo Miranda; la secretaria general del gremio UPCN Regional Mendoza y en representación de los trabajadores que fueron perseguidos durante la época, Graciela Grossi; el director  de Protección de Derechos Humanos de la Provincia y militante de la comisión de estudiantes y egresados por los DDHH y la ética, Rubén Cuello y una de las Madres de Plaza de Mayo, María Domínguez.

En un aula inundada de emociones atendieron y escucharon estudiantes, profesores, agrupaciones, autoridades universitarias y madres de Plaza de Mayo. La apertura comenzó con la proyección de un video sobre la carta de Susana Roitman, una alumna cesanteada, que recordó  lo sucedido en los años setenta cuando varios integrantes de la Unidad Académica fueron expulsados y suspendidos.

Después fue el turno de los expositores. Se abrió con las palabras del decano Rodríguez “Soy hijo del terrorismo de Estado” y continuó “Habría que recuperar la memoria para no volver a repetir los errores en el futuro. La famosa frase del Nunca Más no queda redundante nunca”. Más adelante dijo que en Agrarias no se había realizado antes un acto reivindicatorio no solamente a los alumnos, docentes, no docentes desaparecidos o sancionados sino también al resto de la comunidad  universitaria y a la población en general “No nos olvidemos que si bien el universo de la Facultad y la Universidad no es muy amplio, estamos hablando de 30.000 compañeros que no están con nosotros. Es un número que nos marca el daño que ocasionó la pérdida una generación”.

Rodríguez recordó al fallecido vicerrector de la UNCuyo, Gustavo Kent, con quien entabló una importante lucha por los derechos humanos. Asimismo conmemoró  la memoria de la alumna y docente Elsa Becerra, al profesor Omar Macera Pincolini y a todos los educadores y estudiantes castigados en ese período.

Definió al terrorismo de Estado no como “algo improvisado” sino que comienza mucho antes del golpe militar y que fue montado durante la época democrática. Explicó que “sin la connivencia civil los militares no podrían haber hecho lo hicieron” y agregó que  “uno de esos cómplices- de la sociedad civil- tuve el gusto y placer,  junto con otros compañeros, de echarlo de la Universidad Nacional de Cuyo”. Se refería al ex profesor de la Facultad de Derecho y  juez Miret.

El decano utilizó una frase del profesor y filósofo, Andrés Roig -cesanteado en la época de la dictadura y después reintegrado como personal docente de la Universidad-  en homenaje a los caídos: “El acto de reparación en sí mismo es importante siempre y cuando el objetivo del mismo sea reconstruir todo el daño que se hizo durante el terrorismo de Estado”.

Manifestó que la Universidad “tiene que tender a hacia una institución libre y  una educación no verticalista en la cual no prime la prohibición  de las ideas y por lo tanto  sea una educación  pluralista, autogestionaria, participativa y democrática”.

Rodríguez decidió concluir su participación con un poema de Mario Benedetti “Los desaparecidos”.

A su turno Cavagnaro, profesor cesanteado  en la dictadura,  se dirigió a los jóvenes de hoy como aquellos que tienen la posibilidad de ejercer la libertad. Dijo que “en esta Facultad, en la Universidad y en Argentina existe libertad”. Asimismo definió a la Universidad como “el lugar donde uno puede ejercer sus ideas y no tiene que ser castigado ni cesanteado”.  Relató cómo fue su expulsión, junto con otras 20 personas, del ámbito académico “No éramos militantes, queríamos algo nuevo, teníamos ideas nuevas. Queríamos que la Universidad representara lo que nosotros queríamos que representara”. Enfatizó que fue calificado de “subversivo” por tener ideas nuevas.

Por su parte Grossi habló sobre la dictadura desde la mirada de los trabajadores estatales. Definió el papel del Estado de la época como una “doble figura”, es decir, como un “Estado que da trabajo y como un Estado que persigue”. En ese sentido explicó que en ese entonces “vivíamos según lo que decían ellos y dejamos de ser yo para ser ellos”. Más adelante expresó al público joven “ustedes son el futuro, deben luchar por la justicia social y por un proyecto igualitario” y agregó “la libertad es lo más que puede tener el ser humano”.

Cuello, referente de los DDHH de Mendoza, refirió a la Universidad como “constructora del conocimiento” e hizo alusión a la época militar donde la Institución desplazó a los estudiantes en la construcción del conocimiento y se generó una visión jerarquizada de la sociedad donde “no se podía cuestionar nada y debíamos ser recipientes que absorbiéramos un contenido previamente digerido,  enlatado que nos decía que teníamos que decir, que teníamos que pensar y que intereses debíamos defender”.  Más adelante dijo que en las sociedades democráticas hay una sociedad de conflicto, de intereses contrapuestos y que es el desafío de la política y de la sociedad democrática “la construcción de conocimiento y la participación. Esto es lo que le da vida a las instituciones por eso la Universidad debe dejar de ser la burbuja que durante tanto tiempo nos inventaron que era y debe abrir sus puertas al pueblo para que juntos en la construcción de conocimiento podamos verterlo en algo útil , real y ponerlo en función de un proyecto nacional y popular”.

Miranda, del área de Agricultura familiar, compartió sus experiencias como militante poniendo énfasis en la fundación de la agrupación Martín Fierro, agrupación que lleva por nombre a un personaje emblemático y que “representa nuestra expresión”. Según su visión la intención era “conducir con identidad cultural”. Además reflexionó sobre su participación y  compromiso como ciudadano.

“Hace 34 años que dejamos las cacerolas para salir a buscar a nuestros hijos”, así se pronunció María, una de las integrantes de las madres de Plaza de Mayo de Mendoza, a los presentes. Enfocó su discurso hacia los jóvenes a quienes les dijo que en la lucha por la libertad “no deben nunca dejar de capacitarse, estudiar y militar”.

 

 

 

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