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Alergia a los exámenes

02 de diciembre de 2008, 16:29.

Esta fobia a rendir una prueba se nota sobre todo con las exigencias de fin de año. Nervios, angustia e insomnio son algunos síntomas. Qué hacer.

¿Quién no se puso nervioso alguna vez frente a una situación de examen? En esta época del año en que se definen las pruebas finales, tanto en la escuela como en la Universidad, crece el nerviosismo y aumenta la ansiedad.
 
"Pero si al clásico nerviosismo y mente en blanco se le suman temblores, aceleración cardiaca y respiratoria, náuseas y vómitos, estamos en presencia de un cuadro de fobia", explica la psicóloga Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de la Ansiedad (Ceeta).

¿Qué es la fobia a los exámenes?

Es un trastorno por ansiedad social o fobia social. Consiste en un temor muy grande a poder rendir un examen. Este temor genera una ansiedad alta y no se relaciona con la cantidad de estudio previo que haya hecho la persona sobre la materia a rendir.

¿Cómo me doy cuenta?

La persona siente un nerviosismo muy alto con bastante anticipación a la fecha del examen: sudoración, insomnio, irritabilidad, angustia, palpitaciones, náuseas, vómitos, mareos. Quienes lo padecen son personas con altas exigencias, preocupación desmedida por los errores y gran vulnerabilidad a las críticas de los demás. Este cuadro suele comenzar en la infancia.

¿Cuáles son las principales causas de esta fobia?

Hay tres causas diferentes: la herencia familiar, provenir de una familia con padres ansiosos, temerosos y altamente exigentes; con los factores socio ambientales, al haber crecido rodeado de personas sobreprotectoras, tímidas y perfeccionistas; o por haber presenciado o pasado el ridículo, haber sido rechazado o desaprobado en forma traumática.

¿Cómo se soluciona este problema?

Por lo general los padres obligan a los chicos a intensificar las clases particulares en lugar de consultar a un especialista. Lo indicado para resolver la fobia social es una terapia de tipo breve cognitivo conductual, que dura unos meses (depende de cada paciente), en los que se trabaja sobre los pensamientos automáticos negativos como el "no voy a poder" y se trata de desdramatizar la situación.
 
Lo más importante es reconocer el problema por el sufrimiento que genera y porque si no se lo trata a tiempo el trastorno sigue evolucionando y puede llevar a abandonar la vida académica o a problemas en la vida profesional y laboral. CC

Aumento de casos en Mendoza

La mirada local del tema hace foco en la situación puntual del estudiante universitario. Así desde su experiencia, Adriana Hunau, responsable del servicio de orientación vocacional de la UNCuyo, comienza a diagramar su opinión definiendo primero el término:
 
“En realidad la palabra adecuada es el de ‘conductas fóbicas’, que se vinculan con el desarrollo de un temor irracional hacia algo. Un miedo que esa persona -con determinadas características y múltiples causas que la perfilan vulnerable- desarrolla y tiene a punto tal que la bloquea para poder rendir, como en este caso”.

En el ejemplo puntual de un examen, el joven con conducta fóbica enfrenta dos temas: la exposición y el alto costo que representa tener sobre sí la mirada del otro, con la consiguiente aprobación o no que esto implica.

“La conducta fóbica genera la evitación de aquello que se teme. Por ello el estudiante puede llegar a bloquearse y hasta a no acordarse de nada para terminar paralizado. Hay que entender que no todo tiene que ver sólo con las características de personalidad de la persona.

Carecer de herramientas para enfrentar una situación, los niveles de exigencia académica, contexto familiar...etc, son aspectos multicausales que no deben ignorarse”.

De esta manera, la Universidad demuestra un cambio respecto de otros períodos.

“Si comparamos con años anteriores, ha habido un incremento de este tipo de conductas a la hora de rendir. El fenómeno es multicausal: la inseguridad del afuera proyectada en el adentro del joven; estar lejos de casa en un ambiente totalmente diferente; el contexto familiar etc.

Pueden ser varias y dependerán de la persona; no podemos generalizar. Es importante consultar a un especialista para poder realizar tratamientos psicoterapéuticos que ayuden a resolver la situación. No hay por qué quedarse atrapado en algo que sí tiene salida”, señala la profesional.

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