Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

Alumnos bravos: la DGE insiste en la inclusión

19 de marzo de 2009, 16:34.

Tras los episodios en la Pablo Nogués y en el Liceo Agrícola, una funcionaria remarcó esa política oficial.

A raíz del hecho de violencia ocurrido en la Pablo Nogués, donde según una denuncia penal un alumno de segundo año golpeó y amenazó a otro con un cortaplumas, la Dirección General de Escuelas (DGE) aseguró que se mantendrá al menor agresor del dentro del establecimiento, en concordancia con la “escuela inclusiva” que pretende la actual gestión de educación.

Para la DGE la solución está en apelar al viejo manual de la buena conducta, ya que “los chicos educados blandamente no tienen un comportamiento sumiso y son los que más faltan el respeto al otro”, según dijo María Eugenia Carbonari, titular de la Dirección de Orientación y Apoyo Psicopedagógico Comunitario (DOAPC). Agregó que la idea es que “la escuela sustituya a la familia en la enseñanza de normas de convivencia”, de modo que las aulas se conviertan en una vivencia del ejercicio ciudadano.

Con normas de respeto básicas aplicadas en el aula, tanto hacia el maestro como hacia el compañero se pretende una mejor convivencia. Esta estimulación afectiva rápida, como es entendida en la jerga docente, sería para el Gobierno un eficaz antídoto contra las “conductas desacertadas”, como oficialmente entienden los raptos violentos.

Al caso de la Nogués se sumó un menor encerrado y maniatado en el baño del Liceo Agrícola. Desde la UNCuyo coincidieron con la postura oficial sobre la gravedad de los hechos, aunque la casa de estudios que depende de la Nación aseguró que a los chicos agresores del Liceo se les aplicará una sanción que iría desde amonestaciones hasta dejarlos libres.

Para ellos la no violencia se fomenta desde los talleres extracurriculares de esparcimiento hasta reforzando la figura del preceptor como intermediario en este tipo de conflictos.

Las dos posturas

Según declaró la titular del DOAPC sobre el programa psicoeducativo, “sirve para eliminar la violencia e inseguridad porque uno de los mayores problemas es la falta de conocimiento de lo que significa una conducta exitosa. Cambiamos un acto de violencia por una conducta prosocial, es decir acertada para la convivencia con el entorno”. Sobre el caso suscitado en la Nogués el 10 de marzo, la funcionaria admitió que la DGE lo supo el mismo día y que “la postura es no dejarlo solo ni fuera de la escuela ya que es aquí donde se debe restablecer su conducta”.

“La violencia escolar responde al avance de los problemas emocionales. Hoy los padres son tan adolescentes como sus hijos”, sentenció Carbonari. “Proponemos que los docentes acompañen la enseñanza de las materias con el abecé de la conducta humana”, se explayó.

Por su parte, María Isabel Zamorano, directora general del nivel preuniversitario de la UNCuyo, dijo que en los colegios de la universidad se hace un trabajo preventivo desde los gabinetes multidisciplinarios instalados en las escuelas.

Agregó que trabajarán para “tomar al preceptor como una figura cercana a los adolescentes que los contenga y sirva de intermediario, además de fomentar actividades extracurriculares”.

Propuestas

- La DGE prevé la enseñanza de buenas conductas dejando al chico conflictivo dentro de la escuela.
- La UNCuyo apunta a prevenir la violencia reforzando la figura del preceptor y fomentando las actividades extracurriculares.

Dos hechos recientes

Golpeado y amenazado
Un alumno de segundo año de la escuela Pablo Nogués habría sido golpeado y posteriormente amenazado con un cortaplumas en uno de los recreos del turno vespertino.

Ocurrió el 10 de marzo y según consta en la denuncia que la familia de la víctima radicó en la Oficina Fiscal Nº1 de Ciudad, el agresor sería un alumno de esa institución que cursa el mismo año y que le habría provocado una quebradura en el tabique nasal a su compañero. El conflicto se desató porque no se tenían simpatía.

Maniatado y amordazado
En el Liceo Agrícola un estudiante de primer año del Polimodal permaneció atado y amordazado durante diez minutos en el baño del colegio. Según testimonios, se trató de un ritual instalado por los alumnos de años superiores para dar la bienvenida a los chicos nuevos, aunque esta versión fue desmentida por los directivos.

Los culpables de la broma podrían recibir más de 20 amonestaciones, en cuyo caso el Consejo Escolar definiría los destinos de los rebeldes.

Contenido relacionado