Desde el Área de Relaciones y Condiciones de Trabajo del Instituto de Trabajo y Producción (ITP) de la UNCUYO y, en el marco del Programa de Estudios sobre la Situación Educativa y Laboral de jóvenes adolescentes y jóvenes (PRESELAJ), se desarrolló un Informe sobre el Trabajo de Jóvenes en Mendoza en el período que va del 2019 al 2021. El mismo se caracterizó por altos índices de informalidad y desempleo, generando condiciones diversas para afrontar la crisis registrada y profundizada a raíz de la pandemia por COVID-19.
En el documento se analizan las consecuencias en la situación laboral y educativa de jóvenes de 15 a 24 años, desde un enfoque relacional y multidimensional que incorpora el análisis de las brechas generacionales en la calidad del empleo y la segregación horizontal del trabajo juvenil.
Esta crisis sin precedentes tuvo impactos diferenciales en las condiciones de trabajo de jóvenes y, especialmente, entre jóvenes. Por ello, se avanzó en indagar de forma sistemática cómo se construyen estas desigualdades en cada una de las regiones de la Provincia, a los efectos de aportar evidencia al análisis de los mercados de trabajo locales, sin perder de vista el alcance mundial y nacional de los problemas que los mundos del trabajo afrontan.
Algunos datos del informe
Durante la pandemia la población juvenil tuvo que retirarse del mercado de trabajo ante la falta de oportunidades y retomar o continuar la asistencia al sistema educativo, sobre todo entre las mujeres, aun contando con habilidades reclamadas en las actividades declaradas como esenciales. Los efectos de la crisis económica recayeron, en primera instancia, en los/as jóvenes, mientras la recuperación, a la inversa, fue mucho más lenta en relación a los/as adultos/as.
En el segundo trimestre de 2020, mientras regía el ASPO, es notable el abrupto descenso de la tasa de actividad en los todos los tramos de edades, pero fundamentalmente en los juveniles: para el Gran Mendoza, aproximadamente 11 puntos porcentuales (p.p) entre los grupos juveniles en comparación al 7 p.p. promedio de los grupos de edad adulta (Fuente: EPH-INDEC).
Sin embargo, los/as jóvenes sostuvieron la asistencia al sistema educativo, sobre todo las mujeres. El 48,5% de las mujeres y el 41,1% de los varones jóvenes que estudiaban en 2019, ascendió al 54,1% y el 45%, respectivamente, en 2020 (Fuente: ECV-DEIE).
En aquellos/as que permanecieron en el mercado de trabajo se acrecentaron las brechas en la informalidad laboral respecto a los/as adultos/as: a pesar de las características propias de los diversos mercados de trabajo regionales, aproximadamente 8 de cada 10 jóvenes asalariados/as no contaban con aportes a la seguridad social en 2020 (Fuente: ECV-DEIE).
Por otro lado, el 39,4% de los varones jóvenes no estudiaba en 2019 pero se encontraba activo en el mercado de trabajo, reduciendo la participación relativa al 37% en 2020. En cambio, en el grupo de mujeres la participación relativa de aquellas que trabajan o buscan trabajo pero no asisten a instituciones educativas es mucho menor, 21,2% en 2019, y se reduce al 18,6% en 2020.
Finalmente, los/as jóvenes que no estudian, no trabajan ni buscan trabajo representan aproximadamente al 7% de los varones, y se mantiene constante entre los años comparados. En cambio, el 16,9% de las mujeres no estudiaba, ni trabajaba, ni buscaba trabajo en 2019, reduciéndose a 1,6 p.p. en 2020.
Para las personas interesadas, el informe completo se puede descargar aquí.