El pasado miércoles, 2 de junio, se llevó a cabo una asamblea donde lo que menos se hizo fue discutir los puntos para los cuales se había convocado la misma. Haciendo un poco de memoria, el lunes 31 una gran mayoría de estudiantes votó a favor de mantener la toma del decanato hasta que las autoridades dieran una solución directa a los reclamos establecidos, los cuales tienen que ver con la posición en contra de la cancelación de matrículas y el pedido de prórroga para la presentación de documentación por parte de los ingresantes a primer año.
Como principal objetivo de esta asamblea, aparecía la posibilidad de discutir acerca de la propuesta, por parte de las autoridades, de conformar una comisión mixta que revise caso por caso las situación particular de cada aspirante para ver si correspondía o no otorgar el plazo solicitado.
Lo cierto es que esta discusión no pudo efectuarse y en su lugar asistimos a una “pelea” de dos bandos claramente diferenciados. Lo que ocurrió fue que gente perteneciente a la agrupación GEI realizó una convocatoria de alumnos en forma telefónica y por mail para que asistieran a la asamblea con la única intención de levantar la medida de fuerza.
Desde un primer momento las cosas estuvieron claras, un grupo de estudiantes por un lado, cuyo plan no tenía nada que ver con discutir, analizar, ni siquiera escuchar, lo único que pretendía era que se levantara la toma, y cuyos argumentos más sólidos fueron “queremos estudiar, queremos tener clases, hemos estado estudiando para las mesas de mayo y por culpa de esto no podemos rendir, no podemos consultar”. Por el otro lado los alumnos que han sostenido esta medida intentaron explicar que la voluntad de estudiar la tienen todos, que se ha buscado por diferentes medios la posibilidad de continuar el dictado de clases y de realizar horarios de consulta, se volvieron a citar luchas pasadas en las que se habían conseguido éxitos para todos y se plantearon las atrocidades de estas políticas de ach! icamiento en las universidades públicas.
Alrededor de esto giró la caótica asamblea, donde los diferentes oradores de ambos bandos se interrumpieron unos a otros, el nivel de agresión fue creciendo y lo que podría haber sido una discusión enriquecedora se transformó en una patética pelea que terminó cuando el sector que pretendía levantar la toma se levantó y abandonó el recinto.
La situación va un poco más allá de dos bandos, de estar a favor o en contra de la toma, ambas posiciones son válidas, incluso una tercera que no se manifieste por ninguna de las dos anteriores, pero se requiere un conocimiento más amplio que abarque toda la complejidad del asunto. Resulta irrisorio, estando en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, que a muchos alumnos lo único que les interese sea tomar una clase o rendir una mesa y no tomar conciencia de los diferentes problemas que afectan a la comunidad en la que se mueven. A tal punto de individualismo hemos llegado? Estamos hablando de los futuros políticos, comunicadores, sociólogos, trabajadores sociales, resulta un tanto alarmante que no se interesen por estos problemas, por lo menos al punto de saber a fondo qué es lo que se está discutiendo y reclamando, y después sí votar a favor o en contra de una medida de fuerza.
Por último la gente que quedó en la facultad acordó convocar a los estudiantes por todos los medios posibles para que el jueves a las 15 se realice una asamblea masiva que determine el rumbo a seguir. Habrá que esperar hasta entonces.
Pablo Bazán
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