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Avance clave para el desarrollo de una vacuna contra la leishmaniasis

Un equipo de investigadores de Argentina y Brasil logró identificar cuatro antígenos inmunodominantes que pueden ayudar en la prevención de la enfermedad que afecta principalmente a poblaciones con acceso limitado a la salud. Estos resultados de alto impacto, en los que participa la UNCUYO, han sido publicados por la prestigiosa revista Frontiers in Immunology.

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Avance clave para el desarrollo de una vacuna contra la leishmaniasis.

Docentes investigadores de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM), del Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo (IMBECU, UNCUYO-CONICET) y de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) de Brasil han dado un paso alentador para el desarrollo de una vacuna contra la leishmaniasis, una enfermedad parasitaria endémica que se expande en el continente y que en Argentina afecta a las provincias del noroeste y nordeste.

“Realizamos un análisis inmuno proteómico mediante western blot en 2D, donde las proteínas de Leishmania fueron incubadas con sueros procedentes de animales inmunizados con una vacuna de primera generación que generó protección frente a la infección por el parásito. Así logramos identificar y caracterizar cuatro proteínas inmunodominantes que podrían ser candidatas para el desarrollo de una vacuna de tercera generación”, explicó el doctor Diego Cargnelutti, investigador responsable del trabajo

Cabe recordar que la leishmaniasis es una zoonosis parasitaria, es decir, es una enfermedad que afecta a animales y que puede transmitirse a las personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera como una de las enfermedades olvidadas por afectar principalmente a las poblaciones más pobres y con limitado acceso a los servicios de salud.

Por tratarse de resultados de alto impacto, este trabajo ha sido publicado recientemente por la Frontiers in Immunology (Suiza), una de las cinco revistas de Inmunología más citadas a nivel mundial.

“Un antígeno vacunal contra Leishmania -continúa el investigador-, además de ser inmunógeno y estar lo más conservado posible entre las especies de Leishmania, debe ser filogenéticamente divergente a cualquier proteína humana o canina (dependiendo del hospedero donde se aplicará la vacuna) para no generar autoinmunidad”. En este punto, el científico especificó que las proteínas identificadas presentaron baja tasa de conservación filogenética respecto al ser humano y canes, acompañado de un elevado nivel de conservación filogenética dentro de la familia Trypanosomatidae, y en particular del género Leishmania, lo cual resulta altamente favorable para poder utilizarlas en formulaciones vacunales.

Otros detalles del estudio

En la lucha contra esta patología aún no existe una estrategia profiláctica basada en vacunas y su tratamiento conlleva diversos inconvenientes. ““Hasta el momento no se cuenta con una vacuna para prevenir la leishmaniasis en humanos y el tratamiento farmacológico de primera línea, el antimoniato de meglumina (Glucantime es su nombre comercial), genera alteraciones hepáticas, pancreáticas y renales. Para tratar casos de leishmaniasis, el Estado argentino tiene que importarlo desde Brasil, que es donde se produce y comercializa”, detalló Cargnelutti.

La leishmaniasis tiene distintas presentaciones clínicas (cutánea, mucocutánea y visceral) y cada una afecta distintas regiones u órganos del individuo infectado. El equipo científico ha estudiado formulaciones vacunales contra la leishmaniasis cutánea. Lo hace a través del análisis inmuno proteómico, el cual permite la búsqueda de biomarcadores o proteínas inmunodominantes (requerimiento para el desarrollo de vacunas).

“Para la investigación de la inmunorreactividad de los anticuerpos de modelos animales frente a las proteínas del parásito, el empleo de un western blot en 2D representa el método de elección. Extractos proteicos totales del parásito son separados por medio de una electroforesis y las proteínas inmunorreactivas son detectadas mediante western blot en 2D con suero (anticuerpos) de individuos vacunados. Las proteínas que generan señal diferencial son las inmunodominantes”, describió Cargnelutti, quien también es docente investigador del Área de Parasitología de la FCM de la UNCUYO.

Integran el equipo de trabajo, los doctores Juan Pablo Mackern-Oberti, María Victoria Sanchez, Flavia Bruna y Esteban Lozano. Para llevar adelante esta investigación recibieron financiamiento de la Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado (SIIP), la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), el CONICET y la Fundación Alberto J. Roemmers.

Además de realizar estas tareas de investigación, el equipo también apuesta a la vinculación con el medio socio-productivo. Puntualmente ofrece a distintos centros asistenciales del ámbito público y privado el diagnóstico parasitológico de leishmaniasis humana y veterinaria, mediante el servicio tecnológico de alto nivel (STAN CONICET N°4249).

La importancia de la cooperación en I+D

Cargnelutti se refirió a estos resultados como “un hito" en el marco de las colaboraciones internacionales que lleva adelante la UNCUYO.

Hizo tal afirmación principalmente por conocer en profundidad el tema, ya que dirige la Red Argentino-Brasilera para la Investigación y Desarrollo de Vacunas contra la Leishmaniasis. Este espacio binacional fue avalado en el convenio específico de I+D que firmaron la UNCUYO y la UFMG (Res. N° 0136/2019 CS).

En los últimos cinco años, y en el marco de esta Red, un total de nueve docentes investigadores de la UFMG visitaron la UNCUYO para presentar los resultados de estudios y analizar casos de éxito que posibilitaron la transferencia tecnológica en el área de vacunas, en la región del Mercosur.

“El trabajo publicado en Frontiers in Immunology, junto con los Simposios Argentino-Brasilero Investigación y Desarrollo de Vacunas desarrollados en la UNCUYO, consolidan el vínculo científico entre ambas casas de estudio”, valoró el investigador.

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