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Bailando por un doctorado

01 de diciembre de 2008, 17:16.

Los científicos interpretan su tesis a través de la danza. “La manipulación de moléculas”, con música del Gotan Project, hizo furor en internet.

La física Markita Landry es mitad boliviana y mitad canadiense. Y además es fanática del tango. Tal vez por eso eligió el ritmo del 2x4 a la hora de inscribirse en “Baile su doctorado” (Dance your Ph.D.), un extravagante concurso organizado desde el año pasado por la revista Science en el que los científicos participantes –graduados, estudiantes de posdoctorado, profesores– deben conseguir algo hasta ahora considerado imposible: interpretar con movimientos y en clave rítmica sus investigaciones.

La genial idea salió del cerebro del Gonzo Scientist (el científico estrafalario), álter ego del periodista John Bohannon (www.johnbohannon.org), colaborador de la revista estadounidense y conocido por ahondar en las intersecciones entre ciencia, cultura y arte con su particular estilo provocador y desacartonado. “¿Sos de los científicos que zapatea mientras trabaja en el laboratorio? Seguro te hacés como que estás chequeando información en tu computadora cuando en realidad estás buscando videos ochentosos en YouTube –alentaba–. El cuerpo humano es un medio excelente para comunicar la ciencia; quizá no tan rico en datos como un paper, pero más excitante.”

Landry, investigadora de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, fue una de los 36 científicos que aceptaron la apuesta. Eligió a un compañero (el rumano Florin Bora), un tema musical (“Una música brutal”, de Gotan Project), un vestido (un conjunto rosado), un par de zapatos dorados y salió a la pista para, coreografía tanguera mediante, interpretar una técnica de manipulación de moléculas, aplicada al estudio de la unión entre una proteína y el ADN. Su tesis –que terminará en 2011– lleva el intrincado nombre de “Single Molecule Measurements of Protelomerase TelK-DNA Complexes” (Mediciones a nivel de una sola molécula en complejos protelomerasa TelK-ADN) y en su baile de cuatro minutos de duración intenta demostrar visualmente el mecanismo en cuestión: cómo una proteína llamada TelK dobla y se enlaza con el ADN, de la misma manera que sus piernas se mezclan con las de su compañero.

Su Physics Tango no ganó el premio mayor –un galardón simbólico más que monetario–, pero hizo furor en internet y se llevó el reconocimiento popular (people choice). El videosubido a YouTube fue visto más de 37 mil veces.

“La imagen del científico es la de alguien que pasa día tras día en el laboratorio, que tiene mínimas interacciones sociales, y sobre todo que no baila –dice–. Es una magnífica oportunidad para que los científicos mostremos nuestro lado creativo y artístico, y para demostrar al mundo que es posible contribuir al campo científico sin abandonar nuestra vida social. Estas actividades ayudan a hacer que la información científica sea más accesible a un público general y también ayudan a unificar a los científicos.”

El jurado del concurso tiene más currículum que Gerardo Sofovich, Moria Casán, Jorge Lafauci y Carmen Barbieri juntos: está compuesto por los tres ganadores del año pasado (uno de ellos Brian Stewart, un arqueólogo inglés que simuló, vestido con un taparrabos, la caza prehistórica de un antílope), tres científicos de la Universidad de Harvard y tres coreógrafos de la compañía de danza Pilobolus, conocida por representar escenas mediante sombras. Sin sentenciados ni polémicas televisivas, se inclinaron, en la categoría “graduados”, por la australiana Sue Lynn Lau (Garvan Institute of Medical Research), que se vistió de Hada de Azúcar de El cascanueces y bailó junto a tres compañeros su tesis “El papel de la vitamina D en la función de las células beta” en clave de ballet, con “Walking on Sunshine”, de Katrina & The Waves, de fondo.

La neurocientífica alemana Miriam Sach, de la Universidad de California, en cambio, prefirió hacerlo todo sola. Eligió una pieza del compositor turco Fazil Say y transformó en extraños movimientos corporales sus investigaciones sobre las regiones del cerebro encargadas de procesar los verbos regulares e irregulares: en el video se la ve cuando salta casi epilépticamente de un lugar a otro, mueve la cabeza, hace una vuelta carnero y limpia el piso con su cuerpo. Por tanto histrionismo y destreza (que ni en sueños le quita el trabajo a Paloma Herrera) ganó en la categoría “Post docs”.

Sin embargo, el baile más pintoresco y elaborado fue el del ganador entre los profesores, el bioquímico estadounidense Vince LiCata (Louisiana State University). Aprovechando su posición, reclutó a sus becarios para recrear sus tesis de 1990 sobre el comportamiento de la hemoglobina cuando capta el oxígeno que se encarga de distribuir a los tejidos. Los cuatro intérpretes se pusieron remeras rojas y con pelotitas blancas que representaban los oxígenos le dieron forma a “Un baile molecular en la sangre”.

En definitiva, una propuesta para sacar a las ciencias de los laboratorios y llevarlas, en caso de reproducirlas en el ámbito local, al Colón.

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