Por Daniel Alejandro Calivares
Agencia Taller - Departamento de Cultura
“Espíritu setentista vuelve hoy, gente que no puede decir: ¡Hey, hey, no te metas!
En Neuquén resiste Zanón. Lucha obrera, movilización. Los bastones acechan, también voy yo” (Setentistas - Attaque 77)
Corría el año 2000, mucha gente discutía sobre si había llegado el siglo XXI o empezaba el año siguiente. Pero en la fábrica de cerámica Zanón, en la provincia de Neuquén, se discutían otras cosas. El 15 de julio de ese año fallecía Daniel Ferrás, de 22 años, luego de una descompensación, mal atendida por la negligencia de la empresa que no contaba con las medidas de seguridad necesarias. Muy cerca en el tiempo, la empresa había denunciado dificultades operativas y comerciales.
Eduardo Farías, actual trabajador de Zanón, cuenta que la lucha empezó porque "la empresa, con el dueño de la fábrica, empieza un vaciamiento, con el argumento de que no cumplía las expectativas, lo que ganaba era muy poco para él, pero igual tenía muchísima ganancia. El puntapié inicial fue la muerte de un compañero, Daniel Ferrás, que con toda esta presión que había: que iba a haber despidos, que iba a haber cierre de la fábrica; entró a la fábrica con problemas cardíacos, no había oxígeno, no había ambulancia, entonces falleció y eso fue lo que empezó a motorizar a los compañeros. Primero, con una huelga de nueve días pidiendo condiciones de seguridad, una ambulancia, oxígeno... eso se ganó".
Sin embargo el conflicto continuaría en el 2001, "comenzó una huelga de 34 días donde ahí era más por el tema sueldos, la empresa no quería pagar nada diciendo que estaba en crisis. La patronal ante esta situación vio que era mucho quilombo contra los trabajadores, se fue de la planta diciendo, ‘bueno, éstos se cagan de hambre unos meses y vuelvo a la planta’”.
La realidad no se dio de esa manera, los telegramas de despido llegaron en octubre pero los trabajadores, junto con el MTD y otros movimientos de desocupados, los quemaron en la Casa de Gobierno de Neuquén y unos meses después el conflicto tomaría otras formas: "los compañeros de Zanón ya venían manejándose con las asambleas y allí comienza la toma de la fábrica efectiva, entrando dentro de la planta y diciendo ‘Vamos a seguir juntando monedita por monedita si nosotros sabemos trabajar, sabemos cómo funciona la planta’. Se metieron, rompieron el precinto de seguridad del tema del gas, prendieron los hornos y a producir, eso fue en marzo del 2002. Nosotros, durante todos esos meses estuvimos haciéndoles el aguante ante las órdenes de desalojo, y en agosto se crean los primeros puestos de trabajo para los movimientos de desocupados" explica Farías a Agencia Taller.
La primera producción constó de 20 mil metros cuadrados, que salieron al mercado con el apoyo del pueblo mapuche que había ofrecido sus canteras de arcilla para la producción de los cerámicos.
Farías afirma: "en este momento somos 440 compañeros de 248 que eran, casi se duplicó la cantidad de compañeros. En un momento donde se despedía o se cerraban fábricas, la gestión obrera contra la corriente creaba puestos de trabajo. Acá está el modelo de vida que queremos nosotros, porque los trabajadores junto con los desocupados, unidos, pueden hacerlo". Los números acompañan estas afirmaciones, ya que a partir del 2004 la producción mejoró hasta llegar a los 300 mil metros cuadrados por mes.
Sin embargo las presiones no cesan, según Farías: "Con lo que nos están presionando, y de una manera infernal, es con los proveedores, por ejemplo. Entonces, que las empresas de cerámico se junten, que tienen un estorbo que se llama Cerámica Zanón bajo control obrero, porque nosotros en el mercado interno nacional somos la tercera fuerza. Estamos compitiendo en el mercado, los patrones se juntaron y dijeron ‘no, muchachos no le vendan más a estos zarpados’. Eso es un apriete. Y otro ejemplo, es de parte del Estado con el gas, nos venden el gas a un precio, el doble, y también la luz". Agrega: "Primero con órdenes de desalojo, después con aprietes a nuestras familias, a la esposa de un compañero de la fábrica le cortaron la cara, la golpearon, le amenazaron a los hijos. Generaban miedo dentro de la planta, pero adentro estaba tan fuerte la unidad que nosotros nos hicimos cargo y le hicimos frente a todos esos problemas y hasta ahora vamos bien".
No solamente los trabajadores de Zanón llevan cuatro años en lucha, la comunidad se colocó de su lado y lo demostró el 8 de abril de 2003, cuando más de 3000 personas defendieron la gestión obrera e impidieron el ingreso de síndicos a la planta. Hugo Planes, también obrero de Zanón, asegura que el apoyo de la gente “sirvió un montón, lo que se hizo fue ganarse a la comunidad, marchar, ir a los barrios, pegar un panfleto, explicar el por qué estábamos ahí, por qué Zanón salía por televisión. Sí, se los quería echar, decía la tele, estaban en problemas. Pero la gente no sabía bien todo lo que pasaba. Se hizo todo un laburo con la comunidad, entonces le repercutió mucho al gobierno, eso lo apuró mucho, lo apretó mal y producto de eso los artistas han ido a hacer recitales, por ejemplo, Attaque 77, León Gieco, Las manos de Filippi han ido a la fábrica y la concurrencia de la gente cuando se hace un evento en la fábrica es 100% y eso repercute mucho".
Hace falta, según explica Planes a Agencia Taller, "una decisión política, que el gobierno se haga cargo, que la expropie, la estatice bajo control obrero. Para nosotros sería un orgullo muy grande. Y poder ayudar a la comunidad, así como nosotros ganamos el apoyo de la comunidad".
"Nosotros nos haremos cargo de la fábrica, la controlaremos nosotros y el Estado que nos compre la materia prima, que nos compre los materiales para hacer escuelas, hospitales, jardines de infantes, todo lo que nosotros estamos haciendo hoy en pequeña escala" explica Farías, y cuenta que el año pasado construyeron un centro de salud para un barrio ubicado a unos kilómetros de la capital de Neuquén.
Sin embargo el conflicto continúa "Sobisch, el gobernador de la provincia, está ahora en campaña, le dio muy poca bola al conflicto, igual que Kirchner. O sea, tanto el gobierno provincial como nacional no le dan mucha bola al conflicto" afirma Planes y concluye recalcando "Para nosotros es una decisión política, la decisión la tienen ellos, no nosotros".