La Universidad Nacional de Cuyo impulsa la sostenibilidad y la innovación a través del Desafío BioLab, una iniciativa que lidera el Área de Innovación y Desarrollo de la Facultad de Artes y Diseño (FAD) junto con la empresa Derivados Vínicos SA. Y que acompañan las facultades de Ciencias Agrarias (FCA), Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) y el Programa BIO del Área de Vinculación del Rectorado de la Universidad.
El Desafío BioLab busca fomentar la innovación y el desarrollo de nuevos materiales, promover prácticas sostenibles y una mayor conciencia ambiental. En esta ocasión el objetivo es explorar y desarrollar biomateriales con el uso de residuos orgánicos e inorgánicos de los procesos productivos de Dervinsa, como residuos de uva y semillas.
El proceso se divide en dos etapas. La primera se realizó en junio y se destinó a la exploración de biomateriales. La segunda, prevista para octubre, prevé el diseño de productos.
Exploración de biomateriales
La primera etapa del Desafío consistió en el desarrollo de biomateriales a partir de la biomasa disponible en la región, con la creación de tres tipos de recetas: bioplástico, biocuero y bioplástico rígido. Mariana Gordillo y Mónica Manciana son las docentes de la cátedra de Biomateriales de la carrera de Diseño que coorganizaron el Desafío y guiaron a los equipos en el proceso.
Se conformaron nueve equipos que trabajaron con fórmulas abiertas en las que incluyeron aditivos como glicerina, alginato y goma xántica, utilizando materias primas aportadas por Dervinsa, como orujo, orujillo, borra y escobajo proveniente de la vitivinicultura, borra con carbón, ceniza, enmienda (mezcla de materiales orgánicos, chips de madera, yeso, lex y alperujo en base a aceituna). Todos los materiales fueron fundamentales para adaptar las recetas y generar productos innovadores con aplicaciones en el diseño sostenible.
Dos de los grupos utilizaron como materia orgánica Lex. El integrado por estudiantes de la carrera de Diseño Industrial y Artes Visuales de la FAD eligió, como mejor resultado, el bioplástico de gelatina en base a Lex a partir de haber obtenido un secado uniforme y obtención de una elasticidad óptima. Estos biomateriales, con una materia prima de origen biológico, son sostenibles porque reutilizan recursos naturales y evitan la generación de lixiviados en los sitios de disposición final. Son también biodegradables que se descomponen naturalmente sin causar daño al medio ambiente.
Otro, liderado por un estudiante de la Licenciatura en Ciencias Básicas con Orientación en Biología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, eligió como mejores resultados un Bioplástico de gelatina y Bioplástico sólido, ambos en base al uso de Lex.
Como desafíos de mejora para ambos biomateriales, el estudiante de FCEYN planteó, para el primero de los biomateriales, variar los sitios de secado a algún lugar con mayor humedad y temperatura templada. Y para el segundo biomaterial propuso realizar variaciones con la materia orgánica, tamaño y formas.
Un tercero, conformado por estudiantes de la Carrera de Diseño de la FAD y de la Carrera de Ingeniería de Recursos Naturales de la FCA destacó en el desarrollo de la segunda receta de bioplástico de gelatina en base a ceniza y orujillo, logrando la consistencia buscada. Este bioplástico presenta dos texturas interesantes en ambas superficies: una cara quedó brillante y la otra opaca debido a la decantación de la ceniza durante el secado, además de ofrecer una alta flexibilidad.
El integrado por estudiantes de la carrera de diseño industrial de la FAD y de la carrera de ingeniería en recursos naturales de la FCA encontró éxito con la receta de bio plástico sólido. Experimentaron con goma xántica, orujo y chips de madera, y lograron un resultado durable, al que se le puede dar forma en el momento de su fabricación, con la utilización de moldes
Otros dos de los equipos desarrollaron bioplásticos de gelatina a partir de borra y cenizas. Ambos conformados por estudiantes de las carreras de Diseño Gráfico y Diseño Industrial de la FAD obtuvieron, con la receta utilizada, un material semirrígido poco flexible con un aspecto gris mate. Los dos grupos realizarán pruebas para mejorar la flexibilidad.
En tanto que el grupo compuesto por estudiantes de Diseño Escenográfico y Diseño Gráfico de la FAD escogió, como mejor resultado, un Bioplástico de Gelatina en base a yeso a partir de la flexibilidad alcanzada. Para la posterior etapa se experimentará más a partir de su secado, su consistencia, su color.
Finalmente, uno de los grupos conformado por diseñadores industriales de la FAD desarrolló su material de glicerina, ceniza y gelatina, obtuvieron un resultado interesante con texturas rugosas y características de la ceniza.
Para octubre, los grupos de estudiantes que participaron durante la primera etapa, más estudiantes de las facultades participantes, se reunirán para avanzar en la segunda etapa. En esta nueva instancia diseñarán productos utilizando los biomateriales experimentados, atendiendo a resultados de análisis físicos-químicos y análisis de ciclo de vida de los productos propuestos. Los distintos tipos de productos que se diseñarán tendrán en cuenta las propiedades inherentes de los materiales, tales como la rigidez, flexibilidad, permeabilidad, etc.
El Desafío Biolab busca contribuir en el desarrollo de materiales biodegradables que puedan ser reproducidos a gran escala y satisfacer demandas de los mercados y que puedan ser económicamente competitivos con el resto de los materiales que existen en el mercado.
Lo que sigue
Para octubre está prevista la segunda etapa que se centrará en el diseño de productos con los biomateriales desarrollados. Esta fase incluirá talleres presenciales y consultas virtuales, que les permitirán a los participantes clarificar sus ideas y convertir sus materiales en productos prácticos y sostenibles.
Esta iniciativa refleja el compromiso de la Facultad de Artes y Diseño con la sostenibilidad y el diseño responsable y la voluntad de inspirar a las nuevas generaciones a explorar soluciones creativas y respetuosas con el medio ambiente.
Es fundamental generar y sostener estas propuestas para la formación profesional de las y los estudiantes, que además de desarrollar sus habilidades técnicas, les permite adquirir una visión crítica y comprometida con el entorno.
Sin duda, las futuras aplicaciones de los biomateriales desarrollados a través de este desafío evidenciarán que la colaboración interdisciplinaria puede conducir a un futuro más sostenible y responsable.