Era mi primer festival de cine. En los 33 años de ver películas en todos los formatos posibles nunca había asistido a esas maratones cinéfilas llamadas festivales. Iba dispuesto a dejar la vida tras una pantalla y atorarme de celuloide, fuera de la calidad que fuera. Y así sucedió.
El menú fue bastante completo para un festival primerizo. Se ofrecieron 23 películas y varios cortometrajes en cuatro salas distintas, dos eventos ?extraordinarios? y un homenaje a la una eminencia del cine nacional como es la Coca Sarli. Todo en tres días. Bah, en tres tardes y tres noches.
Quizás por inexperiencia en este tipo de eventos o por falta de confianza en un público no acostumbrado a la vida cinéfila se perdieron muchas horas de posibles disfrutes en la sala oscura. Las proyecciones comenzaban entre las 18 y las 19 y terminaban después de medianoche. La mañana y las primeras horas de la tarde no se programaron y fueron desaprovechadas. El panorama para el espectador voraz se complicó aún más cuando me di cuenta que la gran cantidad de filmes que quería ver -entre los que se encontraban tres estrenos absolutos en las pantallas argentinas- se superponían salvajemente en las cuatro salas del festival. Así estuve medio día paladeando lo que sería una media jornada de intensivo cine y el otro medio corriendo de pantalla en pantalla (y no siempre era tan cerca una sala de otra).
Así y todo el menú fue bastante completo. Incluyó, además de un glamoroso desfile de vestidos usados por las grandes divas del cine nacional (diseñados por el inefable y excéntrico Horace Lannes), cinco platos de distinto sabor: una correcta y atemperada reconstrucción del accidente de LAPA (?Whisky, Romeo, Zulú?); una excelente road movie criolla (otro gran lienzo de Trapero-?Familia rodante?); una insulsa y eterna comedia romántica con Diego Peretti sosteniendo todo sobre sus hombros (?No sos vos, soy yo?); un sensiblero alegato sobre un tema tan querido por el cine tradicional argentino como es la recuperación de los afectos (?Conversaciones con mamá?-¡si no fuera por China Zorrilla!) y un tan desesperante como estimulante filme de género de un debutante en las salas oscuras (?Buena vida delivery?).
Entre las opciones más sabrosas de la carta que tuve que dejar fuera de la comida estuvo esa joyita de la salteña Lucrecia Martel llamada ?La niña santa?, la inconseguible ?Los guantes mágicos? del personalísimo y padrino del llamado ?nuevo cine argentino? Martín Rejtman y el auspicioso debut en la pantalla del simulador Damián Szifrón (?En el fondo del mar?).
Si uno de los interrogantes iniciales, sobre todo teniendo en cuenta que esto es un ?ensayo? para el festival mayor previsto para el mes de setiembre de este año, era la respuesta de la gente ante tamaña organización, los organizadores -la Municipalidad de San Rafael, el INCAA y la fundación Consensos- pueden dormir tranquilos. El público concurrió masivamente a las proyecciones de todos los filmes exhibidos, tanto que se debieron agregar nuevas funciones de algunos filmes (?La mina? de Victor Laplace y ?No sos vos, soy yo? de Juan Taratuto). Ayudó a esta concurrencia masiva a las salas el bajo precio de las entradas ($ 2 y $ 1,5 para estudiantes y jubilados) y la presencia de invitados a casi todas las proyecciones: en los tres estrenos que presentó el festival -la mencionada ?Whisky, Romeo, Zulú?; ?Adiós querida luna? y ?Whisky?- estuvieron sus directores conversando con el público al finalizar la proyección y en casi todas las demás funciones estuvo presente algún integrante del elenco realizando la misma tarea. Figuras populares como Diego Peretti, Isabel Sarli, Ulises Dumont, Victor Laplace literalmente llenaron las salas.
Mi debut festivalero fue bastante auspicioso. Independientemente de algunas fallas organizativas propias de la inexperiencia ?superponer los eventos especiales con filmes importantes o simplemente amontonar las películas a la misma hora mientras tres cuartas partes del día quedaban vacías de actividades-la organización fue correcta y se vivió un clima de satisfacción general.
El cine -desde el más nuevo e innovador hasta el más tradicional y conservador- fue el protagonista indiscutido. Si se corrigen algunos detalles y se amplia un poco la propuesta podemos estar ante un festival con chapa de primera división.
Allí estaré para verlo.
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27 de noviembre de 2024