\"Es todo muy raro\", dijo a Clarín una fuente judicial. Las vacilaciones de los investigadores radican en la falta de certezas sobre si les quisieron robar o si mediaron otras razones. Lo que resulta extraño es que el hombre tenía en un bolsillo siete pesos que no habían sido tocados. También se especula con la posibilidad de que el doble crimen se haya cometido en un lugar diferente al campo en el que fueron hallados los cadáveres.
Una hipótesis le atribuye al caso motivaciones místicas, porque los cuerpos habrían aparecido uno arriba del otro, formando una cruz. Y el hombre habría tenido en una de sus manos una cabeza de ajo envuelta con hojas de coca. Aunque no hay confirmación oficial de esta versión.
Las víctimas, Elena Petrocina Vargas (37) y Pedro Zotomayor (42), eran oriundos de San Juan. El domingo pasado al mediodía salieron a caminar con sus dos perros por un zona cercana a las primeras estribaciones precordilleranas, cerca del exclusivo barrio privado \"Dalvian\" y un predio perteneciente a la Universidad Nacional de Cuyo.
Alrededor de las 12 del lunes los encontraron muertos, uno encima del otro, con sus cabezas ensangrentadas. Los mataron a golpes, posiblemente con palos o piedras. Pero Zotomayor tenía también un orificio de bala en la nunca, como si hubiese sido ejecutado después de la paliza.
Uno de los perros fue encontrado muerto poco después. El otro se quedó junto a los cuerpos.
En el lugar no se hallaron vainas de proyectiles. Las víctimas vestían alpargatas y ropa informal, de escaso valor.
Jorge Marianetti, en cuya casa Elena trabajaba como doméstica, dijo: \"Eran excelentes, se cuidaban uno al otro, nunca conocí a otra pareja que se quisiera tanto\".
El matrimonio tenía una hija universitaria de 19 años y un hijo de 16, que estudia en una escuela técnica. Alquilaban un departamento en un barrio de clase media, cercano al sitio donde hallaron los cuerpos.
Habían llegado de San Juan hace nueve años. Zotomayor era maquinista e ingresó en Repsol-YPF, pero el año pasado se quedó sin trabajo y comenzó a realizar tareas esporádicas, hasta que encontró empleo estable en una caleta minera.