Diego Salomón, de la Cámara de Librerías, Papelerías y Afines, indicó que “nos ha aumentado la venta, sacando la inflación, en un 35% en el libro en general. Está muy deprimida la venta de libros si lo comparamos con vecinos como Chile, en donde se leen tres o cuatro libros por persona por año, y acá no llegamos a uno, y si nos comparamos con países del primer mundo, donde todos están por arriba de diez libros por persona, estamos muy lejos”.
Si hablamos del desinterés por la lectura, los que encabezan la lista son los jóvenes. Aseguran que muchos de ellos llegan a convertirse en profesionales sin haber leído un solo libro.
“En la universidad es donde más vergüenza da, que los alumnos estudien de fotocopias o de resúmenes. Inclusive el hábito de lectura en el perfeccionamiento que tiene que tener un profesional hoy, si no está instalado, ese profesional a los dos años no puede seguir el ritmo de los avances que hay”, agregó Salomón.
“Lo que viene a hacer la alta adolescencia es donde se produce un quiebre y un desinterés total por el tema”.
Para dimensionar lo negativo de esto, basta saber que en buena medida los conocimientos que adquirimos llegan a través de la lectura. Desde la escuela primaria hasta la educación postgraduada, se necesita una variada gama de textos para aprender, y la importancia del hecho no sólo radica en el contenido, sino en la cantidad, el estilo y hasta los propósitos de cada lectura.
En Mendoza, aquellos que sí gustan de los placeres que le ofrece un libro, han dado forma a una lista de preferencias. Por estos días los títulos más vendidos son Código Da Vinci y Angeles y Demonios, de Dan Brown, Los mitos 1 y 2 de Felipe Pigna y Argentinos 1 y 2 de Jorge Lanata.
Mientras que para los más chicos se posicionan bien la colección Billiken y las reediciones de María Elena Walsh,mientras que Harry Potter aparece pero no con el auge de otros tiempos.
Los adultos invierten entre 30 y 50 pesos en un libro, mientras que para niños las ofertas van de 5 a 20 pesos. Esto siempre y cuando no se entromezca el negocio negro.
“Ha habido una operación que hizo hace unos meses Gendarmería en calle San Juan, donde se secuestraron libros, pero al otro día volvieron a aparecer. Dada la legislación argentina, los únicos que pueden hacer una defensa de su propiedad intelectual son los autores, eso hace que cualquier denuncia que uno pueda hacer, no pueda prosperar”, completó Salomón.