Para los científicos, el fenómeno es general y comprende una franja de los oasis del pedemonte desde Neuquén a San Juan, pasando por Mendoza y no dudan en hablar de problemas por falta de agua en el futuro.
Ya los ríos de Mendoza y San Juan muestran un caudal descendente. En la cumbre del cambio climático se informó que en la cuenca del río Mendoza, los glaciares sufren un retroceso progresivo, y se dio un ejemplo, el glaciar Upsala perdió en tres años 33 metros de espesor de hielo y entre 1970 y 2004 cedió anualmente un kilómetro de hielo de superficie.
Leiva advirtió que sin el efecto amortiguador de los glaciares sobre los ríos, las sequías van a ser más extremas, y el caudal más variable aumentará las avalanchas y fuegos en el monte, así como la erosión y el peligro de aluviones.