Desde 2017, con la aprobación de la ley 27.350 “Investigación Médica y Científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados”, Argentina permite el uso medicinal, terapéutico y paliativo de la planta de cannabis. La normativa no solo reglamentó la producción y el consumo, sino que abrió el camino para investigaciones académicas y sociales sobre el tema. La UNCUYO no está ajena a este interés y desde hace unos meses, la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria, articula con productores del sur mendocino para evaluar diferentes métodos extractivos, identificar los componentes de los aceites y analizar mejoras.
Lo hacen por medio de dos proyectos de extensión del programa Mauricio López -en su 14° convocatoria- un programa de la Universidad que busca unir los conocimientos académicos con la realidad social. El primero se aboca al estudio de los métodos extractivos que se utilizan para analizar cuál es la mejor forma para obtener los cannabinoides reproduciendo las técnicas practicadas en forma “artesanal” por los productores de la zona.
Por otro lado, la segunda propuesta apunta a hacer un relevamiento de los aceites que están actualmente circulando. La idea es poder dar una respuesta a los usuarios y a los propios productores sobre si realmente los productos reúnen las características químicas que son necesarias y a su vez si presentan otros compuestos que pueden alterar el producto y comprometer la salud.
Emanuel Sánchez Varreti y Gustavo Vega son docentes de la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria y coordinan ambos proyectos. En las iniciativas además participan estudiantes, egresados, el docente Claudio Narambuena, que también es investigador del CONICET, productores locales independientes e integrantes de la Asociación de "Cannabicultores por la Salud". En referencia a la importancia de la articulación con la comunidad, Varretti señaló: “Es muy interesante ver cómo se invierte la situación. La sociedad ya lo usa y tiene experiencia y los profesionales somos los que podemos aprender”, expresó y demostró el diálogo de saberes que implica el proyecto.
Incluso si bien en Argentina el estudio científico recién está comenzando, existe a nivel mundial una importante biblioteca sobre las propiedades y formas de producción del aceite de cannabis, bibliografía que en muchos casos ya está en manos de productores locales y que con esta experiencia la Universidad puede conseguir.
Entre los aportes concretos de la Facultad, los productores pueden contar con los profesionales, que si bien no trabajan con este tipo de cultivo, ponen a disposición las experiencias con otras plantaciones, el equipamiento tecnológico para el estudio de las plantas y los conocimientos para analizar el mejor método de cultivo, cosecha y elaboración de aceite. “La fuente de información para nosotros son ellos y, a su vez ellos, se nutren de nuestro saber académico y de lo que conocemos por nuestra experiencia en otras plantas”, sintetizó Varreti para marcar el aporte mutuo que genera la experiencia.
Pero además del aprendizaje específico sobre la producción del cannabis, estos proyectos de extensión permiten a los estudiantes interactuar con la comunidad y aplicar lo aprendido durante su formación. Esta situación es más valiosa en las carreras técnicas, donde los futuros profesionales pasan muchas horas vinculados a fórmulas, computadoras y datos duros. “Cuando trabajamos en comunidad hay otras dinámicas, hay que respetar, aprender a dialogar y escuchar y ese es un aporte grandísimo”, expresó Varreti y añadió: “El día de mañana se van a relacionar con personas el 90% del tiempo. Es primordial la vinculación con pares y por eso estas experiencias representan un aprendizaje tan valioso".
Primeros resultados: un aceite, mil formas de extraerlo
Uno de los primeros datos relevantes que encontraron los investigadores es la variedad de metodologías que se utilizan para la extracción del aceite.
Para poder tener más datos de este proceso, una de las primeras actividades fue una encuesta -que continúa abierta- a productores de cannabis con fines terapéuticos. Las primeras 14 respuestas revelaron que todos usan métodos diferentes, marcando la diversidad de prácticas. Esta situación muestra el folklore sobre el cultivo que se fue generando durante años de clandestinidad y que no siempre responde a una lógica.
Es ahí donde el proyecto de la Universidad toma un rol protagónico para poder estudiar las formas de trabajo y analizar las técnicas que sean más propicias, seguras y que contribuyan a la elaboración de un producto de salud.
Sobre los proyectos Mauricio López
Es un programa del Área de Innovación Social de la Secretaría de Extensión y Vinculación que desde 2008 financia y acompaña proyectos que promuevan el compromiso social universitario, trabajando en la construcción conjunta de alternativas de solución de diversas problemáticas sociales, económicas, políticas, culturales y educativas.
Llevan este nombre en conmemoración a la figura y la obra del profesor Mauricio Amílcar López, quien conjugó, por medio de sus acciones, el compromiso social y la calidad académica.