El Jardín Maternal Caritas Dulces de la Universidad Nacional de Cuyo nació como un espacio de contención, afecto y educación para los niños de las familias universitarias que necesitaban un lugar de cuidado para sus hijos durante su jornada laboral. Así el 2 de septiembre de 1974 se creó el jardín dependiente de la Secretaría de Bienestar Universitario.
Su directora, Teresa Kaul, fue la encargada de llevar adelante el espacio atendiendo las necesidades de los pequeños que allí asistían. De esta manera se acondicionó un anexo de la Facultad de Ciencias Médicas, lugar en el que el jardín funcionó durante 44 años, casi la totalidad de su existencia.
El sueño de la casa propia
Con el correr del tiempo y los cambios en la mirada educativa sobre el niño y sus derechos comenzó a forjarse el sueño de tener un espacio propio, pensado y acondicionado para la edad y las necesidades de los pequeños de 45 días a 3 años de vida. Fue un camino largo en el que autoridades, personal del jardín y la comunidad educativa trabajaron en conjunto para que ocurriera.
En 2018, bajo la dirección de la profesora Patricia Maslup, la comunidad de Caritas Dulces experimentó la alegría y orgullo de contar con un espacio propio. El edificio se ubica entre el Comedor y las Residencias Universitarias, cuenta con una zona de servicios (cocina, depósitos, sanitarios generales y oficinas administrativas) y otra educativa (salitas por edades, con sanitarios y kitchenettes, patio cubierto para actividades físicas y área para comedores). Está equipado con mesas y sillas, ambientes acondicionados con sistemas de calefacción y refrigeración y en el exterior tiene un patio de juegos.
Más de 3.000 pequeños han pasado por el Jardín y algunos siguen formando parte de la comunidad, ahora en el rol de padres.
Protagonistas
"Mi experiencia como directora comenzó en julio de 2018", cuenta Erica Camaño, actual titular del Jardín. Ella resalta el privilegio de trabajar con una comunidad familiar siempre dispuesta a participar de las actividades que el Jardín les propone. Además de contar con un equipo comprometido y enfocado hacia el bienestar y derechos de los niños de los que son responsables.
"Año a año trabajamos para poder responder a las demandas de la comunidad en la que estamos insertos y ofrecer propuestas innovadoras que lleven a las familias a seguir eligiéndonos por la calidad del servicio que brindamos. Por eso es para nosotras como institución un orgullo estar hoy celebrando los 50 años del Jardín", destaca Camaño.
Carlos Garro tiene 47 años y su vida está marcada por la UNCUYO. A los 45 días empezó a ir al jardín maternal, época en que se podía asistir hasta los 4 años. En aquel tiempo su madre, Mirta Ferrando, se desempeñaba en el cargo de secretaria del jardín, motivo por el que Carlos asistía a días de nacido. Entre sus recuerdos atesora la figura de Nelly, la cocinera, y el cariño y dedicación de sus maestras.
"El jardín es parte importante de mi vida", resalta Carlos.
Su historia no termina ahí. Su vida escolar, si bien estuvo fuera de la UNCUYO, continuó por la senda de la Universidad ya que acompañaba a su mamá en el Jardín donde aprovechaba para estudiar. "En la primaria seguí viviendo el jardín, seguía sus pasillos, disfrutando su vida y de personas maravillosas", recuerda.
Por aquel entonces, Mirta entraba a las 7 de la mañana y recibía a los niños. Como personal administrativo hacía doble turno. "Recuerdo que cuando llegábamos al Jardín me llevaba a la cuna con la mamadera, unas cunas altas que había y se ponía a aprender las estufas y las luces. Mi mamá fue una mujer súper apasionada de su trabajo".
"Ella me transmitió ese sentido de pertenencia, ese amor por la institución", admite Garro.
Como adolescente, Carlos continuó reforzando su vínculo con la Universidad ya que también disfrutó de la colonia de verano en el Club de la UNCUYO, ámbito en el que actualmente trabaja.
Luego experimentó el Jardín en el rol de padre ya que sus hijas asistieron a Caritas Dulces.
"Estuve como alumno, como acompañante y después como padre. Siempre he visto el mismo ambiente y la misma calidad de la personas. Casi toda una vida adentro del jardín", repasa Carlos.
Caritas Dulces
- Tiene un edificio moderno con las adaptaciones adecuadas para las edades que reciben (45 días -3 años) y material necesario para la tarea pedagógica.
- Cuenta con un equipo de trabajo de 21 personas, entre personal docente, no docente y personal de servicios.
- Se organiza en dos turnos: mañana de 8 a 14 y tarde de 13 a 19.
- Actualmente ofrece el servicio a 80 familias.
- Brinda desayuno, almuerzo, media tarde y meriendas reforzadas a los niños.
Vacantes para el Jardín
Desde el 2016 la Secretaría de Bienestar Universitario buscó dar mayor transparencia al mecanismo de ingreso al Jardín por lo cual se implementó el ingreso a través de sorteo. A fin de año abre la inscripción al sorteo de las vacantes disponibles.
Además la Universidad ofrece inscripciones a becas de jardines maternales para estudiante e ingresantes que necesiten un lugar de cuidado para sus hijos mientras estudian.