"Un espacio para seguir activos" es el espíritu que se vive puertas adentro del Centro de Jubilados y Pensionados de la UNCUYO (Cejupen). Este año, y como es tradición, renueva su apuesta de acompañar a las personas mayores con una amplia oferta de talleres.
Irma Conforti, presidenta del Cejupen, explicó que todas las propuestas están pensadas para adultos, sean o no jubilados de la UNCUYO. Incluso, aclaró que pueden participar personas de otras edades que estén interesadas en las propuestas.
“El Centro de Jubilados fue fundado por un grupo de gente universitaria, pero nosotros estamos abiertos a cualquier persona que quiera asistir a nuestros talleres”, explicó Conforti.
La referente del Cejupen contó que, más allá de las formaciones, en las actividades se genera una contención muy importante para quienes están en esa etapa de la vida. “En el Centro, nos encontramos con nuestros pares, con gente igual a nosotros que a veces llegan solas o deprimidas y encuentran un espacio de contención” expresó la presidenta.
Desde Cejupen explicaron que es muy significativo sumar nuevos socios para poder seguir creciendo y ofreciendo actividades. Se pueden afiliar todas las personas que se jubilan en la UNCUYO y estén adheridos al Instituto de Jubilaciones y Pensiones del Personal de la UNCUYO (ICUNC).
Las propuestas
Los talleres son:
Todas las propuestas están adaptadas a las personas mayores. El centro se encarga de entrevistar a los profesores y hacer el vinculo con los participantes, el costo de cada taller es accesible y se destina a las profesionales que realizan las actividades. Los afiliados al Cejupen tienen un descuento en las cuotas mensuales.
Los interesados en acceder a participar pueden consultar más información al 474 1859 o al 2617 050717. También se pueden acercar personalmente al Cejupen (Callejón Lemos 538). Los horarios de atención son de 9 a 13 y de 16 a 20.
Un poco de historia
El Cejupen nació el 27 de agosto de 1975 —instituido como Día del Jubilado Universitario— por iniciativa de un grupo de jubilados que se propuso nuclear a la clase “pasiva” (personal docente y de apoyo académico), entendiendo que la etapa de la jubilación conlleva generalmente la pérdida del sentido de pertenencia, el aislamiento, la pasividad y hasta la automarginación.
Luego de años dedicados al jubilado que quiere permanecer activo, y con una agenda continúa de actividades, el Centro logró una trayectoria que lo coloca como un referente cultural mendocino. Hoy reciben además a las personas mayores no socios que quieren asistir a su sede —Callejón Lemos 538, Ciudad— para vivir saludablemente sin interrumpir la continuidad del sí mismo, con identidad prospectiva.