Desde principios de 2020, la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) de la UNCUYO viene desarrollando dos proyectos de reforestación en distintas zonas de Mendoza, que cumplen un papel fundamental en la valoración del espacio natural, generando conciencia y cuidado del medioambiente.
El primero se trabaja en las quebradas de alta montaña en la subcuenca del Río Blanco. La disminución de nevadas y el crecimiento de las lluvias ha provocado que los márgenes del río se agranden, generando una pérdida de especies nativas. Lo que se busca con este proyecto es controlar la rosa mosqueta como planta nativa exótica y avanzar en la reforestación con especies nativas, para evitar la erosión hídrica y obtener una mejor calidad del agua.
El segundo se sitúa en los campos del secano mendocino. En los últimos años se han incrementado los incendios forestales en el sur provincial, poniendo en juego la biodiversidad y el patrimonio ambiental. El proyecto de reforestación de estas áreas perdidas se hace de dos maneras. Por un lado, replantando plantines de algarrobo -especie nativa característica de Mendoza- que se producen en el Vivero Forestal de la FCA. Y, por otro lado, con una reforestación pasiva, es decir, cuidando los rebrotes que se han generado.
Ambas iniciativas son llevadas adelante por el ingeniero agrónomo Lucas López, quien es profesor de la Cátedra de Dasonomía y responsable técnico de las mismas. También participan docentes de la Cátedra, estudiantes avanzados de Ingeniería Agronómica y de Recursos Naturales Renovables, junto con el equipo del Vivero Forestal, espacio donde se generan los plantines de algarrobo.
Son proyectos experimentales que tienen un protagonismo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, permitiendo, por ejemplo, que estudiantes avanzados puedan realizar proyectos de investigación o desarrollar sus tesis de grado.
Para principios de 2022, se estima que se finalizará con la reforestación de los espacios naturales, aunque luego se seguirán monitorizando los resultados.