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Clarín: Ahora, las mujeres dedican más años al estudio que los hombres

Entre los 25 y 34 años, alcanzan los 13,5 años de estudios, contra 13,2 de los varones. Esto marca un cambio con respecto a generaciones anteriores. Dicen que es porque se modificó el rol femenino.

02 de noviembre de 2005, 12:35.

Los varones que viven en la Capital tienen más años de estudio cursados que las mujeres, según datos del Gobierno porteño. Pero el mismo relevamiento indica que en el futuro, la situación podría ser la inversa: la tendencia entre los adultos jóvenes muestra que son ellas las que más años estudian.
Las cifras surgen de la Encuesta Anual de Hogares que realizó la Dirección de Estadísticas de la Ciudad. El total de varones (de 25 años en adelante) llega a estudiar hasta 12,4 años en promedio. Es decir que la media completa los siete años de la primaria, los cinco de la secundaria y comienza al menos el primer año de su formación terciaria o universitaria. En cambio, el promedio entre las mujeres indica que estudian 11,8 años, o sea que no terminan el secundario.
Pero los números marcan lo inverso cuando se analiza el segmento más joven (de 25 a 34 años) de la encuesta: que las mujeres ahora estudian más años que los varones (ver En detalle). De la misma manera, y más allá de los sexos, los indicadores muestran que los habitantes del Norte de la Capital estudian hasta 3,5 años más que los del Sur.
¿Por qué se da la diferencia entre los sexos? Desde la Dirección de Estadísticas arrimaron una explicación: en las últimas décadas se dio un cambio cultural y las mujeres ya no se quedan tanto en sus hogares para ser amas de casa, sino que estudian y se insertan más en el mercado laboral. Esto, agregan, es uno de los factores por los que también la población de Buenos Aires crece lentamente: al salir a estudiar y trabajar, las mujeres tardan más en formar una familia.
Esas no serían las únicas razones. Para José Eduardo Moreno, investigador del CONICET especializado en educación, "actualmente el hombre suele trabajar más horas que las mujeres, y por eso le resulta más difícil estudiar. Está más presionado a ser el sostén económico del hogar, sale a trabajar desde más joven, mientras que en muchas familias la mujer tiene una colaboración más indirecta con el salario, y puede tomarse más tiempo para el estudio. Además, los varones suelen tener una visión más polarizada del estudio: o lo hacen para progresar o ni se esfuerzan. Las mujeres no lo ven tan así".
Inés Dussel, coordinadora del área de Educación de FLACSO, agregó: "A las mujeres les va mejor que a los hombres en la secundaria. Esto se debería a que los varones tienen una secundaria más complicada, suelen verse trabados por problemas de conducta que en muchos casos los retrasan en sus estudios. En cambio, podría decirse que las mujeres son más aplicadas. Por otra parte, puede ser cierto que los hombres tengan que salir a trabajar antes que las mujeres, pero hoy el desempleo juvenil afecta a ambos sexos".
Otros números confirman la tendencia. Por ejemplo, los del último censo estudiantil de la Universidad de Buenos Aires, realizado en 2000, que marca que de sus 253.260 estudiantes, el 60,2% son mujeres. Solamente en las facultades de Ingeniería, Agronomía y Exactas estudian más chicos que chicas. En el resto ellas son mayoría, con casos extremos como Psicología, con un 84,5% de mujeres.
Esta diferencia supera a la de la población total censada en la Capital, donde el 54,5% de los residentes son mujeres y el 45,5% son hombres.
En lo que sí coinciden los especialistas es en las razones por las cuales los vecinos del Norte porteño completan más años de estudio que los del Sur. Básicamente, se debe a que en el Sur vive gente de menos recursos, que debe salir a trabajar precozmente y cuyas familias no siempre pueden hacer el esfuerzo económico para que sus hijos estudien. Además, y de la mano de este problema, señalan que en el Norte viven más profesionales que en el Sur, y que ellos les inculcan a sus hijos el valor del estudio como herramienta para el progreso. Un dato confirma otra de las indeseables consecuencias de este fenómeno desigual: según la Encuesta Anual de Hogares, la gente del Norte gana, en promedio, el doble que la del Sur.
 
"Siempre quise ser profesional"
"Mi sueño siempre fue ser médica", resume María Soledad Miguel, de 29 años y vecina de Barrio Norte. "Me vine de Carlos Casares a los 18 años a estudiar. Por suerte mis padres, que no son profesionales, me pudieron bancar. Pero la verdad es que nunca, ni de chica, me imaginé siendo ama de casa. No podría quedarme encerrada". El testimonio de esta joven pediatra se enmarca en una tendencia en parte conocida, pero que refleja que las mujeres jóvenes se vuelcan con decisión al mundo universitario, acaso más que los varones.
Así lo puede contar también Paula Zagalsky, licenciada en Historia. "Era imposible que no siguiera una carrera. Y lo hice por vocación, porque no creo que uno tenga que estudiar sólo para luego conseguir un trabajo". Otra "voz autorizada" es la de Lorena, abogada de 28 años y vecina de Almagro, quien contó: "Mi mamá es ama de casa. No es que me parezca mal, pero siempre preferí ser profesional. Tanto ella como mi papá me estimularon para que estudiara".
 
Los viejos modelos
Con más acceso a la educación, las mujeres porteñas no sólo pueden obtener mejores puestos laborales, sino en general, tener mayor protagonismo en la sociedad. Pero no todo es color de rosa. Las nuevas profesionales enfrentan la presión social extra de llevar adelante una familia, de ser "exitosas" en los dos aspectos. Y a veces incomodan: no todos los hombres aceptan que su pareja gane más que ellos. Será cuestión de adaptar los viejos modelos, para lograr una relación más igualitaria, en la que los dos sexos se complementen mejor.
Germán Cervetto gcervetto@clarin.com
 
Las diferencias con el resto
Más allá de las diferencias por sexo o zona, la Capital es el distrito con mayor nivel de escolarización del país. De hecho, su índice está en franco ascenso.
Si se comparan los censos INDEC de 1991 y 2001, se ve que la Ciudad mostró en el primero que el 47,8% de sus habitantes de más de 15 años tenía al menos el secundario completo. Pero en el relevamiento de 2001 el índice trepó al 58,9%.
La distancia de Capital con el GBA, por ejemplo, es cada vez más grande. Si bien ambos aumentaron su nivel, la Ciudad lo subió en 11,1 puntos pero el GBA lo hizo en 8,4 (de 22,5% a 30,9%). La brecha, entonces, se amplió.
A su vez, la Ciudad es el único distrito que se encuentra por arriba del promedio nacional, que es de 33,2%. Por ejemplo, según el Censo 2001, en Catamarca sólo el 31,4% de los mayores de 15 había terminado el secundario. En Chubut, el 29,9%; en Formosa el 23,9%; y en Chaco el 22,1%.
Pablo Novillo. pnovillo@clarin.com

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