La consigna de los estudiantes secundarios fue el alerta. Al "Atención se viene el estudiantazo" que anunció la jornada de protesta de hoy —con tomas de colegios incluida— se le sumaron el paro docente universitario de tres días y la huelga y movilización de maestros nacionales anunciada para mañana. Con la comunidad educativa movilizada, el presidente Néstor Kirchner llamó ayer al diálogo y coincidió con el reclamo central del sector: una ley de financiamiento educativo que le dé una inyección de dinero al sistema de enseñanza público.

Sucede que, aunque desde el Gobierno nacional no ven una conexión entre los tres frentes de conflictos abiertos en el área de educación, la situación preocupaba y mucho. Fue el mismo Kirchner quien aclaró que en el Poder Ejecutivo "creemos en la Ley de Financiamiento Educativo, somos los primeros que lo hemos dicho desde el poder político en los últimos años y décadas en la Argentina".

En los despachos de la Casa Rosada ayer la posición con respecto a la convocatoria de CTERA al paro del mañana se sintetizaba en una frase: "estamos dolidos". Mientras recordaban que fue durante la administración Kirchner que se aumentó el presupuesto educativo de 2.300 millones de pesos anuales a 5.100. Además en marzo pasado, el gobierno nacional fijó como sueldo mínimo para el docente que recién ingresa en la carrera 700 pesos y fue este Gobierno también el que puso al día los pagos del incentivo docente adeudado por los anteriores gobiernos.

Para el Presidente la resolución del conflicto "se debe hacer conversando, hablando y discutiendo con las puertas abiertas para definir hasta dónde el Estado puede avanzar para financiar la educación".

Las declaraciones de Kirchner se dieron cuando en el horizonte faltaba 48 horas para que la CTERA realizara un paro docente a nivel nacional —en reclamo de una ley de financiamiento educativo que eleve al 6% el Producto Bruto Interno (PBI) el presupuesto del sector— y cuando hacia pocas horas los docentes universitarios —de las dos CONADU— habían paralizado parcialmente las aulas de las facultades de todo el país. Según los gremios el acatamiento de la medida —que se extiende hasta mañana también— era del 80% mientras que desde el Ministerio de Educación calificaban al paro como parcial.

Los dichos de Kirchner sonaron en la misma mañana en que, en la Ciudad de Buenos Aires, se vivió la toma del Colegio Mariano Acosta por parte de sus alumnos. La imagen del edificio del Once ayudó a avivar el fantasma que —desde el sábado— sobrevolaba en los secundarios. Ese día, en una asamblea —en la que también había dirigentes de la Federación Universitaria de Buenos Aires—, se planteó una jornada de protesta de hoy (Ver "Los secundarios...").

En este escenario habló el ministro de Educación, Daniel Filmus. También recalcó la prioridad que la ley de financiamiento tiene para el gobierno nacional.

A la tarde, cuando se anunciaban la posible toma de colegios, el jefe de Gobierno de la Ciudad, Aníbal Ibarra habló. "Quiero promover la racionalidad", dijo frente a Clarín. Así describió la política educativa porteña: el 100% de la demanda de becas otorgadas, una inversión de 60 millones en infraestructura y el destino del 28% del presupuesto de la Ciudad al área de Educación.

"Además, la Ley Federal de Educación —un reclamo de los alumnos secundarios— no rige en la Ciudad",dijo.

Ibarra remarcó la contradicción que se vivía en Buenos Aires que frente "a buenos resultados en política educativa" vivía reclamos con medidas extremas y demandas que excedían a su gobierno.

Aunque el Jefe de Gobierno no arriesgó un análisis político, desde el Gobierno nacional sí lo hicieron. Al analizar la toma de universidades y colegios admitieron que la inserción del oficialismo en los cuadros estudiantiles es casi nula. Y que, además, como las agrupaciones que incentivan estas medidas responden a partidos que no aceptan el diálogo con el oficialismo —como el Partido Obrero (PO) y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST)—, veían detrás de este movimiento una movida estrictamente política que dificultaba las soluciones.

Qué piden

CTERA: los maestros paran el viernes en todo el país. Exigen una Ley de Financiamiento Educativo que eleve al 6 % del PBI la inversión en el sector, una nueva Ley de Educación, la derogación de la Ley Federal de Educación y de la Ley de Educación Superior.

CONADU: Los profesores universitarios reclaman la incorporación al básico de las sumas que perciben "en negro" que representa casi el 40 por ciento de los sueldos y la recomposición salarial de

$ 800 para el cargo testigo. Además el 85 por ciento móvil para los jubilados.

FUBA: Exigen la triplicación del presupuesto universitario, recomposición salarial para los docentes universitarios, la derogación de la Ley de Educación Superior, nombramiento y sueldo para todos los docentes ad-honorem, el fin de las restricciones al ingreso universitario y la democratización de los órganos de gobierno de la Universidad.

Doble preocupación, Daniel dos Santos, ddossantos@clarin.com

Desconcierto. El gobierno que subió proclamando su lucha contra la impunidad vio hace días que dos fallos —más allá de la justeza jurídica que puedan avalarlos o no— mellaban su discurso. Sorpresa. La CTERA, un gremio combativo que nunca recibió más de ningún otro gobierno, va al paro, el primero a nivel nacional desde que Kirchner es presidente, y sale a la calle. Final abierto. Los estudiantes corren al gobierno por izquierda. Y el conflicto de unos pasa a ser solidaridad para los demás. Y la FUBA, dominada por simpatías hacia partidos que no figuran a nivel nacional, macera la protesta de los secundarios. Toman colegios, cortan calles. Y las elecciones cada vez más cerca. La preocupación, entonces, parece doble.