La Argentina seduce cada vez a más extranjeros que quieren cursar carreras de grado en el país: este año creció un 30 por ciento la cantidad de inscripciones en universidades públicas y privadas con respecto al 2005.
La devaluación del peso, la estabilidad del prestigio educativo, el idioma, la seguridad y un amplio atractivo cultural y de entretenimiento son las claves de este crecimiento que viene en alza desde hace cuatro años.
Según la Cancillería, este año ingresaron a universidades públicas del país 657 estudiantes, casi el doble con respecto a 2004. Y por primera vez los estudiantes chilenos —son 193, el 29,38% del total— superaron a los de Ecuador (118), Paraguay (104), Brasil (50) y Colombia (28), entre otros.
"Se debe a que la Argentina tiene calidad educativa y, a diferencia de Chile, la universidad pública es gratuita", aclara Victoria De Erice, rectora de la Universidad Nacional de Cuyo.
Y a diferencia de la década del 90, el aumento se da principalmente en estudiantes latinoamericanos, que representan al 90% del total. Esta tendencia también se refleja en las privadas. La Universidad de Palermo (UP) tiene hoy a 1.874 extranjeros, que conforman el 17% del total de alumnos de la universidad. La mayoría de los estudiantes están representados por jóvenes de Ecuador, Colombia, Perú y México.
"Fuimos pioneros y apostamos a la televisión por cable en canales que se ven en toda Latinoamérica como Fox —en la serie de los Simpson—, pero ahora nuestra mejor propaganda es el boca a boca de los alumnos", dice Matías Popovsky, director del Departamento de Relaciones Internacionales de la universidad. En el 2003, en la UP había sólo 264 estudiantes extranjeros.
Pero más allá de la gran inversión publicitaria, en los últimos cuatro años las universidades del exterior se muestran más interesadas en estrechar lazos con sus pares argentinas. Y es por eso que las privadas tratan de sacarle jugo a la llegada de estudiantes.
"Antes teníamos que presentarnos nosotros y 'convencerlos' de que la Argentina era una alternativa interesante. Ahora se invirtió todo. Nosotros ya tenemos convenios con instituciones de Finlandia, Suecia, Polonia, Rusia... Y esperamos para mitad de año a dos estudiantes de Letonia", comenta Federico Sciola, director de Admisiones de la Austral.
Y hasta brindan servicios personalizados a los extranjeros. "Nosotros recibimos estudiantes, les ofrecemos una visita por las instalaciones, los derivamos a cada área para que se inscriban en las materias y les damos una lista de residencias", explica Mariano Caucino, del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES).
Las carreras preferidas de los estudiantes que vienen a cursar en universidades públicas son Medicina e Ingeniería. Mientras que los que estudian en las privadas eligen Publicidad, Marketing o Ciencias Económicas.
La Universidad Argentina de la Empresa (UADE) tiene una gran cantidad de extranjeros cursando Licenciatura en Administración de Empresas, Comercio Internacional y Comercialización.
Los números de la Universidad del Salvador también crecen año a año: durante el primer cuatrimestre de este año se encuentran estudiando 493 alumnos de otros países. Y se duplicó el número de extranjeros de intercambio.
La adaptación es fundamental para que estos estudiantes tengan éxito en sus carreras, aseguran los expertos. Pero la mayoría de los extranjeros consultados por Clarín coinciden en que esa adaptación se da gracias a que se reúnen con otros extranjeros o argentinos del interior del país, no con los porteños. Dicen que los porteños tienen ya su "vida armada, su grupo de amigos y llevan un ritmo de vida muy acelerado".
Tamara, una ecuatoriana de 22 años que cursa el tercer año de Diseño Industrial en la UP eligió la Argentina por la calidad de las universidades y se adaptó tan bien que ahora piensa en quedarse a vivir. Pero a veces extraña su país, dice. Es por eso que los domingos va a comer al "Rincón ecuatoriano", en San Telmo, con su grupo de amigos, todos ellos de Ecuador.
Gonzalo Engel gengel@clarin.com
Calidad
Alberto Amato aamato@clarin.com
Los estudiantes universitarios extranjeros eligen aprender en nuestro país por el alto nivel de sus docentes y de sus instituciones, públicas y privadas. Es una gran noticia. Remonta a la Argentina que pudo ser un gran país y que educó a casi toda América latina hasta los años 40, incluso a través de su industria editorial y de sus periodistas. El escritor Tomás Eloy Martínez sostiene que la Argentina fue creada por los libros, no por la espada. La teoría es tan fascinante como la experiencia de escuchar a su autor. Tal vez este afluir de estudiantes extranjeros hable de un risorgimento argentino, basado en los cimientos de la educación. La educación es democracia, decía Sarmiento, señor que algo conocía del asunto.
EDUCACION: TESTIMONIO I
El corazón en Tarragona
A 14.000 kilómetros de Europa, en un departamento de Belgrano, Laia Carulla, Alba Comenge y Pilar Huertas se recuperan del estrés que les provoca Buenos Aires: "La gente vive acelerada, viaja como ganado y por la calle te llevan por delante", comentan.
Son tres españolas —vinieron cuatro, pero Marta Rius regresó por cuestiones de salud— que llegaron a mitad del año pasado para estudiar por un intercambio en una universidad privada del país.
En Tarragona estudian juntas en la facultad pública Rovira i Urgil. Y las ganas de conocer Latinoamérica eran tan fuertes que, después de descartar la opción de México, desembarcaron en el país por un año.
Y si bien los dos primeros meses les parecieron duros, hoy están viviendo una experiencia única, aseguran. "En España nos habían dicho que los argentinos eran muy abiertos. Y es verdad, todos te reciben de manera muy atenta; sólo que como los estudiantes de acá ya tienen sus vidas armadas, es muy difícil que te acepten en un grupo", comenta Laia.
"A nosotras nos sirvió para afianzar nuestra amistad, porque estamos siempre juntas y el viaje nos abrió la cabeza. Sólo que, de llegar a volver al país, trataríamos de contactarnos con otros extranjeros que estén en la misma situación que nosotras", asegura Alba.
Y es que ellas, que están estudiando en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) las carreras de Periodismo —Laia— y Publicidad —Alba y Pilar—, no tuvieron casi contacto con otros estudiantes extranjeros. Pero tampoco querían relacionarse con otros españoles, porque "la idea era no venir como turistas", explican.
En dos meses regresan a España con una enseñanza que no está en los libros, sino en la experiencia. Y enamoradas de una ciudad que las hizo crecer y las convirtió en adictas a las medialunas.
EDUCACION: OPINION
Los nuevos interrogantes
Si bien la migración de estudiantes entre países no es un fenómeno nuevo, en nuestro país es posible asociarlo a cambios recientes en la percepción, imagen y proyección a futuro.
No se puede sino reflexionar sobre el contexto en el que inscriben esas decisiones. Existen factores asociados: sabemos que no se trata sólo de razones monetarias prometedoras, sino también de cuestiones referidas al prestigio y a la calidad de las instituciones argentinas. A pesar de que no existen estudios sistemáticos, se sabe que las opciones son variadas, desde las carreras tradicionales como Medicina o Ingeniería hasta aquellas menos clásicas.
El fenómeno es interesante y a pesar de que su impacto cuantitativo sea muy leve, abre nuevos interrogantes. El primero refiere a la adaptación cultural de esos estudiantes a aulas universitarias que son diferentes a las de sus países, en un marco institucional con otras modalidades de acceso y con estilos pedagógicos propios.
El otro —tal vez el más interesante— interroga sobre el impacto que produce en estudiantes y profesores argentinos recibir y procesar en su cotidianeidad educativa, culturas, visiones del mundo y modos de pensar y actuar que seguramente tensan las tradiciones propias de la actividad académica.
De persistir esta tendencia, habrá nuevos interrogantes sobre los cuales indagar este tipo de fenómenos que prometen ser enriquecedores.
* Por Marta Kisilevsky, Directora Nacional de Información y Evaluación de Calidad Educativa. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología.
EDUCACION: TESTIMONIO II
De Colombia a Recoleta
"Cómo no te vas a adaptar a Buenos Aires si siempre hay algo para hacer", asegura Sugey Caraballo. Esta joven de 21 años nació en Colombia, y hasta hace un año vivía en Venezuela con su madre. Ella es una más de los tantos extranjeros que decidieron estudiar una carrera de grado en el país.
"Vine a cursar Medicina en la UBA, aunque no me había terminado de convencer la carrera. Y después de tantos paros me cambié a una privada", dice.
Hoy estudia Relaciones Internacionales en la Universidad de Palermo (UP). "Me encanta porque la mayoría de mis compañeros son extranjeros o argentinos del interior del país", comenta.
Sugey parece no tener problemas para adaptarse a la Argentina; hasta adoptó algunas costumbres, como así también le dijo "no" al mate. Le pareció muy amargo.
Sin embargo, se puso a la moda. "Los colombianos visten muy bien: pantalones apretados, camisas bien planchadas y zapatos lustrados. Y cuando llegué a la universidad todos llevaban ropa ancha y el cabello despeinado. Ahora yo también visto igual", dice, mientras muestra orgullosa sus jeans gastados, aunque nuevos.
Y después de haber vivido en Bogotá, Buenos Aires le parece a Sugey la ciudad más segura del mundo. "Acá te tomas un colectivo a las cuatro de la mañana y no pasa nada", reconoce.
Más allá de que la ciudad le presenta un amplio menú de atracciones, el estar de vez en cuando entre los suyos, compartir la misma música y beber la marca de aguardiente que se toma en su país la hace sentirse "como en casa".
Es por eso que los primeros lunes de cada mes, todos los colombianos que estudian en la ciudad se juntan en el pub Rubia y Negra, en Recoleta.
Esta fue una iniciativa de José Olivella Angulo, quien llegó a la Argentina hace 14 años, también por estudio, y terminó por quedarse. "El desarraigo es lo que más sufre un estudiante, pero estar junto a otros que están en la misma situación ayuda a extrañar menos", dice.
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27 de noviembre de 2024