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Clarín: Debate: UBA: la vieja pelea reaparece

Las elecciones en la Universidad de Buenos Aires —que están en curso— reflejan procesos por demás interesantes de analizar y comprender en profundidad.

El primero, de más resonancia en los medios, tiene que ver con la ciudadanía universitaria y la pertinencia de los modos y maneras de manifestarse.
 
La segunda, a la que nos referiremos, es tan antigua como la Universidad misma.
 
Hacia fines del siglo XVIII Kant argumentó sobre el Conflicto de las Facultades, aludiendo a la facultades y disciplinas dominantes y dominadas, por entonces, la teología entre las primeras.
 
Los filósofos posteriores y los más recientes cientistas sociales como Pierre Bourdieu, retomaron la cuestión de la disputa por la hegemonía universitaria, interpretándola como un mecanismo de reproducción social.
 
En la tradición reformista argentina, la disputa ciencia versus profesionalismo fecundó los mejores debates sobre nuestra Universidad.
 
Con la normalización que trajo la democracia en 1983 y contra todo lo esperable, esta controversia se difuminó en el pasado. Pero lo interesante, así como importante, es que hoy vuelve a emerger.
 
Es evidente que la tensión entre Universidades profesionalistas, en las que predominan las dedicaciones simples vinculadas también a importantes corporaciones profesionales, versus facultades de orientación más ligadas a la producción y creación de conocimiento no puede tener una solución dicotómica y excluyente.
 
No cabe duda que si bien la disputa enriquece la vida universitaria y la arroja hacia el futuro, es la producción de conocimiento la que le otorga fundamento y sentido, así como también legitima la autonomía, que se funda en la libertad de producir conocimiento y cultura.
 
Desde Estrada pasando por Magnasco y los reformistas posteriores, habían hecho de éste un tema crucial.
 
Hoy el viejo conflicto entre facultades vuelve a emerger de manera promisoria como el gran tema de debate.
 
Todo lo anterior nos permite pensar que, junto a la reflexión sobre la articulación entre el campo político partidario y la autonomía de la misma, existe una ruptura discursiva iluminadora de nuevas prácticas.
Por Pedro Krotsch INVESTIGADOR EN EDUCACION SUPERIOR, INSTITUTO GINO GERMANI (UBA).

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