Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

Clarín: Del editor al lector: El fantasma de la acefalía

Por Ricardo Kirschbaum | EDITOR GENERAL DE CLARIN rkirschbaum@clarin.com  

Guillermo Jaim Etcheverry, todavía rector de la Universidad Nacional de Buenos Aires, pronunció ayer una palabra clave: acefalía. Lo hizo, es claro, para negar que la UBA pudiera quedar sin conducción cuando cese su gestión al frente del rectorado. Pero su sola mención atrajo fantasmas.
 
Por cuarta vez, se frustró la elección del reemplazante de Jaim Etcheverry. La oposición de una fracción estudiantil, una minoría que tiene el mandato caducado en la FUBA, a la candidatura que logró los votos necesarios para ser electa, está provocando una situación institucional cada vez más complicada. La elección democrática en la Universidad es un hecho que no puede ser rebatido y los resultados de esa elección deben ser aceptados sin medir, como ahora, su conveniencia funcional. El sistema no es una cuestión instrumental para obtener —o no— ciertos fines. Es más, si existe la necesidad de modificar el estatuto imperante en las universidades, adaptándolo a los tiempos que hoy viven las casas de altos estudios, hay que abandonar el obstruccionismo provocador, permitiendo el libre juego de la democracia.
 
Los hechos consumados, como los que imponen estos sectores, son funcionales a los matones que sólo creen en la contundencia de las cadenas, como hemos visto el martes.
 
El Gobierno ha intentado pasar desapercibido en este entuerto. No ha manifestado su posición oficialmente pero, se sabe, que no comulga con el candidato mayoritario. Esto no quiere decir que se haya desentendido de la situación cada vez más complicada de la universidad más grande del país.
 
En este contexto, si el obstruccionismo sigue trabando la elección, es que la acefalía de la que habló ayer el todavía rector se transforma en amenaza. Es una de las causas de intervención, un paso grave que se espera que el Gobierno no esté dispuesto a dar.

Contenido relacionado